Radiograf¨ªa del paro
Unas l¨ªneas introductorias de datos, que siempre son pesados, pero necesarios. En Galicia, el 42,8% de la poblaci¨®n mayor de edad declara trabajar, tomando para ello los archivos estad¨ªsticos agregados desde enero de 2009 a febrero de 2011 (CIS), que nos dan datos muy s¨®lidos. En el conjunto del Reino de Espa?a esa cifra es del 44,7%. Aqu¨ª trabaja menos gente a pesar de que el paro es tambi¨¦n menor, lo que deber¨ªa incrementar la cifra de empleados. Pero no es as¨ª: el envejecimiento de la poblaci¨®n (sobre ocho puntos m¨¢s de jubilados/pensionistas que en el conjunto del Reino) se lleva por delante nuestra sensible ventaja (reduci¨¦ndose a toda m¨¢quina) en paro comparado (unos cinco puntos de porcentaje favorable con estos mismos datos). Esos son los datos, que nos llevan a una conclusi¨®n pr¨¢ctica: es urgente poner en marcha pol¨ªticas demogr¨¢ficas estimulantes para intentar salir de este abismo que nos lleva a la ineficiencia, a la extinci¨®n como pueblo y a la sustituci¨®n paulatina e imparable en el mercado laboral. ?Qui¨¦nes son nuestros parados actuales?
Son las nuevas clases medias y las trabajadoras, cualificadas o no, las que llevan el peso de la crisis
Los parados pertenecen a todas las clases sociales, y en el caso de parados que ya han trabajado antes (13,4% de la poblaci¨®n mayor de edad), los m¨¢s numerosos, con mucha diferencia, son los obreros cualificados, casi la mitad de todos los parados (46,1%), muy por encima de su presencia en la sociedad (solo un 34,6%). Esto mismo le ocurre a las nuevas clases medias y, en menor medida, a los obreros sin cualificar. Clases altas y viejas clases medias notan poco el paro, sobre todo las viejas clases medias, apenas tocadas por el desempleo. Por tanto, son las clases emergentes de la nueva modernidad y de la democratizaci¨®n igualitaria de la ense?anza (nuevas clases medias), junto con las clases trabajadoras m¨¢s o menos cl¨¢sicas, cualificadas o no, las que soportan el peso de la crisis. Una crisis de desempleo en los otros sectores sociales no tendr¨ªa relevancia, lo que hace dura a esa crisis es que va al coraz¨®n de los nuevos empleos, al coraz¨®n de la nueva modernidad.
Y una nueva conclusi¨®n pr¨¢ctica: es no menos urgente activar los procesos de iniciativa e inversi¨®n en esas nuevas clases medias emergentes que son el sector m¨¢s creativo y din¨¢mico de la econom¨ªa en general y de la gallega en particular. Es preciso propiciar esa red de peque?as empresas con iniciativa, como las que han proyectado al infinito al Pa¨ªs Vasco, y hay que hacerlo entre todos, aunque el Gobierno aut¨®nomo y los bancos tienen una funci¨®n primordial. Es posible y es necesario poner en marcha este proceso como proceso paralelo a la estimulaci¨®n demogr¨¢fica. Y van dos urgencias, pero hay muchas m¨¢s.
La pol¨ªtica tambi¨¦n existe y es necesaria para poner en marcha esas y cualesquiera otras medidas. La llegada del PP a la gobernaci¨®n de la comunidad no estuvo precedida de graves consideraciones socioecon¨®micas de este o de otro estilo, apenas de disparates pol¨ªticos del g¨¦nero de la ya mentada en otro art¨ªculo dirty campaign, a base de coches, sillas y empresarios e¨®licos y sus yates. Eso debe acabarse. Hoy est¨¢ Madrid, el poblach¨®n manchego (as¨ª le dicen) en el que vivo, conmovido por la presencia de Rajoy en un barco de dudosa genealog¨ªa, con el mosqueo que eso genera en el entorno pol¨ªtico. ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si se integrara en la campa?a de las municipales una cosa as¨ª, como se hizo antes con todas aquellas barbaridades usadas para cambiar el Gobierno?
Para ir hacia la nueva modernidad de Galicia es inevitable transmitir decencia, esperanza y racionalidad al electorado. Ese es el camino.
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