Ante el miedo, trabajo y ahorro
Los tokiotas insisten en evitar el derroche de energ¨ªa y en apoyar a los afectados
Tokio puede haber perdido pulso, pero sigue viva. Frente al miedo y la incertidumbre que a¨²n genera la situaci¨®n en Fukushima, muchos japoneses y extranjeros que permanecen en la capital nipona y sus alrededores se est¨¢n esforzando por mantener la calma y no entrar en estado de p¨¢nico. Entre r¨¦plica y r¨¦plica trabajan, ahorran energ¨ªa e intentan ayudar a los afectados por el tsunami.
Lo hacen sobre todo a trav¨¦s de las redes sociales -donde se est¨¢n coordinando varias colectas- e Internet. Como Shigeo Kanaya, que a trav¨¦s de Picasa, el organizador de im¨¢genes de Google, est¨¢ consultando las listas de personas alojadas en los refugios del noreste que la gente est¨¢ colgando (https://picasaweb.google.com/tohoku.anpi) para ayudar a aquellos que est¨¢n buscando a familiares desaparecidos.
Muchos vecinos han apagado la calefacci¨®n pese al fr¨ªo que hace
Kanaya ha ido a trabajar esta semana. "Hemos desenchufado todo salvo los ordenadores y la televisi¨®n para estar informados", cuenta por tel¨¦fono. "Opino que algunos medios extranjeros han hecho una cobertura demasiado alarmista, aunque tambi¨¦n creo que Tepco y el gobierno no han sido claros", explica.
Pone como ejemplo el que se citen las mascarillas como supuesto medio para protegerse de la radiactividad. "Aqu¨ª se llevan normalmente por los resfriados y la alerg¨ªa. Adem¨¢s entre febrero y abril florece el sugi [una con¨ªfera muy presente en Jap¨®n] y casi uno de cada tres japoneses somos al¨¦rgicos", matiza.
Mitsuko Fukushima comparte su opini¨®n: "Me molestan, incluso me duelen algunas informaciones. Pero tambi¨¦n comprendo que las autoridades no se est¨¢n explicando bien. Aqu¨ª, si no est¨¢n 100% seguros de algo, se lo callan. En Occidente es diferente".
Sabe bien de lo que habla porque ella es nikkei (descendiente de japoneses emigrados) y hace 18 a?os que lleg¨® de Per¨² siendo a¨²n adolescente. Ahora tiene nacionalidad japonesa y est¨¢ admirada por la actitud de la gente en Tokio. "En el tren, en lugar de las expresiones cansadas y ausentes de siempre, ves miradas de preocupaci¨®n. Y a¨²n as¨ª la gente intenta arrimar el hombro. Por ejemplo, muchas empresas han organizado a sus empleados para que la mitad trabaje desde casa y as¨ª se ahorre energ¨ªa", comenta rodeada de velas en su casa. Ayer le tocaba a su barrio, en la prefectura de Kanagawa, estar a oscuras durante unas pocas horas.
"Estoy orgulloso de nuestra fortaleza mental y nuestra paciencia", se?ala Kazu Ito, propietario de una escuela de ingl¨¦s en el distrito de Meguro. ?l, como muchos tokiotas, ha mantenido apagada la calefacci¨®n pese al fr¨ªo que ha hecho estos d¨ªas.
Yoshihiro y Yuko Narisawa, responsables del restaurante Les cr¨¦ations de Narisawa en Aoyama, explican que hay pocos da?os da?os en Tokio y que por suerte ellos y el personal de su establecimiento est¨¢n manteniendo la compostura, informa Rosa Rivas. "Nos est¨¢n cancelando much¨ªsimas reservas, pero por otro lado est¨¢n llegando con normalidad las materias primas para cocinar, salvo los l¨¢cteos, que proceden casi todos del norte", cuentan. "No cocinamos con productos de Fukushima, y aunque se ha detectado yodo y radiactividad en algunos de ellos, nos alegramos de que por el momento no sean un peligro para la salud". Sus ni?os y los de los vecinos han seguido yendo al colegio esta semana. "Pero al ver que los extranjeros se van, nos da por pensar que Jap¨®n pueda quedar aislado en el futuro si las cosas empeoran".
Aunque es verdad que muchos for¨¢neos y japoneses han abandonado la ciudad, otros, como Eisuke Yamamoto, empleado en la sede tokiota de una multinacional, lo tienen claro. "Mucha gente a mi alrededor ha hablado estos d¨ªas de marcharse. Al pensar en ello, no me queda duda de que donde quiero estar es en Tokio, con mi familia y mis amigos. Mucha gente que conozco en Sendai o Yamagata ha hecho lo mismo, y su situaci¨®n es mucho m¨¢s complicada", expone.
En cambio algunos, como Yuriko Endo, ha comprobado que su empresa ni siquiera quiere que la actual situaci¨®n afecte el negocio. "Mi novio extranjero estaba pensando en irse. Pero lo hemos descartado porque me han dicho que si me voy me despiden", se?ala. Adem¨¢s, Endo tiene a sus padres en Yamagata, a unos 100 kil¨®metros al noroeste de la nuclear. "No quieren irse. Y, de hecho, ni siquiera tienen pasaporte", explica.
En el caso de Mitsuko Mizushima, su familia peruana le ha sugerido que se acercara a la embajada del pa¨ªs sudamericano para informarse sobre vuelos hacia Lima. "?Qu¨¦ embajada?", dice que les respondi¨®. "Soy japonesa. No puedo irme. Esta es mi casa".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.