Enterrando al soldado Manning
Lleva nueve meses sometido a aislamiento y tratos degradantes. Acusado de filtrar documentos a WikiLeaks, el soldado cuenta en una carta sus d¨ªas de confusi¨®n y desesperaci¨®n en un calabozo
Bajo las condiciones actuales, adem¨¢s de dejarme desnudo por las noches, se me mantiene en r¨¦gimen de aislamiento. Durante 23 horas al d¨ªa me siento a solas en mi celda. Los guardias me controlan cada cinco minutos durante el d¨ªa, pregunt¨¢ndome si estoy bien. Debo responder con alg¨²n gesto afirmativo. Por la noche, si los guardias no pueden verme con claridad, porque me he cubierto con una manta o estoy acurrucado contra la pared, me despiertan para asegurarse de que estoy bien. No puedo tener s¨¢banas o almohada. No puedo tener mis enseres personales en mi celda. Solo puedo tener un libro o una revista a la vez para leer algo. El libro o la revista se me quitan por la noche, antes de dormir. Tampoco puedo hacer ejercicio en mi celda. Si intento hacer flexiones, sentadillas o cualquier otro tipo de ejercicio f¨ªsico, los guardias me obligan a detenerme. Finalmente, solo puedo hacer una hora de ejercicio fuera de mi celda cada d¨ªa. Ese ejercicio consiste en caminar en c¨ªrculos, haciendo ochos, en una habitaci¨®n vac¨ªa".
"Sin informaci¨®n no podemos tomar decisiones serias. A lo mejor solo soy joven, inocente y est¨²pido"
El Ej¨¦rcito quiere demostrar de Manning filtr¨® documentos a Julian Assange. No hay ning¨²n otro acusado
Amnist¨ªa Internacional denuncia las condiciones de detenci¨®n de Bradley. El Ej¨¦rcito niega que se le trate mal
Manning est¨¢ acusado de facilitar datos que los talibanes y Al Qaeda pueden emplear para tomar represalias
H¨¦roe para algunos, villano para otros, en esa monoton¨ªa pasa sus d¨ªas de encierro el soldado raso Bradley Manning, de 23 a?os, en una c¨¢rcel militar de m¨¢xima seguridad en Virginia, acusado de entregarle al portal WikiLeaks cientos de miles de informes clasificados sobre las guerras de Afganist¨¢n e Irak y cables secretos del Departamento de Estado. EL PA?S ha obtenido una carta de 11 folios que el soldado envi¨® el 10 de marzo al coronel Daniel J. Choike, jefe de la base de Quantico, en Virginia, donde se halla encerrado. En ella relata interminables d¨ªas de soledad, confusi¨®n y desesperaci¨®n.
El 18 de enero de 2011, y durante tres d¨ªas, se puso a Manning en observaci¨®n por riesgo de suicidio, por recomendaci¨®n de un capit¨¢n y un psiquiatra. Perdi¨® los pocos privilegios que ten¨ªa. "Se me oblig¨® a quedarme en mi celda durante 24 horas al d¨ªa. Se me quit¨® toda la ropa, a excepci¨®n de los calzoncillos. Se me quitaron las gafas, por lo que me tuve que quedar, b¨¢sicamente, en una ceguera total".
El d¨ªa anterior, unas 50 personas hab¨ªan acudido a las puertas de la base militar de Quantico, a 45 kil¨®metros de Washington, cubiertas con m¨¢scaras que reproduc¨ªan la cara del soldado y luciendo camisetas en las que se le¨ªa "Yo soy Bradley Manning". Se enfrentaron verbalmente con los guardias de seguridad, que tuvieron que pedir refuerzos. "Creo que el modo en que me trataron aquel d¨ªa obedece a aquella protesta", asegura Manning. Las muestras de apoyo al soldado son ya un rito habitual, aunque meramente testimonial, en la capital norteamericana. Un simpatizante, Tighe Barry, aparece de vez en cuando ante el Departamento de Estado, ataviado solo con calzoncillos, para protestar con el mismo atuendo con el que Manning pasa sus noches en prisi¨®n preventiva.
El d¨ªa despu¨¦s de aquella concentraci¨®n en la base militar de Quantico, el Ej¨¦rcito tom¨® represalias. Sostiene Manning: "Ese d¨ªa se me llev¨® fuera de mi celda para mi hora diaria de recreo. Cuando los guardias llegaron a mi celda, not¨¦ una diferencia respecto a su actitud habitual. En lugar de estar tranquilos y ser respetuosos, parec¨ªan nerviosos y agresivos. Adem¨¢s, en lugar de los habituales dos o tres guardias, hab¨ªa cuatro. Inmediatamente comenzaron a acosarme. El primero me dijo: 'G¨ªrate a la izquierda'. Cuando le hice caso, el segundo me dijo: 'No gires a la izquierda'. Cuando intent¨¦ hacerle caso, el primero me repiti¨®: 'He dicho que gires a la izquierda".
