Padres por sentencia judicial
La justicia da la raz¨®n a una pareja que acogi¨® temporalmente a una menor hu¨¦rfana y se neg¨® a devolverla a los servicios de tutela de la Comunidad
Gabriel escuch¨® el sonido del tel¨¦fono ubicado en el sal¨®n, pero no se atrevi¨® a descolgarlo. A continuaci¨®n, se puso a hacer apresuradamente las maletas. B¨¢rbara, su mujer, prepar¨® de inmediato la ropa de la ni?a. Esa misma noche enfilaron la carretera en busca de un escondite donde nadie pudiese encontrarlos. A esas horas, la polic¨ªa ten¨ªa ya en sus manos una orden judicial de entrada en casa del matrimonio para llevarse a la ni?a hu¨¦rfana a la que hab¨ªan acogido hac¨ªa un a?o, en principio, solo para un mes. La comisi¨®n de tutela, que buscaba otros padres para la menor, exig¨ªa a la pareja que la devolviese cuanto antes.
La huida hacia adelante de este matrimonio ha terminado este mes, cuando una juez ha acordado finalmente otorgarles a ellos la adopci¨®n de la peque?a, cuya madre hab¨ªa muerto en 2009. La decisi¨®n judicial choca con el criterio de la comisi¨®n de tutela del menor de la Comunidad de Madrid (algo muy poco com¨²n), que cree que el matrimonio reun¨ªa los requisitos para acogerla durante un tiempo, pero no para quedarse con ella para siempre. Para el Instituto Madrile?o del Menor (IMMF) son demasiado mayores (50 a?os ¨¦l y 46 ella) y B¨¢rbara padece esclerosis m¨²ltiple. Sin embargo, despu¨¦s de batallar d¨ªa y noche durante un a?o con la Administraci¨®n aut¨®noma, les han dado la raz¨®n. Paloma Mart¨ªn, gerente del IMMF, dice que no comparte la decisi¨®n pero que no recurrir¨¢ la sentencia para no alargar m¨¢s el proceso.
La Comunidad consideraba mejor dar la ni?a a una pareja m¨¢s joven
Los informes describ¨ªan una perfecta integraci¨®n en la familia
B¨¢rbara y Gabriel cuentan que en su proyecto de vida en com¨²n no entraba la idea de tener hijos. En ocasiones, acog¨ªan por temporadas menores con entornos familiares viciados. En 2009 se hicieron cargo por un mes de Luc¨ªa, como llamaremos a la ni?a. En ese momento se buscaba a su supuesto padre, un ciudadano italiano que no quiso hacerse las pruebas de ADN.Antes de morir, la madre biol¨®gica de la criatura dijo que ese hombre italiano era el padre. El hombre, con el que contactaron los servicios sociales de su pa¨ªs, no quiso hacerse las pruebas de paternidad y de todos modos avis¨® de que no estaba en condiciones de hacerse cargo de ella. Todo ese proceso se alarg¨® durante un a?o, tiempo en el que la ni?a permaneci¨® con el matrimonio, que la hab¨ªa acogido en el chal¨¦ de un pueblo de Madrid.
Luc¨ªa, que ahora tiene tres a?os y medio, hizo en ese tiempo una vida normal con la pareja. Los informes de esa ¨¦poca que aporta la pareja dan fe de su mejor¨ªa, tanto f¨ªsica como intelectualmente. Finalmente, el supuesto padre se desentendi¨® de todo el proceso y la comisi¨®n de tutela incorpor¨® a Luc¨ªa a una lista de ni?os que entran en los procesos de adopci¨®n. El matrimonio, convencido de que lo mejor para ella era que continuasen viviendo juntos, se propuso como pareja adoptante. "?Qui¨¦n mejor que nosotros?", se preguntaban.
Aunque el IMMF reconoc¨ªa en unos informes que la situaci¨®n de la ni?a con sus padres de acogida era ideal, decidi¨® incluirla en una lista de ni?os en adopci¨®n. "Prefer¨ªamos un matrimonio m¨¢s joven y sin problemas m¨¦dicos", explica Paloma Mart¨ªn, gerente del Instituto.
Gabriel y B¨¢rbara recurrieron la decisi¨®n, que consideraban una aberraci¨®n. Se sometieron a un estudio psiqui¨¢trico que avalase lo beneficioso que hab¨ªa sido la convivencia para la ni?a. "Han actuado como buenos cuidadores en el desarrollo integral de Luc¨ªa, le han proporcionado su afecto cubriendo las necesidades psicoafectivas de la menor", se lee en dicho informe. Conclu¨ªa que Luc¨ªa hab¨ªa interiorizado a la pareja como su padre y su madre.
