La polic¨ªa siria reprime de nuevo a tiros las manifestaciones de protesta
Al menos tres personas mueren en disturbios en barrios de Damasco
La violencia no amaina en Siria. Decenas de miles de ciudadanos volvieron a manifestarse ayer en todo el pa¨ªs, con la novedad de que las protestas se extendieron a las comunidades kurdas del noreste, y la polic¨ªa dispar¨® de nuevo para dispersar a las multitudes. Al menos tres personas murieron, aunque otras fuentes elevaron el recuento hasta 9 o 10. El presidente Bachar el Asad acus¨® el mi¨¦rcoles a una "conspiraci¨®n extranjera" de fomentar disturbios con el ¨¢nimo de destruir Siria y se mostr¨® desafiante: "Si quieren guerra, la tendr¨¢n".
Los peores disturbios se registraron en la capital, Damasco, y en sus suburbios. Ante la convocatoria de un Viernes de los M¨¢rtires por parte de la oposici¨®n, con el fin de homenajear a los muertos desde el inicio de la revuelta (al menos 70 seg¨²n organizaciones humanitarias, una treintena seg¨²n el Gobierno), las fuerzas de seguridad establecieron cordones policiales en torno a las mezquitas y exigieron la documentaci¨®n a quienes entraban en ellas. Testigos presenciales citados por Al Arabiya subrayaron la abundancia de polic¨ªas de paisano y de francotiradores en las azoteas.
El malestar hacia el r¨¦gimen se extiende al noreste kurdo, hasta ahora tranquilo
Los controles en las mezquitas, que tanto en Damasco como en Deraa, la ciudad sure?a donde comenzaron las protestas, hab¨ªan sido en d¨ªas pasados el punto de inicio de las manifestaciones, no impidieron que se congregaran miles de ciudadanos para gritar "la libertad no es una conspiraci¨®n" y "la sangre de los m¨¢rtires no es barata".
En Duma, un suburbio de Damasco, la polic¨ªa carg¨® contra los asistentes a los rezos en la Gran Mezquita. Testigos citados por Associated Press indicaron que tras un asalto con porras y gases lacrim¨®genos, las fuerzas de seguridad usaron sus armas de fuego. Los testigos dijeron que hubo tres muertos y decenas de heridos, y que tras los incidentes las calles de Duma quedaron desiertas.
La polic¨ªa tambi¨¦n disolvi¨® con porras y gases una manifestaci¨®n surgida de la mezquita de Rifaii, en el barrio de Kfar Suseh de Damasco. En la mezquita de los Omeyas, en el centro de la capital, se concentraron miles de personas con retratos de Bachar el Asad y banderas sirias, para gritar la consigna adoptada desde el mi¨¦rcoles por los partidarios del r¨¦gimen: "Dios, Siria, Bachar". La polic¨ªa protegi¨® esa manifestaci¨®n y no hubo incidentes.
En Deraa, junto a la frontera jordana, y Latakia, en la costa mediterr¨¢nea, las dos ciudades donde las protestas fueron m¨¢s numerosas en d¨ªas pasados y donde la represi¨®n fue especialmente brutal, se repitieron las marchas contra el r¨¦gimen. La agencia de noticias oficial Sana hizo referencia por primera vez a las manifestaciones en Deraa y Latakia, pero dijo que discurrieron pac¨ªficamente y sin incidentes. Testigos citados por la BBC indicaron, por el contrario, que en Deraa la polic¨ªa us¨® gases lacrim¨®genos.
El noreste del pa¨ªs, con especial presencia de la minor¨ªa kurda, se hab¨ªa mantenido tranquilo hasta ahora. Ayer se registraron las primeras concentraciones contra el r¨¦gimen en Kamishli y Hassakeh, dos localidades de la regi¨®n. Los participantes utilizaron como lema la frase "Siria es una", con el fin de disipar los temores de la mayor¨ªa sun¨ª de que los kurdos pudieran utilizar la crisis siria para plantear reivindicaciones sectarias o separatistas.
En su esperado discurso del mi¨¦rcoles, El Asad afirm¨® que su tarea prioritaria no era reformar el r¨¦gimen, sino garantizar "la estabilidad y la seguridad" del pa¨ªs. El presidente insisti¨® en que los vientos de fronda que recorren el mundo ¨¢rabe y las protestas dentro de Siria, que atribuy¨® a una conspiraci¨®n israel¨ª, no alterar¨ªan su firmeza. Al d¨ªa siguiente, fuentes oficiales anunciaron la creaci¨®n de una comisi¨®n encargada de estudiar posibles reformas (algo que lleva estudi¨¢ndose desde 2000, cuando El Asad sucedi¨® a su padre) y un eventual levantamiento del estado de excepci¨®n, vigente desde 1963.
Ni la firmeza mostrada por Bachar el Asad ni la en¨¦sima sugerencia de que las reformas estaban en camino lograron apaciguar el malestar social, provocado tanto por el ejemplo revolucionario de pa¨ªses como T¨²nez y Egipto como por el declive econ¨®mico y la falta de libertades pol¨ªticas en Siria. Las manifestaciones de ayer demostraron que el r¨¦gimen no consegu¨ªa hacerse con el control de la situaci¨®n.
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