Desorientado, el soldado dej¨® que le pusieran los grilletes que suele llevar para ir de una celda a otra dentro de la c¨¢rcel. "Cuando me quitaron los grilletes, di un paso atr¨¢s para distanciarme de los guardias. Mi coraz¨®n lat¨ªa con fuerza y me sent¨ªa mareado. Me sent¨¦ para evitar caerme. Cuando lo hice, los guardias se me acercaron. Instintivamente, me alej¨¦ de ellos. En el momento en que me alej¨¦ vi en sus caras que me iban a volver a atar. Inmediatamente puse mis manos en el aire y dije que no iba a hacer nada, que solo quer¨ªa cumplir ¨®rdenes".
Le dejaron en paz durante una hora. Cuando regres¨® a su celda, comenz¨® a leer un libro. Entonces le visit¨® brevemente el comandante James Averhart, que est¨¢ al mando del calabozo en Quantico. "Me pregunt¨® qu¨¦ hab¨ªa pasado durante mi recreo. Mientras trataba de explic¨¢rselo, el comandante Averhart me detuvo y dijo: 'Yo soy el comandante' y 'nadie me dice lo que tengo que hacer'. Me dijo que era, a efectos pr¨¢cticos, 'dios'. Yo le dije que, aun as¨ª, deb¨ªa seguir las reglas del calabozo. Tambi¨¦n le dije que todos aqu¨ª tienen un jefe ante el que responder. Fue entonces cuando decidi¨® ponerme bajo control por riesgo de suicidio".
Manning, soldado de formaci¨®n, ya aislado desde julio, sab¨ªa lo que eso significaba -las dificultades para ver, la desnudez, el confinamiento absoluto- y se desesper¨®. Comenz¨® a tirarse del pelo, en un arrebato de rabia. "?Por qu¨¦ me hac¨¦is esto? ?Por qu¨¦ me castig¨¢is? ?No he hecho nada malo! ?Qu¨¦ hice para merecer este tipo de trato?".
El caso del soldado Manning ha causado dos reacciones bien distintas. Para algunos, activistas cibern¨¦ticos en la era de Internet, simpatizantes an¨®nimos del movimiento encarnado por WikiLeaks, el soldado es un h¨¦roe. Para la Casa Blanca y el Pent¨¢gono, sin embargo, Manning es un traidor que ha asistido servilmente al enemigo.
El soldado, en unas presuntas conversaciones mantenidas en mayo de 2010, a trav¨¦s de Internet, con el hacker norteamericano Adrian Lamo, admiti¨® que sustrajo y entreg¨® a WikiLeaks cientos de miles de documentos secretos, con la voluntad manifiesta de cambiar el mundo. Lamo filtr¨® estos chats inicialmente a la revista Wired y delat¨® a Manning ante el FBI y el Ej¨¦rcito. Tom¨® esa decisi¨®n, seg¨²n dijo, por temor a que el soldado pusiera en riesgo la seguridad nacional norteamericana. Estas supuestas conversaciones son ahora un indicio que obra en manos de la fiscal¨ªa militar, que adem¨¢s ha seguido el rastro de Manning en los ordenadores port¨¢tiles de la base de Hammer, en Irak. El equipo de abogados de Manning no ha confirmado ni desmentido la autenticidad de esos contactos.
En esos chats, Manning se manifiesta como una persona profundamente decepcionada con su vida y con su pa¨ªs, alguien con ganas de cambiar el mundo y de ser reconocido por ello. "Se me cri¨® cat¨®lico, pero nunca cre¨ª una palabra de lo que me contaban. No tengo dios, creo que sigo valores humanistas. De hecho, llevo placas hechas especialmente para m¨ª donde se lee: 'humanista", dijo. "Quiero que la gente vea la verdad, independientemente de quienes sean, porque sin informaci¨®n no podemos tomar decisiones serias como ciudadanos. Si hubiera sabido hace tiempo lo que s¨¦ ahora... o a lo mejor solo soy joven, inocente y est¨²pido".
?Ten¨ªa la intenci¨®n de ayudar al enemigo? "Si yo hubiera sido alguien m¨¢s malicioso, podr¨ªa haberle vendido esto a Rusia o China, y haberme hecho rico. Pero es algo que pertenece al dominio p¨²blico. La informaci¨®n deber¨ªa ser libre. Otra naci¨®n se hubiera aprovechado de la informaci¨®n para adquirir una ventaja. Pero si la informaci¨®n se expone, se convierte en un bien p¨²blico".
