El modelo turco
De r¨¦gimen islamista pernicioso para Occidente a imp¨ªo y apoyado por EE UU para sus vecinos, el mundo observa con admiraci¨®n c¨®mo puede ejercer el poder pol¨ªtico un Gobierno representativo de la mayor¨ªa religiosa
Cu¨¢nto ha cambiado en un a?o el debate sobre el papel de Turqu¨ªa como modelo para sus vecinos de Oriente Pr¨®ximo! El verano pasado, los expertos occidentales discut¨ªan si el "modelo turco" era o no un r¨¦gimen islamista que pod¨ªa ser pernicioso, volverse en contra de sus socios de Occidente o forjar una alianza anti-Israel con un Ir¨¢n nuclearizado. Hoy, los comentaristas valoran los m¨¦ritos de Turqu¨ªa como modelo de estabilidad laica y democr¨¢tica, un ejemplo para una regi¨®n que intenta encontrar la forma de salir de una tempestad de opresi¨®n y rebeliones.
La rapidez de este cambio demuestra lo superficiales que pueden ser estos debates. Ni Occidente ni Oriente Pr¨®ximo se dan cuenta de que el "modelo turco" no puede amoldarse a un solo bloque ni un solo marco. Hace mucho que el pa¨ªs es muchas cosas y ninguna: negocia la integraci¨®n en la UE, pero tiene cada vez menos esperanzas de que llegue pronto; es un pa¨ªs musulm¨¢n, dirigido por un primer ministro devoto y exislamista, pero en el que las instituciones laicas y la sociedad representan un factor de equilibrio fundamental.
Un elemento que garantiza este sistema de controles es su legitimidad democr¨¢tica
Quien llega a Turqu¨ªa desde Europa cree que ha llegado a Oriente; los vecinos, a Europa
Eso no significa que no pueda cambiar nada, solo que el cambio ha sido lento desde que Turqu¨ªa inici¨® un firme camino de modernizaci¨®n en 1923. Oriente Pr¨®ximo tardar¨¢ mucho en ponerse al d¨ªa, y ni Turqu¨ªa ni ning¨²n otro pa¨ªs puede servir de modelo ¨²nico para la transformaci¨®n de la zona. Pero tanto los nuevos movimientos pol¨ªticos como las viejas clases dirigentes de muchos pa¨ªses pueden y quieren aprender unas cuantas cosas fundamentales de la experiencia turca.
La m¨¢s importante es que Turqu¨ªa parece haber alcanzado un equilibrio entre ideolog¨ªas que est¨¢ ausente en la mayor parte de la regi¨®n. El autoritarismo, el militarismo, el estatalismo, el fundamentalismo religioso y el nacionalismo est¨¢n compensados por las instituciones democr¨¢ticas, la tradici¨®n de Estado, la econom¨ªa de libre mercado y la apertura creciente al mundo. Cuando una tendencia se acent¨²a demasiado, surge una fuerza opuesta para contrarrestarla: a veces en forma de partidos pol¨ªticos, como grupos empresariales, en los medios de comunicaci¨®n e incluso en la sociedad civil.
Un elemento que garantiza este sistema de controles y equilibrios en Turqu¨ªa es su legitimidad democr¨¢tica. El pa¨ªs ya no es un sistema autoritario, sino un sistema multipartidista, en una trayectoria dif¨ªcil pero continua desde hace 60 a?os. Queda mucho por hacer: por ejemplo profundizar la democracia interna de los partidos, bajar el l¨ªmite del 10% de votos para que un partido acceda al Parlamento y dar m¨¢s eficacia a la labor legisladora de la C¨¢mara. Pero las elecciones son, sin lugar a dudas, libres, limpias y leg¨ªtimas.
Turqu¨ªa ha conseguido asimismo reducir el papel del Ej¨¦rcito. Hace solo cuatro a?os, los militares intentaron impedir que tomara posesi¨®n el presidente escogido por el AKP (el partido Justicia y Desarrollo, en el poder), pero, cuando el partido decidi¨® convocar unas elecciones anticipadas para resolver la cuesti¨®n, el 47% de los turcos vot¨® a su favor. Los pa¨ªses vecinos, que durante mucho tiempo hab¨ªan considerado Turqu¨ªa como un pa¨ªs gobernado por un Ej¨¦rcito laico, imp¨ªo y apoyado por Estados Unidos, observan hoy con admiraci¨®n de qu¨¦ forma tan clara, genuina y pac¨ªfica puede ejercer el poder pol¨ªtico un Gobierno representativo de la mayor¨ªa religiosa.
La base que ha facilitado esta evoluci¨®n es el s¨®lido crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs, que ha pasado de ser una econom¨ªa controlada por el Estado a tener un en¨¦rgico sector privado, mientras que Estambul se ha convertido en un centro econ¨®mico regional que rivaliza con las capitales europeas.
