Moraleja nuclear de Jap¨®n
Muchas centrales nucleares est¨¢n situadas en las costas, porque necesitan una gran cantidad de agua. Sin embargo, los desastres naturales y el cambio clim¨¢tico hacen que resulten a¨²n m¨¢s vulnerables
Los problemas de la central nuclear de Fukushima -y de otros reactores- en el noroeste de Jap¨®n han asestado un duro golpe a la industria nuclear mundial, poderoso cartel de menos de una docena de importantes empresas de propiedad u orientaci¨®n estatal que han estado pregonando un renacimiento de la energ¨ªa nuclear.
Pero ya se conocen perfectamente los riesgos que corren los reactores costeros, como el de Fukushima, a consecuencia de desastres naturales. De hecho, resultaron evidentes hace seis a?os, cuando el maremoto habido en el oc¨¦ano ?ndico en diciembre de 2004 inund¨® el segundo complejo nuclear en importancia de India, con lo que qued¨® desconectada la central el¨¦ctrica de Madr¨¢s.
En la ola de calor de 2003, Francia redujo o detuvo las operaciones en 17 reactores nucleares
Dos quintas partes de la poblaci¨®n mundial viven a menos de 100 kil¨®metros de la costa
Muchas centrales nucleares est¨¢n situadas a lo largo de las costas, porque en ellas se utiliza una gran cantidad de agua. Sin embargo, desastres naturales como las tormentas, los huracanes y los maremotos est¨¢n resultando m¨¢s frecuentes a causa del cambio clim¨¢tico, que tambi¨¦n causar¨¢ una elevaci¨®n del nivel de los oc¨¦anos, con lo que los reactores costeros resultar¨¢n a¨²n m¨¢s vulnerables.
Por ejemplo, muchas centrales nucleares situadas a lo largo de la costa brit¨¢nica est¨¢n a tan solo unos metros por encima del nivel del mar. En 1992, el hurac¨¢n Andrew caus¨® importantes da?os en la central nuclear de Turkey Point, en la bah¨ªa de Biscayne (Florida), pero no as¨ª, por fortuna, a ninguno de los sistemas decisivos para su funcionamiento.
Todos los generadores de energ¨ªa, incluidas las centrales alimentadas con carb¨®n o gas, requieren grandes cantidades de recursos h¨ªdricos, pero la energ¨ªa nuclear m¨¢s a¨²n. Los reactores de agua ligera, como los de Fukushima, que utilizan el agua como refrigerante primordial, son los que producen la mayor parte de la energ¨ªa nuclear. Las enormes cantidades de agua local que dichos reactores consumen para sus operaciones pasan a ser corrientes de agua caliente, que se bombean a los r¨ªos, los lagos y los oc¨¦anos.
Como los reactores situados en zonas del interior ejercen una grave presi¨®n sobre los recursos de agua dulce, incluidos da?os mayores a la vida vegetal y a los peces, los pa¨ªses que tienen litoral y padecen escasez de agua procuran buscar emplazamientos costeros adecuados, pero, ya tengan o no litoral, la energ¨ªa nuclear es vulnerable a los probables efectos del cambio clim¨¢tico.
A medida que el calentamiento planetario provoque un aumento de las temperaturas medias y del nivel de los oc¨¦anos, los reactores situados en el interior contribuir¨¢n cada vez m¨¢s a la escasez de agua y resultar¨¢n afectados por ella. Durante la ola de calor sin precedentes de 2003 en Francia, hubo que reducir o detener las operaciones en 17 reactores nucleares comerciales a causa del r¨¢pido aumento de las temperaturas de los r¨ªos y los lagos. En julio de 2006, hubo que desconectar el reactor de Santa Mar¨ªa de Garo?a (Espa?a) durante una semana, despu¨¦s de que se registraran altas temperaturas en el r¨ªo Ebro.
As¨ª, pues, las propias condiciones que en 2003 y 2006 impidieron a la industria nuclear suministrar toda la energ¨ªa necesaria en Europa fueron, parad¨®jicamente, las que crearon una demanda m¨¢xima de electricidad a causa de un aumento de la utilizaci¨®n del aire acondicionado.
De hecho, durante la ola de calor de 2003, ?lectricit¨¦ de France, que tiene 58 reactores en funcionamiento -la mayor¨ªa de ellos en r¨ªos ecol¨®gicamente delicados, como el Loira- se vio obligada a comprar electricidad a los pa¨ªses vecinos en el mercado europeo al contado. EDF, empresa de propiedad estatal que normalmente exporta electricidad, acab¨® pag¨¢ndola a un precio 10 veces mayor, con un coste financiero de 300 millones de euros.
