Ir¨¢n e Israel observan con inquietud las turbulencias en Damasco
Teher¨¢n teme perder el apoyo de Siria y su influencia sobre Hezbol¨¢ y Ham¨¢s
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No ha habido aplausos de aliento desde Teher¨¢n para los manifestantes sirios. Todo el entusiasmo que el presidente Mahmud Ahmadineyad y el l¨ªder supremo, Ali Jamene¨ª, mostraron por el contagio de la revuelta tunecina a Egipto y su extensi¨®n a Bahr¨¦in o Yemen, se ha convertido en embarazoso silencio desde que se iniciaran las protestas en Deraa. Ayer, tras el discurso de Bachar el Asad, la agencia de noticias Irna mantuvo esa l¨ªnea al destacar su teor¨ªa de la conspiraci¨®n, la coartada que evita entrar en las causas del malestar.
Para Ir¨¢n, Siria no es un vecino ¨¢rabe m¨¢s. Es el ¨²nico que le respald¨® en la guerra contra Irak (1980-1988) y, fruto de aquella alianza, se ha convertido en la piedra angular de sus pol¨ªticas revolucionarias en la regi¨®n. Si las protestas logran debilitar al r¨¦gimen sirio, Teher¨¢n va a perder gran parte de su influencia en L¨ªbano y los territorios palestinos. No parece casualidad que en algunos de los v¨ªdeos de las manifestaciones que se han filtrado al exterior se oiga corear "no Ir¨¢n, no Hezbol¨¢".
El muro de resistencia frente a Israel y EE UU que representaba Siria ha empezado a resquebrajarse desde dentro. Entre los observadores existe la convicci¨®n de que un cambio en el r¨¦gimen sirio tendr¨¢ mayores efectos para Oriente Pr¨®ximo que todas las revueltas que hemos visto hasta ahora. "Egipto fue el ejemplo, pero si sucede en Damasco, entonces todo es posible", asegura un periodista ¨¢rabe.
Esto pueden parecer buenas noticias para Israel, en guerra t¨¦cnica con Siria desde 1967. Sin embargo, y a pesar de toda la ret¨®rica y la animadversi¨®n que provoca su ocupaci¨®n de los Altos del Gol¨¢n, la frontera com¨²n es la m¨¢s segura que ha tenido el Estado israel¨ª desde su creaci¨®n. Como en el caso de Mubarak, al Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu le preocupan las tribulaciones que atraviesa El Asad, aunque es posible que esta vez act¨²e con m¨¢s cautela y evite decirlo en alto. Queda muy mal oponerse a quienes aspiran a la democracia.
El discurso de El Asad tambi¨¦n deja en una situaci¨®n delicada al primer ministro turco, Recep Tayyip Edogan, quien se ha acercado a Damasco como parte de una ambiciosa pol¨ªtica de mediaciones para intentar promover la estabilidad en la regi¨®n. Seg¨²n la prensa turca, Erdogan habl¨® varias veces con El Asad durante el pasado fin de semana e incluso le ofreci¨® asistencia en caso de que iniciara un proceso de democratizaci¨®n. Adem¨¢s de arruinar los proyectos comunes, la inestabilidad siria preocupa por sus efectos en la minor¨ªa kurda (1,4 millones en Siria, pero 15 millones en Turqu¨ªa).
"No quisiera estar en el lugar de Bachar", conf¨ªa un hombre de negocios europeo que viaja con frecuencia a Siria. Esta fuente atribuye la falta de concesiones en su discurso a "la l¨ªnea dura del r¨¦gimen, que no le da espacio", pero tambi¨¦n "a los intereses de EE UU, la UE, Turqu¨ªa (a pesar de todo lo que dice) e Israel, que no quieren cambios, mucho menos radicales, tal como est¨¢n las cosas en la zona".

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