Los dividendos de la democracia
Si hay algo que no le venga bien a la econom¨ªa espa?ola -ni a la mundial- es un brusco aumento de los precios del petr¨®leo cuyos efectos a corto plazo hemos comenzado a sentir. A medio y a largo plazo, sin embargo, la revoluci¨®n en Oriente Medio que estamos presenciando podr¨ªa tener, si los sublevados contra las dictaduras consiguen instaurar reg¨ªmenes democr¨¢ticos, efectos positivos sobre las econom¨ªas de los pa¨ªses importadores de petr¨®leo.
La magnitud estimada del impacto del aumento de los precios del crudo sobre nuestra econom¨ªa es de unos 6.000 millones de euros por cada 10 d¨®lares de incremento del precio del barril de petr¨®leo, lo que equivale a seis d¨¦cimas del PIB. Es un impacto importante que deriva de la fuerte dependencia energ¨¦tica de nuestro pa¨ªs, resultado de muchos a?os de descuido en la b¨²squeda de una mayor eficiencia en la utilizaci¨®n de la energ¨ªa. La comparaci¨®n con la media de la Uni¨®n Europea es muy esclarecedora: de 1990 a 2007 la dependencia energ¨¦tica de la UE pas¨® del 44,5% al 53,1%, mientras que en Espa?a pas¨® del 64,3% al 79,8%; la intensidad de energ¨ªa por unidad de PIB se redujo un 27,5% en la UE, aunque que en Espa?a permaneci¨® constante, y el consumo de energ¨ªa por habitante creci¨® en la UE un 7,7%, mientras que en Espa?a lo hizo en un 42,3%. A pesar de ello, el consumo medio de energ¨ªa per c¨¢pita en Espa?a era en 2007 inferior a la media europea. La convergencia econ¨®mica explica una parte, pero solo una parte, de esta evoluci¨®n. Tenemos un grave problema energ¨¦tico que viene de lejos y al que los sucesivos Gobiernos no han sabido dar respuesta.
La demanda interna ser¨¢ negativa este a?o y el crecimiento solo podr¨¢ venir de la exportaci¨®n
El comportamiento de las exportaciones en los ¨²ltimos meses permite un cierto optimismo
Los supuestos en los que se basan las previsiones del Gobierno (un crecimiento del PIB del 1,3% para este a?o) han quedado desfasados: por lo que se refiere al petr¨®leo, el Gobierno pensaba que este a?o el precio del barril se situar¨ªa en 81,8 d¨®lares, cuando actualmente fluct¨²a en torno a 115 d¨®lares. En la actualizaci¨®n realizada por la Uni¨®n Europea de sus previsiones para 2011, publicada hace unos d¨ªas, el precio del petr¨®leo se fija en 101,6 d¨®lares por barril, y los tipos de inter¨¦s a corto plazo, en un 1,5%, dos d¨¦cimas m¨¢s que el Gobierno. Estas cifras han quedado superadas y, adem¨¢s, por si hubiera alguna duda sobre la evoluci¨®n futura de los tipos de inter¨¦s, el Banco Central Europeo ya ha anunciado su disposici¨®n a subirlos si se consolidan las expectativas inflacionistas suscitadas por el aumento del precio del petr¨®leo.
Ante esta situaci¨®n, el Gobierno ha lanzado unos mensajes contradictorios ya que, por una parte, ha comenzado a poner en pr¨¢ctica un plan de ahorro de energ¨ªa, mientras que, por otra, ha recomendado a las familias que ahorren menos y consuman m¨¢s. Pero para que las familias se decidan a reducir su tasa de ahorro es preciso que tengan confianza en el futuro. Tras el fuerte aumento registrado en 2009, el ahorro volvi¨® (al menos con los datos de los tres primeros trimestres de 2010) a tasas cercanas a las tradicionales. El problema actual consiste en que, dadas las perspectivas de empleo y la necesaria contenci¨®n salarial para mantener la competitividad de la econom¨ªa espa?ola, la renta disponible de las familias crecer¨¢ muy poco este a?o, por lo que para alcanzar no ya el improbable 1,7% de crecimiento real del consumo previsto por el Gobierno, sino el m¨¢s modesto 0,9% anunciado por la Uni¨®n Europea para Espa?a, ser¨¢ preciso un nuevo descenso de la tasa de ahorro, si bien de menor entidad que el registrado el a?o pasado. Si a esto se a?aden las consecuencias del previsible aumento de los tipos de inter¨¦s es f¨¢cil llegar a la conclusi¨®n de que es poco probable que las familias reduzcan su tasa de ahorro hasta compensar plenamente la incidencia del aumento de los precios del petr¨®leo sobre sus rentas, lo que equivale a decir que la demanda interna volver¨¢ a ser negativa este a?o y que el crecimiento de la econom¨ªa solo podr¨¢ venir de las exportaciones. A todo ello que hay que a?adir alguna duda sobre la conveniencia de que se reduzca dr¨¢sticamente la tasa de ahorro de una econom¨ªa en la que el endeudamiento privado es muy elevado y constituye un poderoso motivo de desconfianza para los mercados en los que se negocia nuestra deuda.
El comportamiento de las exportaciones en los ¨²ltimos meses permite un cierto optimismo que podr¨ªa reforzarse, con suerte y a medio plazo, si la revoluci¨®n por la que atraviesa el mundo ¨¢rabe conduce hacia reg¨ªmenes democr¨¢ticos, algo que todos deseamos, pero que es prematuro pronosticar. La ca¨ªda de los dictadores, en su mayor¨ªa clept¨®manos, obligar¨¢ a los nuevos dirigentes a gobernar de otra manera y a combatir la extremada desigualdad de rentas en esos pa¨ªses, lo que a su vez podr¨ªa impulsar un aumento de las importaciones procedentes de los pa¨ªses m¨¢s avanzados. Este efecto ya se est¨¢ produciendo en algunos pa¨ªses ¨¢rabes, que para prevenir el riesgo de posibles revueltas han anunciado planes importantes de gasto social que en otras circunstancias habr¨ªan sido impensables. De ser as¨ª, las consecuencias a medio plazo del aumento de los precios del petr¨®leo podr¨ªan ser diferentes de las que han tenido lugar en el pasado.
Desde el punto de vista econ¨®mico es preferible una demanda generalizada y estable de bienes de consumo que una fuerte demanda de productos de lujo, de armas y de bienes inmuebles en algunas de las grandes ciudades del mundo. Dicho de otra manera, el reciclaje del dinero del petr¨®leo podr¨ªa ser m¨¢s general y m¨¢s r¨¢pido que hasta ahora si las dictaduras son sustituidas por reg¨ªmenes democr¨¢ticos. En cierta medida, estos ser¨ªan, para los pa¨ªses ¨¢rabes, en primer lugar, y despu¨¦s, para todos los pa¨ªses del mundo, los "dividendos" de la democracia. Hay que subrayar que no es algo que vaya a producirse de la noche a la ma?ana: habr¨¢ pasos adelante y pasos atr¨¢s, habr¨¢ ensayos, pruebas y errores, pero la direcci¨®n del movimiento hacia la democracia parece clara. Los j¨®venes ¨¢rabes, en su lucha por la libertad, la dignidad y la justicia saben que tambi¨¦n luchan por su bienestar. Tal vez debamos a?adir, desde los pa¨ªses avanzados, que a medio plazo tambi¨¦n es posible que est¨¦n luchando por el nuestro.
Jos¨¦ Luis Leal fue ministro de Econom¨ªa y presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca Privada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.