Siria cierra el paso a las reformas
El presidente El Asad se niega a levantar el estado de excepci¨®n vigente desde 1963 - El r¨¦gimen de Damasco atribuye la ola de revueltas a una "conspiraci¨®n israel¨ª"
Los sirios, y el resto del mundo, ya saben a qu¨¦ atenerse: Bachar el Asad no piensa reformar la dictadura heredada de su padre ni escuchar unas protestas fomentadas, seg¨²n ¨¦l, por "conspiradores con un plan israel¨ª". El presidente de Siria pronunci¨® ayer un discurso a la vez continuista y desafiante, interrumpido por sus propias risas y por los poemas de devoci¨®n que le dirig¨ªan los diputados. Pese a las promesas formuladas por el propio r¨¦gimen en los ¨²ltimos d¨ªas, no habl¨® de levantar el estado de excepci¨®n vigente desde 1963. Poco despu¨¦s de la comparecencia de El Asad, cientos de manifestantes furiosos salieron a la calle en Latakia.
La reacci¨®n inmediata en Latakia, donde seg¨²n testigos presenciales las fuerzas de seguridad efectuaron numerosos disparos, podr¨ªa anticipar acontecimientos m¨¢s graves el viernes, la jornada de las grandes manifestaciones. Reporteros locales de Al Yazira y The Guardian indicaron que la decepci¨®n ante el inmovilismo del presidente era perceptible incluso en personas pr¨®ximas al r¨¦gimen.
Cientos de manifestantes furiosos protestan en Latakia
Su discurso en el Parlamento jug¨® con el temor a una guerra sectaria
La escenograf¨ªa del discurso fue la t¨ªpica de las ocasiones pol¨ªticas solemnes. A la entrada del edificio de la Asamblea Popular, en Damasco, varios cientos de personas gritaban "Dios, Siria, Bachar". En el hemiciclo, los diputados (designados por su fidelidad al dictador) clamaban su ansia de dar la vida por El Asad.
El vicepresidente, Faruk el Shara, hab¨ªa asegurado el pasado lunes que El Asad iba a anunciar "importantes decisiones" que dar¨ªan "satisfacci¨®n al pueblo sirio". La expectaci¨®n era m¨¢xima. Pero no hubo novedad alguna. El n¨²cleo del discurso del presidente consisti¨® en una frase parecida a las que sol¨ªa utilizar su padre, Hafez el Asad: "Decimos a quienes piden reformas que nos retrasamos en su aplicaci¨®n, pero pronto las comenzaremos. Las prioridades son la estabilidad y la mejora de las condiciones econ¨®micas". Las mismas prioridades de siempre, aunque en circunstancias cambiantes: el r¨¦gimen hab¨ªa dejado de garantizar la estabilidad, vistas las manifestaciones y los disturbios en Deraa, Latakia y otras ciudades, y las condiciones econ¨®micas llevaban a?os empeorando.
El presidente de Siria fue pr¨®digo en excusas. "Nos acusan de prometer reformas y no realizarlas, pero nos hemos visto obligados a modificar nuestras prioridades a causa de las reiteradas crisis regionales y de cuatro a?os de sequ¨ªa", declar¨®.
Sobre las decenas de manifestantes muertos por disparos de las fuerzas de seguridad, El Asad no culp¨® a misteriosos "grupos armados", como hab¨ªa hecho su Gobierno (dimisionario desde el martes). Reconoci¨® de forma impl¨ªcita que hab¨ªan sido las fuerzas de seguridad, dirigidas por su hermano menor, Maher el Asad, las causantes de las matanzas, y a?adi¨® una curiosa autoexculpaci¨®n: "Yo hab¨ªa formulado ¨®rdenes precisas para que no se les atacara [a los manifestantes], el deber del Estado es escuchar a la gente, pero no podemos tolerar el caos". "Bajo el pretexto de las reformas se ha creado el caos", insisti¨®.
