Lo est¨¢n consiguiendo
Sobre la actual deriva -deriva en sentido estricto- del Gobierno gallego hay dos teor¨ªas. La que podr¨ªamos llamar conspirativa, que sostiene que est¨¢n haciendo lo que est¨¢n haciendo porque quieren conseguir lo que est¨¢n consiguiendo, y la ben¨¦vola, que sospecha que est¨¢n haciendo lo que est¨¢n haciendo y consiguiendo lo que est¨¢n consiguiendo porque no les sale otra cosa. Como estamos en el pa¨ªs donde Dios es bueno pero el diablo no es malo, quiz¨¢s ninguna de las dos sea exactamente cierta, y tambi¨¦n las dos lo sean. Y lo que se le puede atribuir al Gobierno se le puede achacar a la oposici¨®n, a cada uno con su distinta cuota de responsabilidad. No es que espere que algo de lo que hace la Xunta o se dice en el Parlamento vaya a hacerse un hueco entre los titulares sobre lo que pasa en Libia o pueda pasar en Jap¨®n. Al rev¨¦s, los que se dedican a la cr¨®nica pol¨ªtica se ven y se las desean para justificar su sueldo.
Las competencias de esta comunidad aut¨®noma se han reducido a la actividad de una gestor¨ªa
Si la pol¨ªtica es, como la define la RAE en la ¨²ltima enmienda de su diccionario, la "actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos p¨²blicos", no hay nada que objetar a lo de "actividad", pero de los "asuntos p¨²blicos" debe ser en otra ventanilla. La ¨²ltima contribuci¨®n de Alberto N¨²?ez Feij¨®o a lo que debe su sueldo es que la culpa la tiene Madrid. Algo que era cierto en ¨¦poca de Castelao, cuando lo m¨¢s parecido a una instituci¨®n auton¨®mica era que se pusiesen de acuerdo las cuatro Diputaciones, o una parte representativa de los Ayuntamientos (cosa hoy impensable, y que en tiempos de Castelao s¨ª se produjo). Ahora Madrid tiene, como la oposici¨®n, una parte al¨ªcuota de culpa, pero no de que, por ejemplo, sigan cerrados 20 centros de d¨ªa que la actual Xunta hered¨® de la anterior (de construir m¨¢s, ya ni hablamos).
Este y otros muchos casos de gesti¨®n diaria de los "asuntos p¨²blicos" parecen confirmar que la pol¨ªtica gallega sigue, m¨¢s que la definici¨®n de la RAE, la de Woody Allen de que la vocaci¨®n del pol¨ªtico de carrera es hacer de cada soluci¨®n un problema, incluso cuando no lo hab¨ªa. La demostraci¨®n m¨¢s palpable es el hiyabgate de Arteixo, esa cuesti¨®n de Estado desencadenada por una ni?a de 11 a?os que le hace caso a su padre, que ha generado una escalada administrativa que acabar¨¢ siendo materia del Consejo de Estado o del Tribunal Constitucional o de ambos. Posiblemente la pr¨®xima confirmaci¨®n al teorema alleniano se produzca a ra¨ªz de las declaraciones del conselleiro Hern¨¢ndez de que la reducci¨®n a 110 kil¨®metros por hora en las autopistas supondr¨¢ un sobrecoste por p¨¦rdida de la productividad de 28 millones de euros anuales (y alguien contraargumente que si se elevase a 150 kil¨®metros se ganar¨ªan 84 millones).
En resumen, en Compostela han reducido las competencias de una comunidad aut¨®noma a la actividad de una gestor¨ªa y el debate pol¨ªtico a un cruce de acusaciones sobre asuntos que nadie conoce (aunque yo por lo menos me enter¨¦ que Pachi V¨¢zquez tiene una casa bastante aparente). Menos mal que, cuando todo falla, nos quedan los ayuntamientos como reserva espiritual de lo que los cursis, en su eterna lucha por distinguirse, llaman gobernanza. Igual que en la ¨¦poca de Castelao, en el ¨¢mbito local gallego es donde perviven las grandes operaciones pol¨ªticas, los fichajes y traspasos de cracks, el perd¨®n de los pecados a los ediles pr¨®digos o transfugados. Incluso el ins¨®lito a la par que habitual -aunque circunscrito a las proximidades electorales- milagro del remonte de la depauperada demograf¨ªa del rural. De 121 ayuntamientos espa?oles en los que se han detectado irregularidades censales m¨¢s all¨¢ del error burocr¨¢tico, 39 son gallegos (la tercera parte, a pesar de que los ayuntamientos de Galicia no llegan al 4% de los espa?oles). De nuestros 39 viveros de la alta pol¨ªtica, 35 son ourensanos (m¨¢s de un tercio del total provincial).
Es decir, si la pol¨ªtica y el Gobierno en Galicia van camino de reducirse al debate de si Zapatero tiene que irse, hay que echarlo o en el fondo no es malo de todo, para eso no hace falta ni Xunta ni Parlamento (las Diputaciones, como corporaciones locales que son, resultan esenciales). Tanto si era lo que se buscaba (teor¨ªa conspirativa) o si ha salido as¨ª (teor¨ªa ben¨¦vola), enhorabuena. Prueba superada.
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