Junto con esas ansias de cambiar el mundo, Manning demuestra una vulnerabilidad casi autodestructiva, admitida en supuestas confesiones como estas: "He estado aislado durante mucho tiempo. Solo quer¨ªa ser buena gente, vivir una vida normal. Pero los eventos me obligaron a encontrar formas de sobrevivir, a ser lo suficientemente listo para darme cuenta de las cosas que pasan, pero incapaz de hacer nada al respecto. Nadie se fijaba en m¨ª".
Alistado en el Ej¨¦rcito de Tierra desde 2007, formado como analista de inteligencia, Manning fue destinado en octubre de 2009 a la Segunda Brigada de Combate de la D¨¦cima Divisi¨®n de Monta?a, en la base de operaciones Hammer, al este de Bagdad. Ten¨ªa acceso a SIPRNet, una red secreta del Departamento de Defensa, y JWICS, otra red utilizada conjuntamente por Defensa y el Departamento de Estado para transmitir informaci¨®n clasificada. La fiscal¨ªa militar mantiene que Manning comenz¨® a descargarse documentos y a entregarlos a WikiLeaks un mes despu¨¦s de llegar a Irak.
Nacido en 1987 en Crescent, una localidad de 1.281 habitantes de Oklahoma, Manning vivi¨® su infancia en lo que en Estados Unidos se conoce como el Cintur¨®n de la Biblia, una franja de condados conservadores extremadamente religiosos que va de la costa atl¨¢ntica a Tejas. Fue un ateo a la deriva en un oc¨¦ano de fe. Sus padres, que no pasaban mucho tiempo con ¨¦l, se divorciaron cuando ten¨ªa 13 a?os. ?l se mud¨® a Haverfordwest (Inglaterra) con su madre, que era galesa de nacimiento. All¨ª estudi¨® la ense?anza secundaria y, tras terminarla, regres¨® a Oklahoma. Amigos suyos dicen que el padre le ech¨® de casa a los pocos meses, vinculando ese hecho a que Bradley Manning hab¨ªa manifestado su homosexualidad.
Todo lo que Manning dice ser en sus supuestas conversaciones con Lamo -su inadaptaci¨®n social, sus ganas de cambiar el mundo, sus ansias de aceptaci¨®n- surge de aquellos oscuros a?os adolescentes en los que rompi¨® lazos con su familia. Busc¨® algunos trabajos. Encontr¨® empleos con pagas ¨ªnfimas. Lleg¨® a dormir en un coche, sin hogar al que acudir. Pas¨® por Tulsa, luego por Chicago, y acab¨® en Potomac, en la zona metropolitana de Washington, la capital federal.
A los 20 a?os, el Ej¨¦rcito parec¨ªa un medio sencillo de obtener ingresos y alojamiento, adem¨¢s de formaci¨®n. As¨ª acab¨® alist¨¢ndose Bradley Manning, a pesar de que entonces todav¨ªa imperaba en el Pent¨¢gono la ley que prohib¨ªa a los gais de uniforme manifestar abiertamente su sexualidad. Cuando se hallaba a la espera de ser enviado al frente de batalla, Manning conoci¨® e inici¨® una relaci¨®n sentimental con Tyler Watkins, alguien que se defin¨ªa en su blog como m¨²sico, experto en mercadotecnia y estudiante de psicolog¨ªa. En sus d¨ªas de permiso, el soldado visitaba a su novio en Boston, donde este resid¨ªa y estudiaba, en la Universidad de Brandeis. All¨ª conoci¨® a su red de amigos, entre ellos un nutrido grupo de piratas inform¨¢ticos, quienes le hicieron sentirse acogido, reconfortado, ¨²til. Compart¨ªa con ellos una visi¨®n de la vida, una rebeld¨ªa contra el sistema, unas ganas de liberar a la sociedad haciendo de la informaci¨®n un bien p¨²blico. Entonces, por primera y ¨²ltima vez, Bradley Manning fue feliz. Y, de repente, lleg¨® Irak.
En el frente b¨¦lico, aislado de nuevo, Manning busc¨® pronto la aceptaci¨®n de los dem¨¢s. Desde luego, no la encontr¨® en la disciplina castrense de los barracones en medio del desierto. Seg¨²n las supuestas conversaciones con Adrian Lamo, en sus horas muertas contact¨® con Julian Assange, el misterioso y carism¨¢tico l¨ªder de WikiLeaks, un portal de Internet que aspiraba en s¨ª mismo a ser un movimiento de liberaci¨®n cibern¨¦tica.
