Seguridad y riesgo
Superadas las Fallas, los otros lugares de tensi¨®n siguen en marcha. La lista es muy larga, pero Jap¨®n y Libia son los ¨²ltimos de moda. En todos los casos, continuamos confundiendo la seguridad con el riesgo, dos conceptos relacionados pero muy distintos. Ganar en la loter¨ªa es inseguro, muy incierto, pero el riesgo que corremos es tan peque?o que merece la pena jugar. Los trasplantes de coraz¨®n son actualmente muy seguros, pero el riesgo que corremos si algo sale mal es tan alto que solo nos decidimos si no queda otro remedio. Definitivamente no es lo mismo seguridad que riesgo.
Hace poco m¨¢s de un a?o, me sorprend¨ªa en esta misma columna de la afici¨®n at¨®mica que volv¨ªa a extenderse entre los gobernantes occidentales. Los expertos estaban seguros de que Chern¨®bil no pod¨ªa volver a ocurrir y era cierto, porque casi nunca ocurre lo mismo, siempre pasa otra cosa, desgraciadamente igual de mala o peor. Y en esas estamos ahora. El riesgo nuclear es tan desproporcionado que no se puede comparar con la seguridad, que ya sabemos hasta el aburrimiento medi¨¢tico que nunca es al cien por cien.
Jap¨®n sufri¨® un terremoto terrible y un tsunami devastador, sin duda una tragedia dif¨ªcil de imaginar en v¨ªctimas y da?os. Pero tambi¨¦n es cierto que puede reponerse, reconstruir y avanzar, hasta podr¨ªa ser un est¨ªmulo para mejorar y renovar esperanzas. Sin embargo, si la cat¨¢strofe nuclear contin¨²a hasta sus peores consecuencias, nadie los librar¨¢ de muertes, enfermedades y desiertos durante muchas d¨¦cadas. No hay proporci¨®n entre ambos sucesos.
En cuanto a Libia, me sorprende el ardor guerrero que se observa en tertulianos, escritores, conservadores, progresistas, pol¨ªticos y hasta en simples espectadores de la miseria humana. Seg¨²n dicen, Irak no es comparable porque all¨ª nos mintieron con las armas de destrucci¨®n masiva, una disculpa que no s¨¦ si aceptar¨ªan los cientos de miles de muertos de todos los bandos. Ahora no son armas sino brotes verdes de democracia en los pa¨ªses ¨¢rabes, aunque si no supimos distinguir con certeza unos artefactos destructivos, m¨¢s f¨¢cil ser¨¢ equivocarse con una planta tan escasa y delicada como la democracia, que en cualquier caso no se puede cultivar a base de bombazos y metralla. Perd¨®n, quer¨ªa decir con una zona de exclusi¨®n a¨¦rea.
En este pa¨ªs, y ahora me refiero a Espa?a, estamos tan atemorizados y somos tan conservadores con nuestro presente que lo compensamos con un exceso de riesgo para los dem¨¢s, para la escena internacional y la pol¨ªtica exterior. Y eso tambi¨¦n tiene consecuencias para nuestra seguridad, como recordaremos.
La mejor soluci¨®n es la valenciana, aqu¨ª no pasa nada, no hay seguridad ni riesgo, ya sea en econom¨ªa, educaci¨®n, universidades o sanidad. Simplemente esperamos los acontecimientos. Y las pr¨®ximas Fallas, por supuesto.
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