La Ciudad de las Artes ha costado cuatro veces lo que se presupuest¨®
Los sobrecostes del complejo arquitect¨®nico ascienden a 625 millones
La Ciudad de las Artes y las Ciencias, el complejo arquitect¨®nico dise?ado por Santiago Calatrava que ha cambiado la imagen de Valencia, acumula un sobrecoste de 625 millones de euros. M¨¢s de cuatro veces lo presupuestado inicialmente. En total, el Gobierno valenciano que preside Francisco Camps se ha gastado en este monumental complejo un total de 1.282 millones de euros.
Todo este dispendio ha servido para levantar los siguientes elementos: un cine Imax, un museo de las ciencias, una ¨®pera, un puente sobre el viejo cauce del r¨ªo Turia, un oceanogr¨¢fico y un gran edificio multiusos (L'?gora). Todos los elementos -excepto L'Oceanogr¨¤fic que dise?¨® el fallecido F¨¦lix Candela- han sido proyectados por Calatrava y est¨¢n en funcionamiento. Solo L'?gora tiene pendiente de terminar los remates del edificio.
Los socialistas valencianos han reclamado con insistencia a Camps que explique c¨®mo un complejo que iba a costar 308 millones de euros ya se acerca a los 1.300. Solo el edificio de la ¨®pera -conocido como el Palau de les Arts-, que ha tenido un coste de 382,5 millones de euros, ya supera la cifra inicial prevista para el macroproyecto. Hasta la fecha los socialistas no han podido acceder a los expedientes relacionados con la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Camps justifica el gasto porque el impacto econ¨®mico del complejo supera los 2.000 millones y ha sido visitado por 40 millones de turistas.
Las cifras conocidas producen mareo. El puente de l'Assut de l'Or sobre el viejo cauce del r¨ªo se termin¨® en 2008 y cost¨® 59,9 millones de euros seg¨²n los informes de la Sindicatura de Comptes.
L'?gora, un edificio que ha acogido desde competiciones deportivas como el Open 500 de tenis hasta espect¨¢culos infantiles, tiene pendientes las obras de remate. Estas obras, consistentes fundamentalmente en la instalaci¨®n de unas lamas en la cubierta, est¨¢ previsto que se culminen a lo largo de este a?o.
El Consell previ¨® inicialmente que el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias se cerrase con la construcci¨®n de tres imponentes rascacielos retorcidos, m¨¢s otro cuarto tumbado. Un masterplan que dise?¨® tambi¨¦n al arquitecto Santiago Calatrava y por el cual el Consell pag¨® 2,5 millones de euros. El sue?o de Camps era que estas torres fuesen construidas por la iniciativa privada. El jefe del Consell lleg¨® a especular con la idea de que los rascacielos se bautizasen como Valencia, Alicante y Castell¨®n y que alg¨²n d¨ªa hubiese un apeadero del AVE a sus pies.
Un lustro despu¨¦s, este sue?o se ha desvanecido. El Consell ha decidido sacar a subasta la parcela de la Ciudad de las Ciencias destinada a uso terciario y residencial e incluir con los terrenos el proyecto comprado a Santiago Calatrava por si el futuro comprador tiene inter¨¦s en llevarlo a cabo.
La Ciudad de las Artes y las Ciencias tiene su g¨¦nesis en una iniciativa de 1986 del Consell de Joan Lerma. Los socialistas dise?aron entonces el cine Imax, el museo y una espectacular torre de telecomunicaciones. El PP tach¨® el proyecto de fara¨®nico hasta ganar las elecciones en 1995 y modificar y ampliar el complejo hasta llegar a lo que conocemos hoy.
La confidencialidad como rutina
La f¨®rmula se prob¨® con ¨¦xito en Canal 9 R¨¤dio Televisi¨® Valenciana y se extendi¨® como la p¨®lvora por todos los grandes eventos y proyectos fara¨®nicos del Consell. La oposici¨®n socialista nunca ha podido conocer el coste de los derechos televisivos comprados por Canal 9 a los equipos de f¨²tbol valencianos porque RTVV es una empresa p¨²blica que se rige por derecho privado.
Seg¨²n el Consell, al tratarse de empresas p¨²blicas que se rigen por el derecho privado no es posible romper la cl¨¢usula de confidencialidad pactada con terceros. El argumento puesto en pr¨¢ctica hace m¨¢s de una d¨¦cada sirvi¨® para negar la informaci¨®n a la oposici¨®n y a los periodistas y, a partir de ah¨ª, se ha repetido con insistencia hasta hoy. Tan lejos como la semana pasada la consejera de Cultura, Trinidad Mir¨®, se neg¨® a facilitar al grupo parlamentario de Comprom¨ªs el coste que ha sufragado la Generalitat en el Open 500 de Tenis de Valencia. El argumento, el de siempre: "Ese dato tiene un car¨¢cter confidencial".
Es la misma confidencialidad esgrimida en la ¨²ltima d¨¦cada para no explicar cu¨¢nto dinero de las arcas p¨²blicas ha gastado el Consell en la Volvo Ocean Race, la prestigiosa regata que parte desde Alicante; la celebraci¨®n de la carrera de f¨®rmula 1 en Valencia; la visita del Papa en 2006; la contrataci¨®n de arquitectos de renombre mundial o los derechos de retransmisi¨®n de espect¨¢culos deportivos.
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