Mourinho y los recursos ¨²tiles
Las fulgurantes transiciones del Real Madrid no son solo fruto de las caracter¨ªsticas de algunos de sus futbolistas. Son, tambi¨¦n, sistem¨¢ticas.
?Cu¨¢n estricto debe ser lo met¨®dico en el f¨²tbol? ?Cu¨¢n flexibles son ciertos conceptos? ?Hay lugar en ellos para la interpretaci¨®n?
La forma en que los equipos estructuran su manera de pensar el juego depende en gran parte de su entrenador. ?De qu¨¦ depende la flexibilidad de estas formas? ?De la personalidad de los conductores o del grado de acatamiento o rebeld¨ªa de los jugadores?
Obligado por la ausencia de Cristiano Ronaldo, el Madrid, en Santander, produjo un juego coral imprevisto. Como si los jugadores, instintivamente, se hubieran sacudido preconceptos en cuanto al destino del bal¨®n y descubrieran, en ese nuevo espejo, una imagen m¨¢s sosegada de ellos mismos.
El Madrid demostr¨® contra el Racing y el Lyon que a su electrizante plan puede agregarle paciencia
Si bien el dise?o de pensamiento colectivo y su prop¨®sito no pasa, en este Madrid, por las tenencias largas y horizontales, no parece haber sido el entrenador el que acordonaba estrictamente este tipo de iniciativa.
Los entrenadores ofrecen pautas acordes a su ideario, pero, ante la improvisaci¨®n, rara vez se oponen a incorporar aquello que se les demuestra funcional, principalmente si esta elecci¨®n es aplicada en el momento adecuado. Entonces, ?por qu¨¦ s¨®lo una desafortunada ausencia nos hizo entrever un equipo menos ansioso?
Tan concluyente como los proyectos de juego y las caracter¨ªsticas naturales de los int¨¦rpretes es la personalidad de los futbolistas. Estas determinan el devenir de los partidos y su cadencia. El Madrid volvi¨® contra el Lyon al v¨¦rtigo arrollador que, a esa pretensi¨®n premeditada, ofrecen el ajuste riguroso de las capacidades innatas de futbolistas como Di Mar¨ªa o Cristiano Ronaldo. El Madrid se siente c¨®modo conduciendo los partidos a esa velocidad y arroll¨® al Lyon con tal firmeza que no cedi¨® siquiera un solo contragolpe. Solo cuando Granero y Adebayor ingresaron por Cristiano y Di Mar¨ªa el bal¨®n comenz¨® a moverse, m¨¢s acompasado, entre la Castellana y Padre Dami¨¢n.
Las l¨ªneas maestras de un sistema tambi¨¦n est¨¢n para ser interpretadas seg¨²n los rivales, los momentos de los partidos, el estado de los campos... Los jugadores, a veces, nos imponemos obligaciones m¨¢s r¨ªgidas que las que descienden de la propia estructura y terminamos siendo m¨¢s papistas que el Papa.
El Madrid demostr¨® contra el Racing y el Lyon que a su superioridad, a su firmeza defensiva y a su electrizante plan de devastadoras transiciones ofensivas puede agregarle un registro: una dosis de paciencia y composici¨®n cuando el momento lo requiera. Recursos ¨²tiles para casos en los que el v¨¦rtigo no le alcance para desequilibrar o para evitar riesgos y salvar energ¨ªas cuando los partidos est¨¦n encarrilados.
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