El modelo turco, pues, es una mezcla de muchos elementos. Pero no es f¨¢cil copiarlo debido a tres factores espec¨ªficos. En primer lugar, las reformas se han beneficiado enormemente de un proceso de integraci¨®n en la UE al que no puede aspirar ning¨²n otro pa¨ªs de Oriente Pr¨®ximo. Segundo, la econom¨ªa no ha tenido m¨¢s remedio que desarrollarse sin los ingresos del petr¨®leo, bendici¨®n y maldici¨®n de tantos Gobiernos de la regi¨®n. Y tercero, Turqu¨ªa se sostiene sobre la profunda lealtad al complejo Estado heredado del Imperio Otomano, una situaci¨®n a la que solo se aproximan Egipto e Ir¨¢n.
En busca de nuevas oportunidades, Turqu¨ªa se ha ido abriendo a la regi¨®n. Ankara sufri¨® durante mucho tiempo la subversi¨®n pol¨ªtica y beligerante de sus vecinos, y, sobre todo desde finales de los a?os noventa, ha intentado cerrar brechas, promover la estabilidad y as¨ª adquirir nuevos mercados para su econom¨ªa en expansi¨®n. El AKP aport¨® nuevas energ¨ªas a este compromiso cuando lleg¨® al poder en 2002 y proclam¨® una pol¨ªtica exterior de "cero problemas".
El esfuerzo m¨¢s consciente del AKP de servir de modelo es su intento, desde 2009, de promover la interdependencia regional, siguiendo de forma expl¨ªcita las lecciones sobre resoluci¨®n de conflictos extra¨ªdas de la integraci¨®n europea tras la II Guerra Mundial. Ankara est¨¢ eliminando las restricciones de visados, organizando reuniones bianuales entre ministros, construyendo infraestructuras complementarias, simplificando los puestos fronterizos y negociando ¨¢reas de libre comercio que pronto pueden ser multilaterales si se desarrolla plenamente un acuerdo entre Turqu¨ªa, Siria, L¨ªbano y Jordania.
Algunos idealistas como el ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, han ido m¨¢s all¨¢ y hablan de una regi¨®n en la que las comunidades vuelvan a unirse despu¨¦s de las divisiones artificiales de los periodos colonial y poscolonial. Existe tambi¨¦n una dimensi¨®n emocional, porque los dirigentes del AKP comparan la c¨¢lida acogida que reciben de sus hom¨®logos musulmanes con los desaires e incluso insultos mutuos que se han vuelto habituales en las relaciones de Turqu¨ªa con Europa.
Adem¨¢s, Ankara da muestras de una nueva independencia de ideas que resulta atractiva para el resto de la regi¨®n. Los l¨ªderes del AKP hablan sin reparo de las injusticias contra los palestinos, negaron permiso a las tropas estadounidenses para cruzar el territorio turco con el fin de invadir Irak en 2003 y han tratado de contrarrestar el azote de las sanciones econ¨®micas de Occidente que parecen castigar a los pueblos de Oriente Pr¨®ximo m¨¢s que a los reg¨ªmenes autoritarios que constituyen su objetivo. Sin embargo, al mismo tiempo, Turqu¨ªa mantiene su capacidad de expresar estas opiniones desde su cercan¨ªa a la UE y su pertenencia a instituciones clave como la OTAN.
Sin embargo, la agitaci¨®n de los ¨²ltimos meses en Oriente Pr¨®ximo ha dejado claro que, la realpolitik sigue siendo tan importante para Ankara como las frases grandiosas sobre hermandad regional y democracia. Turqu¨ªa ha pronunciado palabras intachables de apoyo a los manifestantes, pero, en la pr¨¢ctica, ha reaccionado de distintas formas seg¨²n los casos. En Ir¨¢n, donde Turqu¨ªa confiaba en obtener ventajas comerciales, el AKP se apresur¨® a felicitar al conservador que gan¨® las elecciones de 2009 pese a las amplias protestas populares. En cambio, en Egipto, donde el AKP llevaba tiempo sufriendo fricciones con el presidente Hosni Mubarak, se puso del lado de quienes ped¨ªan que este dimitiera. Y en Libia, al principio, parec¨ªa que quer¨ªa proteger como fuera sus intereses comerciales mientras criticaba a Occidente por ocultar su verdadero motivo, el petr¨®leo, pero ahora est¨¢ cooperando con las operaciones militares de sus socios occidentales.
Sea un modelo o no, hay una cosa evidente: Turqu¨ªa ha encontrado una v¨ªa de progreso, mientras sus vecinos siguen busc¨¢ndola. No siempre fue as¨ª. La primera vez que entr¨¦ en Turqu¨ªa, por su frontera oriental, en 1980, la opini¨®n general era que el pa¨ªs era tal desastre y estaba en una situaci¨®n de tanta pobreza que mis acompa?antes sirios llenaron el maletero del coche de pan, t¨¦, cigarrillos y caf¨¦. Hoy, la situaci¨®n es la contraria, y las empresas turcas est¨¢n llevando a cabo una aut¨¦ntica invasi¨®n de Siria. Ahora bien, para tratar de averiguar hacia d¨®nde se dirige el modelo turco, lo mejor es recordar que los visitantes que llegan a Turqu¨ªa procedentes de Europa suelen pensar que han llegado a Oriente, y los de los pa¨ªses vecinos, que han llegado a Europa.
Hugh Pope es director del proyecto Turqu¨ªa / Chipre del International Crisis Group y autor de tres libros sobre Turqu¨ªa, el mundo turco y Oriente Pr¨®ximo. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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