"Entabl¨¦ una relaci¨®n con Assange", dijo. "No s¨¦ mucho m¨¢s que lo que ¨¦l me cuenta, que es muy poco. Me llev¨® cuatro meses confirmar que la persona con la que hablaba era, de hecho, el propio Assange". Lo que el Ej¨¦rcito quiere demostrar ahora es que Manning filtr¨® los documentos. Adem¨¢s investiga si pudo no haber actuado solo y si sustrajo la informaci¨®n de las redes secretas al dictado de Assange, lo que convertir¨ªa al gestor de WikiLeaks en c¨®mplice. Ninguna otra persona ha sido acusada hasta el momento. Assange nunca ha admitido ninguna de las acusaciones.
El 18 de febrero de 2010, WikiLeaks public¨® la primera entrega de la gran saga de filtraciones, un mero pr¨®logo a lo que hab¨ªa de llegar: un cable clasificado del Departamento de Estado redactado el 13 de enero de 2010 por oficiales de la embajada norteamericana en Islandia, en el que se narra una reuni¨®n con l¨ªderes locales y con un asesor del embajador brit¨¢nico. "Despu¨¦s de expresar pesimismo sobre el futuro de Islandia, los dos oficiales pidieron ayuda a Estados Unidos", dec¨ªa el documento de referencia.
El 15 de marzo se public¨® un informe secreto de la diplomacia estadounidense sobre WikiLeaks, y el 29 del mismo mes, una serie de perfiles cr¨ªticos elaborados por la embajada en Islandia sobre pol¨ªticos de aquel pa¨ªs. El 5 de abril se public¨® en el portal de WikiLeaks un v¨ªdeo, que Assange titul¨® Asesinato colateral, en el que se ve¨ªa la grabaci¨®n editada, tomada desde un helic¨®ptero del Ej¨¦rcito de EE UU, de tres ataques a¨¦reos contra objetivos iraqu¨ªes en Bagdad en 2007. En aquella operaci¨®n hab¨ªan muerto 12 personas, dos de ellas periodistas de la agencia Reuters. Dos ni?os resultaron heridos. "Culpa suya, por traer ni?os al campo de batalla", se oye decir a un soldado no identificado.
En julio, WikiLeaks entreg¨® 92.000 documentos sobre la guerra de Afganist¨¢n a dos diarios, el norteamericano The New York Times y el brit¨¢nico The Guardian, y a la revista alemana Der Spiegel. En octubre cedi¨® otros 400.000 documentos sobre la guerra de Irak a los mismos medios, al diario franc¨¦s Le Monde y a la televisi¨®n catar¨ª Al Yazira. Finalmente, en noviembre, cedi¨® 250.000 cables secretos del Departamento de Estado, que dejaron a la Diplomacia norteamericana al desnudo; en este caso lo hizo a otro grupo de medios, entre ellos EL PA?S.
Para entonces, Manning ya llevaba aislado seis meses, en la situaci¨®n de detenci¨®n preventiva. El Ej¨¦rcito de Tierra le arrest¨® el 29 de mayo de 2010, acus¨¢ndole de dos cargos -desobediencia a la autoridad y falta de disciplina- por filtrar el v¨ªdeo del ataque a Bagdad y el cable de la embajada en Islandia y por sustraer lo que entonces se estimaba que eran 150.000 cables diplom¨¢ticos secretos. Washington intu¨ªa ya desde entonces cu¨¢l pod¨ªa ser la magnitud de las filtraciones que le atribuye al soldado Manning.
El Pent¨¢gono ha presentado este mes otros 22 cargos contra el soldado. Uno de ellos es el de "asistencia al enemigo". Entienden los fiscales de Defensa que, con sus supuestas filtraciones, ha facilitado informaci¨®n suficiente a los talibanes y a Al Qaeda para que tomen represalias contra informantes del Ej¨¦rcito norteamericano. Resuena en las p¨¢ginas de la denuncia contra Manning la frase pronunciada por el secretario de Defensa, Robert Gates, en el verano pasado: WikiLeaks y sus colaboradores tienen "las manos manchadas de sangre" por las venganzas rebeldes en Afganist¨¢n.
La asistencia al enemigo se castiga normalmente con la pena capital. El Pent¨¢gono ha dicho que no la solicitar¨¢ en el caso de Manning, pero el equipo de ayuda jur¨ªdica al soldado ha asegurado a EL PA?S que, en ¨²ltima instancia, depende del juez y no de la fiscal¨ªa decidir si aplica esa pena en un veredicto de culpabilidad.