El discurso presidencial jug¨® con el temor, justificado, a que una ca¨ªda abrupta del r¨¦gimen causara una implosi¨®n del pa¨ªs y una guerra entre facciones religiosas, similar a la de L¨ªbano y m¨¢s recientemente la de Irak.
El estado de excepci¨®n establecido tras el golpe de Estado del partido Baaz en 1963 fue el recurso con el que Hafez el Asad, presidente desde 1970, impuso un r¨¦gimen de terror y censura sobre toda disidencia pol¨ªtica, y a la vez permiti¨® ciertas libertades religiosas y privadas que evitaron conflictos sectarios. Cuando Bachar el Asad sucedi¨® a su padre, en 2000, prometi¨® que acabar¨ªa con el estado de excepci¨®n. Pero ah¨ª sigue.
Como el tunecino Zine el Abidine Ben Ali y el egipcio Hosni Mubarak, dos dictadores ya derribados por la gran revuelta ¨¢rabe, El Asad atribuy¨® las protestas a las "consignas" de las "televisiones pan¨¢rabes por sat¨¦lite", es decir, Al Yazira, y a supuestas conspiraciones "internas y externas" fomentadas por Israel.
Ser¨ªa realmente extra?o que Israel quisiera acabar con un r¨¦gimen como el sirio, que no se atreve a hacerle la guerra (la frontera del Gol¨¢n es la m¨¢s tranquila de la regi¨®n) y que usa a otros, como los libaneses de Hezbol¨¢ y los palestinos de Ham¨¢s, para un hostigamiento controlado que Israel utiliza a su vez para justificar su negativa a hacer la paz y a devolver los territorios ocupados.
El diario progresista israel¨ª Haaretz public¨® el martes, precisamente, un art¨ªculo titulado "El Asad es el dictador ¨¢rabe favorito de Israel".
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El d¨ªa a d¨ªa de la revuelta siria
- D¨ªa de la Ira. El 15 de marzo miles de personas se manifiestan en varias ciudades atendiendo a una convocatoria en Facebook.
- Detenciones. La polic¨ªa detiene a 30 personas el d¨ªa 16 en una concentraci¨®n silenciosa en Damasco en la que la gente portaba fotograf¨ªas de familiares presos por el r¨¦gimen.
- Tres muertos en Deraa. La ciudad se convierte en foco de las protestas. El 18 de marzo la polic¨ªa dispara a una multitud que se manifiesta para pedir libertades pol¨ªticas y el fin de la corrupci¨®n. Hubo manifestaciones tambi¨¦n en las ciudades de Homs, Banias y Damasco.
- Quema de la sede del partido Baaz en Deraa. Es el partido del r¨¦gimen. Se producen disturbios violentos en la ciudad y un muerto en la manifestaci¨®n del 20 de marzo.
- Seis muertos. El 23 de marzo la polic¨ªa siria abre fuego contra j¨®venes concentrados cerca de la mezquita Al Omari en Deraa. El presidente Bachar El Asad destituye al gobernador de la regi¨®n, Faisal Kalthoum, y anuncia la creaci¨®n de un comit¨¦ para analizar posibles reformas.
- Estalla la violencia. El 25 de marzo, miles de personas salen a la calle en Deraa. Acuden al funeral de manifestantes muertos el d¨ªa anterior. La multitud derrib¨® una estatua de Hafez el Asad, padre del actual presidente, y la polic¨ªa dispar¨® a los manifestantes desde los edificios. En Damasco hay otra protesta a la que acuden unas 200 personas.
- La protesta se extiende. El d¨ªa 26 llega a la ciudad portuaria de la que son originarios los Asad, Latakia, donde el r¨¦gimen despliega al Ej¨¦rcito. Hay una veintena de muertos.
- Apoyos al r¨¦gimen. El 29 de marzo miles de personas salen a la calle a apoyar al presidente y El Asad nombra a un nuevo primer ministro.
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