Visto para sentencia
El Supremo celebr¨® -ayer y anteayer- audiencia p¨²blica para escuchar los testimonios de los expertos citados y las conclusiones de quienes impugnan o defienden la inscripci¨®n registral de Sortu, el nuevo partido auspiciado por sectores de la izquierda abertzale vinculada a ETA durante d¨¦cadas que se compromete ahora a rechazar en el futuro la violencia y el terrorismo.
Pero la apelaci¨®n al car¨¢cter ajustado formalmente a derecho de los estatutos de Sortu no resuelve el fondo jur¨ªdico del asunto. La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de 2009, que rechaz¨® la demanda de Batasuna contra su ilegalizaci¨®n por el Supremo en 2003 (resoluci¨®n confirmada por el Constitucional en 2004), record¨® que los estatutos de un partido no son el ¨²nico criterio a la hora de pronunciarse sobre su legalidad. El contenido estatutario tiene que ser comparado con los actos y las tomas de posici¨®n de los militantes. Tampoco cabe exigir al Estado que aplace la ilegalizaci¨®n de una formaci¨®n pol¨ªtica sospechosa hasta que sus miembros comiencen a poner en pr¨¢ctica desde el poder un programa de gobierno incompatible con el Convenio de Roma y la democracia. Los tribunales nacionales -subraya el TEDH- podr¨¢n disolver un partido si aprecian riesgo de da?os a la democracia suficiente y razonablemente pr¨®ximos mediante un examen minucioso sujeto a un control riguroso europeo. La impugnaci¨®n de la inscripci¨®n registral seg¨²n el tr¨¢mite procesal regulado por el art¨ªculo 12 de la ley org¨¢nica de 2002 (LOPP) ampl¨ªa los efectos de la sentencia de disoluci¨®n de un partido (Batasuna) para incluir tambi¨¦n en su ¨¢mbito a las formaciones pol¨ªticas (Sortu) destinadas a continuarla o sucederla en fraude de ley.
No existen indicios materiales de que Sortu sea fruto de una decisi¨®n de la banda terrorista ETA
Los criterios fijados por la LOPP para detectar la conexi¨®n entre las siglas ilegalizadas y la marca que pretende ocupar fraudulentamente su lugar depender¨¢ de la "similitud sustancial" de ambos partidos: de su "estructura, organizaci¨®n y funcionamiento", de "las personas que los componen, rigen, representan o administran" o de "la procedencia de los medios de financiaci¨®n o materiales". Esa ventilada lista de indicios alcanza la m¨¢xima apertura con una laxa cl¨¢usula final: "Cualesquiera otras circunstancias relevantes que, como su disposici¨®n a apoyar la violencia o el terrorismo, permitan considerar esa continuidad o sucesi¨®n".
La principal dificultad para dar una respuesta jur¨ªdica clara e inequ¨ªvoca a la cuesti¨®n de si Sortu sucede a Batasuna a fin de continuar desempe?ando el papel de brazo pol¨ªtico de ETA es la incertidumbre reinante en torno a la sinceridad de los prop¨®sitos de rechazar el uso de la violencia en el futuro. Desde luego, la participaci¨®n de los dirigentes de la ilegalizada formaci¨®n abertzale en el origen y lanzamiento del nuevo partido, lejos de ser un dato secreto descubierto por las fuerzas de seguridad tras una ardua investigaci¨®n, ha sido p¨²blica, reiterada y evidente. Hasta el momento, sin embargo, no existen indicios materiales de que Sortu sea fruto de una decisi¨®n de ETA instrumentada a trav¨¦s de Batasuna.
Pero tampoco es seguro que el rechazo a la violencia de ETA del nuevo partido sea irreversible y no una a?agaza. Con un reduccionismo simplista impropio de un pol¨ªtico veterano, el socialista Jes¨²s Eguiguren ha afirmado que la oposici¨®n a la inscripci¨®n registral de Sortu se debe exclusivamente a la falta de valent¨ªa de Zapatero para hacer frente a las presiones de la derecha y a la falta de patriotismo del PP. El presidente de los socialistas vascos no parece dispuesto a reconocer como eventual causa de ese rechazo el recuerdo a¨²n vivo del timo de la estampita del que fue v¨ªctima el a?o 2005 el presidente del Gobierno cuando se tom¨® c¨¢ndidamente en serio -empujado por Jes¨²s Eguiguren- la petici¨®n de di¨¢logo de ETA que acab¨® sangrientamente con el atentado de la T-4 el 30 de diciembre de 2006.
La refinada hipocres¨ªa de la ilegalizada Batasuna, destinada a quedar antes o despu¨¦s desenmascarada, y la sinceridad a prueba de bomba de los dirigentes de la izquierda abertzale, convertidos irrevocablemente a la democracia, no son las ¨²nicas explicaciones imaginables. Sortu podr¨ªa ser fiel en el futuro a sus pac¨ªficos estatutos, aunque sus actuales prop¨®sitos fuesen ahora ambiguos, o por el contrario retomar el camino de la violencia, con independencia de que ahora lo descarte. Todo depender¨¢ del juego de mayor¨ªas y minor¨ªas en el seno tanto ETA y de la izquierda abertzale, as¨ª como del desenlace de las tensiones existentes entre dos organizaciones unidas durante d¨¦cadas de forma inextricable pero tal vez metidas ya en v¨ªas de divorcio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.