Las plagas emergentes
Sangre, ranas, mosquitos, animales salvajes, olores nauseabundos, sarpullidos, lluvias de fuego y hielo, langostas, negrura c¨®smica, muerte de los primog¨¦nitos y otros detalles a?adidos a cada cosas de estas, eran las 10 plagas b¨ªblicas con que Yahv¨¦ castig¨® a los egipcios (en parte tambi¨¦n a los israel¨ªes), y que justifican sobradamente la expresi¨®n Dies irae (Dies ir?, dies illa/Solvet s?clum in favilla/Teste David cum Sibylla: Tal d¨ªa, el d¨ªa de la ira/ los tiempos ser¨¢n ceniza / como anunciaron David y la Sibila). Algo de esto se me hizo presente cuando aquello del Prestige, el petrolero que asol¨® las costas, da?¨® dura y duraderamente al mar y a sus habitantes, y se convirti¨® en la primera gran plaga moderna de Galicia, junto con la guerra civil y los bocios y hambrunas seculares. Pero no s¨®lo. Los procesos de urbanizaci¨®n nos trajeron las ciudades y las villas, la industria, el comercio y la enorme desigualdad social y, con todo ello, el paro, la nueva plaga de las culturas modernas urbanas.
Un territorio tan diverso como Galicia deber¨ªa tener nichos de empleo m¨¢s all¨¢ de lo obvio
Cosas como el Xacobeo o la Cidade da Cultura no son una plaga, pero pueden serlo si no funcionan como se espera y crean expectativas que, de no cumplirse, desmoralizan al personal y vuelven a recrear la idea de una plaga reincidente e inevitable sobre Galicia. La reciente visita del Papa ha sido una peque?a subplaga a?adida al Xacobeo, por si a¨²n cab¨ªa ganar algo de dinero por este lado vaticano. No lo parece. Tampoco la Cidade da Cultura, de momento, parece dar alg¨²n dinero para ir pagando las inversiones pasadas, presentes y futuras. Era l¨®gico que tal ciudad cultural se integrara en los circuitos internacionales de turismo, junto con el ap¨®stol, la catedral y el resto de una de las m¨¢s hermosas ciudades del mundo. Creo que, de momento al menos, no es as¨ª. Integrarse en los circuitos internacionales significa un trabajo constante sobre las empresas de operadores que lo deciden de hecho, un trabajo constante para introducir novedades y expectativas alrededor de la ciudad en s¨ª, de la ciudad cultural y de todo el mundo cultural y simb¨®lico que le da vida.
Un territorio tan diverso como Galicia ha de tener nichos de empleo m¨¢s all¨¢ de lo obvio, y ah¨ª est¨¢ la biomasa perdida, la improductividad de los bosques, el escaso cuidado de las costas y sus riquezas inmediatas, espantando a peces, mariscos y turistas de cierta entidad, de los que buscan esos lugares especiales (?no ser¨¢ por eso!) que nosotros no vamos a darle.
Hemos favorecido (Feij¨®o 2009) el desplazamiento del gallego como lengua identitaria y respetable en nombre de gentes en absoluto mayoritarias, cuya capacidad para pensar Galicia en t¨¦rminos de dignidad y progreso es completamente menor, por no decir nula. La lengua es un hecho econ¨®mico (si la dignidad no nos motiva) de alt¨ªsima rentabilidad en el mercado del capital simb¨®lico transformable en dinero por mil v¨ªas distintas. El esfuerzo del Pa¨ªs Vasco (o Euskadi) por recuperar su lengua es el esfuerzo de uno de los territorios m¨¢s productivos de Europa por unir riqueza material y riqueza del esp¨ªritu. No pierden el tiempo. Lo mismo cabr¨ªa decir de Catalu?a, cuyo problema inmigratorio est¨¢ poniendo a temblar su lengua nacional. Pero luchan y buscan soluciones para no morir de un tsunami humano.
Y, al fondo, los errores de un desarrollismo no muy matizado, transformando a Jap¨®n en una sala de los horrores. Les mando mis mejores deseos, de todo coraz¨®n. Jap¨®n, con sus errores incluidos, es un ejemplo de tenacidad y eficiencia. Hoy no es un buen d¨ªa para ellos. No lo fue aqu¨ª con el Prestige, cuyas secuelas duran, contra lo que veces se escucha en donde yo vivo (no han llegado a entender todo lo que pas¨®). Hay temporadas as¨ª. Y hay plagas duraderas.
Las nuevas clases medias urbanas, algunos sectores de las clases altas con fuerte iniciativa y sentido de la tierra y el progreso, y esas clases populares fieles a su ra¨ªz, son nuestra esperanza para arrancar de una vez para siempre hacia una Galicia otra. Ah¨ª estamos.
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