Sin una fecha concreta para su juicio, Manning se siente, seg¨²n allegados suyos, desesperado. Una vez liberado de la supervisi¨®n por riesgo de suicidio, recobr¨® el privilegio de dormir con algo de ropa y pasar una hora al d¨ªa en una celda distinta de aquella en la que vive, que es de seis metros cuadrados. Pero el 2 de marzo cometi¨® un grave error. Tratando de que se le concediera cierta rebaja en las medidas de seguridad aplicadas, se reuni¨® con el oficial de operaciones del calabozo. "Se le considera en riesgo de poder da?arse", le dijo este. Manning respondi¨®, con iron¨ªa: "Si quisiera da?arme, podr¨ªa hacerlo con la goma el¨¢stica de mis calzoncillos o con mis sandalias".
"Sin consultar a ning¨²n m¨¦dico psicol¨®gico del calabozo, el oficial us¨® mi comentario sarc¨¢stico como justificaci¨®n para incrementar las restricciones que se impon¨ªan sobre m¨ª bajo la excusa de que le preocupaba que hubiera en m¨ª riesgo de suicidio", explica Manning en su carta. "Desde el 2 de marzo de 2011 se me quita toda mi ropa por la noche. Se me ha dicho que el comandante tiene la intenci¨®n de mantenerme as¨ª de forma indefinida". Desde hace unos d¨ªas se le entrega por las noches un babero con velcros para que lo use para dormir.
Aunque oficialmente Manning ya no se encuentra ahora bajo control por riesgo de suicidio, se le trata como si lo estuviera. ?l mismo narra c¨®mo se sinti¨® el primer d¨ªa de su nueva rutina: "Al principio, despu¨¦s de entregar mi ropa a los guardias, no tuve m¨¢s opci¨®n que acostarme desnudo en mi fr¨ªa celda hasta la ma?ana siguiente. Por la ma?ana, se me hizo salir de la celda para la inspecci¨®n matutina del supervisor de guardia del calabozo. No se me dio la ropa de vuelta. Sal¨ª de la cama e inmediatamente comenc¨¦ a sufrir temblores por el fr¨ªo en mi celda. Camin¨¦ hacia la puerta de la celda con las manos cubriendo mis genitales. El guardia me dijo que me colocara en posici¨®n de firme, lo que implicaba que deb¨ªa estar erguido con las manos tras la espalda. Me mantuve en firme durante tres minutos. Cuando lleg¨® el supervisor, llam¨® a los dem¨¢s guardias. Todos me miraron".
El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha rechazado las acusaciones de maltrato al soldado Manning. "Las afirmaciones por parte de blogueros de izquierda, periodistas y otros de que no se le trata adecuadamente, o de que se le trata de modo distinto de los dem¨¢s, o de que est¨¢ aislado, no son correctas", dijo el portavoz del Pent¨¢gono, Geoff Morrell, en rueda de prensa el 26 de enero. "Est¨¢ en una celda, a solas. Pero es que as¨ª es como est¨¢n todos los presos que aguardan juicio en el calabozo. Ese calabozo est¨¢ dise?ado para que cada preso se mantenga siempre en su celda... Puede ver televisi¨®n. Puede leer peri¨®dicos. Puede hacer una hora de ejercicio".
Sin embargo, Amnist¨ªa Internacional ha denunciado que las condiciones de reclusi¨®n de Bradley Manning suponen una violaci¨®n de sus derechos humanos. El representante dem¨®crata por Ohio, Dennis Kucinich, a quien se le ha prohibido visitar al soldado en la c¨¢rcel, lo ha comparado con los abusos en la prisi¨®n iraqu¨ª de Abu Ghraib. Incluso el portavoz de Hillary Clinton en el Departamento de Estado, P. J. Crowley, dijo en una conferencia ante estudiantes el 10 de marzo que el trato del Pent¨¢gono a Manning era "rid¨ªculo, contraproducente y est¨²pido". Tuvo que dimitir tres d¨ªas despu¨¦s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Soldados
- Caso Manning
- Chelsea Manning
- Wikileaks
- Filtraci¨®n documentos
- Justicia militar
- Servicios inteligencia
- Estados Unidos
- Espionaje
- Pol¨ªtica exterior
- Casos judiciales
- Fuerzas seguridad
- Gente
- Empresas
- Econom¨ªa
- Medios comunicaci¨®n
- Pol¨ªtica
- Relaciones exteriores
- Justicia
- Sociedad
- Comunicaci¨®n
- Secretos oficiales
- Seguridad nacional
- Defensa
- Bradley Manning