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Pones el cursor sobre el icono para eliminar el mensaje que has mandado o recibido a trav¨¦s de la Red, le das al rat¨®n, el texto desaparece de la pantalla, se va a la papelera y all¨ª queda a la espera de una segunda oportunidad para seguir existiendo. El sistema te pregunta si quieres borrarlo definitivamente. Aprietas la tecla con toda tu omnipotencia y crees que el texto ha sido aniquilado para siempre, pero no es as¨ª. No has hecho sino encerrarlo en un habit¨¢culo secreto del disco duro y tirar la llave. Sucede que esa llave la puede encontrar con relativa facilidad un experto inform¨¢tico o un polic¨ªa que siga tu rastro por orden del juez. Llegado el caso se abrir¨¢ esa c¨¢mara negra y quedar¨¢s al descubierto. Si entras en la Red, ya nunca estar¨¢s a salvo. Como su nombre indica la Red es una trampa y una vez que metas el rat¨®n en busca del queso en Google quedar¨¢s atrapado, pero esa ratonera tambi¨¦n es el espacio donde uno alcanza la inmortalidad porque cualquier hecho de tu vida o dato que te ata?a, el sentimiento o sue?o que hayas volcado en Internet estando vivo, se expandir¨¢ en tiempo presente por todo el universo aunque ya hayas muerto. Si te han absuelto de un crimen, seguir¨¢s estando eternamente sentado en el banquillo todav¨ªa; si has recibido un premio, te estar¨¢ abrazando eternamente el rey; si has salvado a un ni?o te estar¨¢n poniendo eternamente una medalla; si has hecho el idiota en Facebook y tu novia te ha rechazado, podr¨¢n re¨ªrse de ti hasta el final de los siglos y ese ser¨¢ tu castigo eterno. En tiempos de Babilonia los s¨¢trapas tuvieron que crear a un Ser Que Todo Lo Ve, sencillamente porque entonces no hab¨ªa suficientes polic¨ªas. El infierno estaba reservado para aquellos facinerosos que escapaban a la acci¨®n de la justicia. A¨²n hoy la polic¨ªa solo descubre la d¨¦cima parte de los cr¨ªmenes, pero a medida que en la historia el aparato de control y represi¨®n de los ciudadanos ha ido creciendo, ha perdido fuerza el castigo en el m¨¢s all¨¢, sustituido en la tierra por la tortura en las c¨¢rceles. Alg¨²n papa ha dicho que el infierno es solo un estado de ¨¢nimo. Puede que se estuviera refiriendo sin saberlo a esa trampa de la Red, similar a un laberinto, en el que nos sentimos vigilados, condenados e inmortales al mismo tiempo.
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