A tumba abierta
Con 200 m¨²sicos delante (100 de la orquesta y otros tantos del coro), cualquier desliz de la batuta puede convertirse en un aut¨¦ntico galimat¨ªas. La sonoridad producida, adem¨¢s, tiende a resultar densa, dificultando la claridad de las texturas. Los errores de cada instrumentista o cantante, por el contrario, se disimulan m¨¢s, pero la Segunda Sinfon¨ªa de Mahler, tan rica en solos individuales o de secciones, no hubiera tardado en ponerlos de manifiesto. El viernes, sin embargo, lo ¨²nico que se evidenci¨® fue la gran calidad de ambas agrupaciones y la sabidur¨ªa de Jir¨ª Belohl¨¢vek para dirigirlas. Hac¨ªa mucho tiempo que no sonaba as¨ª de bien la Orquesta de Valencia, m¨¢xime trat¨¢ndose de una obra tan sumamente compleja como la Sinfon¨ªa Resurrecci¨®n de Mahler.
Orquesta de Valencia
Director: Jir¨ª Belohl¨¢vek. Chen Reiss, soprano. Ekaterina Semenchuk, mezzosoprano. Sociedad Coral de Bilbao. Sinfon¨ªa n¨²m. 2 (Resurrecci¨®n) de Gustav Mahler. Palau de la M¨²sica.
Valencia, 25 de marzo de 2011.
Ni buscando con lupa se encontrar¨ªan defectos a lo escuchado. Belohl¨¢vek luci¨® un estilo tan pulcro como expresivo. Con una gestualidad muy comedida logr¨® un ajuste magistral, abriendo, adem¨¢s, la v¨ªa para que todos los participantes comprendieran y transmitieran el esp¨ªritu de la partitura. La l¨®gica musical de ¨¦sta, como se?alaba Bruno Walter, sobrepasa los programas de cualquier tipo, y la batuta debe atender a ello. As¨ª fue: las l¨ªneas b¨¢sicas quedaron tan firmemente trazadas que todo resultaba coherente y hasta esperado. Incluso ese fort¨ªsimo del final, que, sin la preparaci¨®n que tuvo, podr¨ªa parecer excesivo, se escuch¨® como la explosi¨®n congruente al estado de tensi¨®n que se hab¨ªa ido creando.
Pero poco hubiera podido hacer el director checo si los instrumentistas y la coral se hubieran limitado a cumplir. Fueron m¨¢s all¨¢, y es imposible alabar el trabajo de cualquier secci¨®n o solista porque habr¨ªa que mencionarlos a todos. Parec¨ªa que los m¨²sicos se hab¨ªan autoimpuesto un nivel de exquisitez t¨¦cnica e interpretativa muy por encima de lo habitual: esos contrastes llenos de misterio, esa angustia sombr¨ªa del primer movimiento, la limpieza del sonido, esas danzas delicuescentes del Scherzo, las exquisitas gradaciones din¨¢micas, las fantasmales bandas externas, la c¨¢lida voz de contralto y soprano, el empaste y la sinceridad del coro, los soberbios metales, la percusi¨®n exacta y lacerante... en definitiva: las ganas y la capacidad de hacer m¨²sica a tumba abierta. Pasa pocas veces pero, cuando es as¨ª, nadie lo olvida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.