La sentencia tambi¨¦n cita un informe de Meni?os, una de las fundaciones en las que el IMMF ha externalizado la atenci¨®n a los menores en desamparo, que no era favorable a que Luc¨ªa continuase con ellos: "La familia ha expresado su deseo de adoptar a la menor a pesar de que en principio ten¨ªan claro que era temporal. En el ¨²ltimo periodo la familia ha perdido la objetividad de su rol como acogedores (...)". Les dijeron finalmente que no pod¨ªan quedarse con ella. Los padres se derrumbaron al conocer la noticia.
Fue entonces cuando decidieron huir. "Tuvimos que irnos de nuestra casa como si fu¨¦ramos nosotros los delincuentes para evitar que se la llevaran". Gabriel recuerda con horror esos oscuros d¨ªas. El matrimonio se inform¨® de las consecuencias de una separaci¨®n de ese tipo, sobre todo en ni?os que ya han sufrido en sus cortas vidas. Consultaron con varios especialistas. Todos, seg¨²n la documentaci¨®n que aportan ellos, estaban de acuerdo: las consecuencias de una nueva p¨¦rdida resultar¨ªan demoledoras para Luc¨ªa. Le causar¨ªa trastornos psiqui¨¢tricos que podr¨ªa incapacitarla a tener relaciones afectivas sanas en el futuro. Hicieron llegar esas conclusiones al IMMF, la Fiscal¨ªa de Menores y el Defensor del Menor. No import¨®. Pusieron su confianza en la justicia. La comisi¨®n de tutela decidi¨® que la ni?a deb¨ªa volver a un centro de acogida a la espera de una nueva vida. El matrimonio pidi¨® que la decisi¨®n se pospusiera hasta la resoluci¨®n judicial. En vano. Les contestaron con una orden de entrada en domicilio.
La pareja, en ese momento y viendo que la menor iba a salir perjudicada y no iba a tener estabilidad, interpuso una demanda con solicitud de medidas cautelares. La juez concedi¨® dichas medidas, decretando que la ni?a permaneciera en su hogar, con ellos, hasta que se tomara la decisi¨®n final. La magistrada pidi¨® una valoraci¨®n del equipo psicosocial del juzgado, cuyo estudio coincid¨ªa con los aportados y lo investigado por Gabriel y B¨¢rbara: lo m¨¢s beneficioso para la ni?a era continuar con ellos. Sin embargo, todo hac¨ªa sospechar que tendr¨ªan que separarse de Luc¨ªa. En experiencias anteriores, los juzgados siempre hab¨ªan fallado a favor de la comisi¨®n de tutela. La fiscal, en sus conclusiones finales, se?al¨® que un menor de esa edad no sufre da?o alguno con un cambio de familia.
Pero por fin, el Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 29 de Madrid habl¨® el 1 de marzo y despej¨® la inc¨®gnita: "Debe prevalecer sobre cualquier otro, por leg¨ªtimo que sea, el inter¨¦s superior de la menor". En este caso, continuar con Gabriel y B¨¢rbara. "No lo compartimos", afirma Paloma Mart¨ªn. "De todos modos no lo recurriremos porque ser¨ªa dilatar en el tiempo el problema, lo que va en contra de la menor". La juez dice que Luc¨ªa lleve los apellidos de la pareja para siempre. As¨ª ser¨¢.
Desamparados
- En la actualidad, la Comunidad tiene bajo su amparo a 4.590 menores. De ellos, casi el 62% vive en situaci¨®n de acogimiento familiar y el resto en alguno de los centros de la Comunidad, seg¨²n los datos aportados por la Consejer¨ªa de Familia y Asuntos Sociales.
- 143 familias madrile?as se ofrecieron para cuidar de manera temporal de uno de estos menores, 36 m¨¢s que en 2007. Ese fue el caso de Gabriel y B¨¢rbara, hasta que supieron que la ni?a iba a ser dada en adopci¨®n.
- En los ¨²ltimos a?os, el perfil de las familias acogedoras ha cambiado, seg¨²n explica la Consejer¨ªa en una nota. Aumentan los hogares que ya tienen hijos propios frente a aquellas parejas que optan con motivaciones cercanasa la adopci¨®n.
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