El debate nuclear
Poco antes del terrible terremoto de Jap¨®n y sus fatales consecuencias, el expresidente Aznar compareci¨® ante los medios para, blandiendo un informe de FAES, con el tono arrogante al que nos tiene acostumbrados, defender las centrales nucleares, m¨¢s baratas y limpias; criticar las medidas de ahorro energ¨¦tico del Gobierno, que tach¨® de ocurrencias; y desautorizar las energ¨ªas renovables, por caras. Lo que ocurre en Jap¨®n pone en entredicho su defensa de las nucleares, al igual que la realidad desminti¨®, en su momento, que hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva en Irak. La energ¨ªa nuclear no es limpia, como ¨¦l dice; produce radiactividad. Ni es barata, si se tiene en cuenta la seguridad de las personas y el coste del almacenamiento de los residuos nucleares. Aznar tiene el don de la oportunidad. ?Qu¨¦ flaco favor le hace este se?or a su partido y a Espa?a cada vez que habla!- Manuel Navarro. Madrid.
Con ocasi¨®n de los problemas de las centrales nucleares japonesas asistimos a un intenso debate sobre la seguridad de ese tipo de instalaciones y su futuro: opiniones de expertos, tertulias, propuestas de pol¨ªticos... Pero creo que se est¨¢ dejando de lado el verdadero debate que deber¨ªa provocar este problema: la reducci¨®n del consumo.
Todos los expertos est¨¢n de acuerdo en que los niveles de despilfarro de energ¨ªa son enormes en nuestros pa¨ªses desarrollados. Basta con recorrer nuestras ciudades o nuestras carreteras por la noche para comprender que nuestro nivel de vida no se resentir¨ªa por una reducci¨®n importante del consumo. Como tampoco una reducci¨®n del consumo de petr¨®leo implicar¨ªa el retorno a la tracci¨®n a sangre.
Serge Latouche, un economista franc¨¦s experto en la necesaria racionalizaci¨®n del crecimiento que se impone en un mundo en el que una peque?a parte de sus habitantes consume irracionalmente mientras que el resto carece del m¨ªnimo necesario para una vida digna, sintetizaba as¨ª su pensamiento: "Quien defienda un crecimiento ilimitado en un planeta limitado es un loco o un economista". - Augusto Klappenbach Pinto, Madrid
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