Castella salva los muebles

Solo el ¨²ltimo de la muy desigual corrida de Las Ramblas quiso ser amable. No tanto como para redimir los pecados de los cinco anteriores, pero s¨ª, al menos, para enjugar su sabor amargo. Este sexto, colorado ojo de perdiz, de bella postal y generoso de cuerna, fue m¨¢s aplicado en el segundo tercio que en el primero. Sebasti¨¢n Castella destap¨® la caja de la ilusi¨®n con tres chicuelinas ce?idas y una media a pies juntos. Despu¨¦s, Arag¨®n Ambel le puso dos colosales pares de banderillas tras se?orial puesta en escena. Un clamor la plaza, que se frot¨® las manos en cuanto Castella cogi¨® la muleta. El pase cambiado que estren¨® la faena, con el torero clavado en la arena y sin mover un m¨²sculo, prometi¨® emociones. A la postre no fue para tanto. Castella mantuvo la l¨ªnea de flotaci¨®n de la faena mientras utiliz¨® la derecha, con m¨¢s quietud que mando. Fue cambiar la muleta de mano y la intensidad no fue la misma. Visto lo visto, con el toro haci¨¦ndose el remol¨®n, Castella opt¨® por el camino m¨¢s corto y llegaron los efectismos. Circulares invertidos y porf¨ªa de cerca. Mucha galer¨ªa, en fin, para no enfriar el ambiente. Esos fuegos artificiales surtieron efecto y se llev¨® premio.

Los cinco toros restantes pincharon. El primero fue guerrero, con no buenas intenciones en el remate de los muletazos. Juan Mora se dobl¨® con torer¨ªa de entrada y mantuvo una contienda sin volver la cara nunca. En el cuarto, top¨®n y de frenazo, Mora no encontr¨® lugar ni forma de intentar un acuerdo.

De segundo salt¨® el de menos cara de la corrida. Enrique Ponce le ofreci¨® confianza pero el toro rechaz¨® la invitaci¨®n. Ponce dio m¨¢s que recibi¨®. Sac¨® todo el partido posible a un toro muy desagradecido. No merec¨ªa tanto ese toro. Peor fue el quinto, que se neg¨® en rotundo a colaborar. La porf¨ªa de Ponce fue generosa.

Devuelto el tercero sali¨® un sobrero de la misma ganader¨ªa. Sin trap¨ªo. Toro para ponerse el casco: protest¨®n y defensivo. Castella intent¨® la pelea pero el combate acab¨® nulo.

Matinal de rejones

Por la ma?ana se celebr¨® la octava de abono, festejo de rejones que llen¨® los tendidos en sus tres cuartas partes. Se lidiaron toros de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, bien presentados y manejables. El triunfador fue Leonardo Hern¨¢ndez, que cort¨® dos orejas tras una vibrante y lucida actuaci¨®n que lleg¨® mucho a los tendidos. Un trofeo obtuvieron Rui Fernandes y Sergio Gal¨¢n. Andy Cartagena y ?lvaro Montes fueron ovacionados, mientras que Manuel Lupi, el menos afortunado, fue silenciado tras escuchar un aviso.