Asimismo, aunque la ola de calor europea de 2006 fue menos intensa, los problemas de agua y calor obligaron a Espa?a, Alemania y Francia a desconectar algunas centrales nucleares y reducir las operaciones de otras. En 2006 las empresas propietarias de centrales nucleares de Europa occidental consiguieron tambi¨¦n exenciones para incumplir la reglamentaci¨®n que les habr¨ªa impedido descargar agua recalentada en los ecosistemas naturales, lo que afect¨® a la pesca.
Francia gusta de exhibir su industria de energ¨ªa nuclear, que suministra el 78% de la electricidad del pa¨ªs, pero la intensidad del consumo de agua de dicha industria es tal, que EDF retira todos los a?os 19.000 millones de metros c¨²bicos de agua de los r¨ªos y lagos, es decir, la mitad, aproximadamente, del consumo total de agua dulce de Francia. La escasez de agua dulce es una amenaza internacional cada vez mayor y la inmensa mayor¨ªa de los pa¨ªses no est¨¢n en condiciones de aprobar el emplazamiento en el interior de semejantes sistemas energ¨¦ticos que hacen un consumo tan elevado de agua.
Las centrales nucleares situadas junto al mar no afrontan problemas similares en situaciones de calor, porque el agua de los oc¨¦anos no se calienta ni mucho menos con la misma rapidez que la de los r¨ªos o los lagos y, al contar con el agua del mar, no provocan escasez de agua dulce, pero, como han demostrado los reactores del Jap¨®n, las centrales nucleares costeras afrontan peligros m¨¢s graves.
Cuando el n¨²cleo del reactor de Madr¨¢s result¨® afectado por el maremoto del oc¨¦ano ?ndico, se pudo mantenerlo a salvo desconectado, porque se hab¨ªa tenido la previsi¨®n de instalar los sistemas el¨¦ctricos en un terreno m¨¢s alto que la propia central y, a diferencia de lo ocurrido en Fukushima, que recibi¨® un impacto directo, la central de Madr¨¢s estaba alejada del epicentro del terremoto que desencaden¨® el maremoto.
El dilema fundamental de la energ¨ªa nuclear en un mundo cada vez m¨¢s afectado por la escasez de agua es el de que necesita enormes cantidades de agua y, sin embargo, es vulnerable ante el agua y, decenios despu¨¦s de que Lewis L. Strauss, el presidente del Organismo de Energ¨ªa At¨®mica de Estados Unidos, afirmara que la energ¨ªa nuclear llegar¨ªa a ser "demasiado barata para medirla con contador", la industria nuclear sigue subsistiendo en todas partes gracias a mun¨ªficas subvenciones estatales.
Aunque el atractivo de la energ¨ªa nuclear ha disminuido considerablemente en Occidente, ha aumentado entre los llamados "reci¨¦n llegados nucleares", con el acompa?amiento de nuevas amenazas, incluida la preocupaci¨®n por la proliferaci¨®n de armas nucleares. Adem¨¢s, cuando casi dos quintas partes de la poblaci¨®n mundial viven a menos de 100 kil¨®metros de una costa, ya no resulta f¨¢cil encontrar emplazamientos costeros adecuados para iniciar o ampliar un programa de energ¨ªa nuclear.
Es probable que lo sucedido en Fukushima afecte irremisiblemente a la energ¨ªa nuclear de forma similar al accidente en la central de Three Mile Island en Pensilvania en 1979, por no hablar de la fusi¨®n, mucho m¨¢s grave, del reactor de Chern¨®bil en 1986. Sin embargo, a juzgar por lo sucedido despu¨¦s de aquellos accidentes, los defensores de la energ¨ªa nuclear acabar¨¢n volviendo a la carga.
Brahma Chellaney, profesor de Estudios Estrat¨¦gicos en el Centro de Investigaciones Pol¨ªticas de Nueva Delhi, es autor, entre otros libros, de Asian juggernaut: The rise of China, India and Japon (El coloso asi¨¢tico. El ascenso de China, India y Jap¨®n), publicado por Harpers Paperbacks en 2010, y Water: Asia's new battlefield (El agua, nuevo campo de batalla de Asia), publicado por la Georgetown University Press en 2011. ? Project Syndicate, 2011. Traducido del ingl¨¦s por Carlos Manzano.
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