?Qui¨¦n teme al debate nuclear?
Cuando ya han pasado m¨¢s de tres semanas del accidente nuclear japon¨¦s algo parece evidente: las centrales nucleares son como tigres "domesticados". Normalmente se comportan bien, pero cuando se descontrolan sus due?os asisten impotentes a los acontecimientos, como se refleja en ese bombero que se juega el tipo con una manguera, tratando de enfriar un reactor de 1.000 Mw de potencia.
Obviamente, tras este accidente la pregunta se impone. ?Merece la pena correr estos riesgos para obtener una electricidad que se puede producir de mil maneras distintas? ?Por qu¨¦ hay que seguir subvencionando a las nucleares a costa de riesgos colectivos tan enormes?
Pero en Espa?a ese debate est¨¢ aparentemente prohibido, porque aunque las centrales nucleares tienen fisuras el lobby nuclear no las tiene y nuestros pol¨ªticos obedecen a ese grupo de presi¨®n. Pero el debate es necesario y se basa en hechos tan evidentes como los siguientes:
Si quitan las ayudas a las centrales nucleares igual ya nadie quiere invertir
1. La nuclear solo produce el 6% de la energ¨ªa mundial, por lo que sustituirla no es complicado.
2. Los propietarios de centrales nucleares no se hacen responsables de los da?os que pueden causar los accidentes nucleares. Por lo visto, ellos siempre han sabido que el tigre se puede desmandar y consiguieron que el Convenio de Viena de 1960 les limite su riesgo a la m¨ªnima cantidad de 700 millones, cuando el accidente de Jap¨®n tiene un coste, por ahora, de 96.000 millones.
3. Las centrales nucleares no saben qu¨¦ hacer con sus residuos. Como se ha visto en Jap¨®n, b¨¢sicamente se limitan a guardar los de los ¨²ltimos 40 a?os en piscinas situadas en las propias centrales accidentadas, agravando la magnitud del accidente si hay problemas en la central principal.
4. El coste del desmantelamiento de las centrales nucleares espa?olas y del tratamiento de los residuos est¨¢ subvencionado por el Estado. Por ello, los consumidores pagamos desde hace much¨ªsimos a?os un recargo en la tarifa el¨¦ctrica, aunque no sea de origen nuclear, que subvenciona a las centrales nucleares.
5. Las centrales nucleares se dise?aron para trabajar durante 30 a?os, pero sus avaros propietarios han conseguido que les dejen funcionar 40 a?os y quieren hacerlas prorrogar su vida hasta los 50 ¨® 60 a?os. En Espa?a, adem¨¢s, no se ha impuesto ning¨²n impuesto especial a los beneficios extraordinarios que se consiguen por trabajar con instalaciones obsoletas y amortizadas, impuesto que s¨ª existe en Alemania. Los beneficios extraordinarios para los propietarios, los riesgos extraordinarios para los ciudadanos.
Pero los hechos son tozudos y la realidad derivada del accidente japon¨¦s se va abriendo paso y precisamente en los pa¨ªses que saben construir reactores. Angela Merkel, que, por cierto, es f¨ªsica nuclear, ha reconocido que el accidente japon¨¦s le ha hecho perder la confianza en este tipo de centrales y en Alemania se levantan voces que pregonan cerrar las suyas y proponen sustituirlas a todas para 2020 con base al desarrollo de las renovables. En Gran Breta?a, es el primer ministro Clegg quien ha dicho que probablemente habr¨¢ que renunciar a nuevas centrales nucleares y que, en todo caso, ¨¦l se niega a subvencionar la prorroga de la vida de las actuales centrales. En EE UU, principal productor hist¨®rico de centrales nucleares, no se ha iniciado una solo central de este tipo nueva en la ¨²ltima d¨¦cada por falta de rentabilidad, a pesar de los 40.000 millones de euros en forma de garant¨ªa que les da el estado federal. Y el propio gobierno japon¨¦s dice que habr¨¢ que renunciar a construir m¨¢s centrales nucleares.
Pero en nuestro pa¨ªs, que no sabemos hacer centrales nucleares y que nos limitamos a comprarlas, seguimos aferrados al mantra de que son "baratas" y que son "seguras", cuando ni una ni otra afirmaci¨®n resiste el an¨¢lisis de los hechos.
Supongo que de los 350 diputados que hay en el Congreso alguno tendr¨¢ la libertad intelectual para proponer una serie de medidas b¨¢sicas, que preparen el debate.
Primera: Denunciar el Convenio de Par¨ªs y exigir a las centrales nucleares un seguro de accidentes como tiene mi coche o cualquier empresario.
Segunda. Abandonar el recargo sobre la tarifa el¨¦ctrica con destino al desmantelamiento de las centrales nucleares. Las cantidades conseguidas por esa v¨ªa se deber¨ªan destinar a fomentar el ahorro y las renovables.
Tercera. Eliminaci¨®n del privilegio de las centrales nucleares de funcionar como centrales bases, por delante de las centrales de gas u otro tipo. Sin ese privilegio, que es una subvenci¨®n encubierta, las centrales de ciclo combinado con base en el gas desplazan a la energ¨ªa nuclear al ofrecer un precio mas barato.
Cuarta. No prolongaci¨®n de la vida de las centrales nucleares mas all¨¢ de su vida ¨²til de dise?o (30 a?os). Y si tienen permiso para funcionar m¨¢s a?os, imposici¨®n de un impuesto que capture los beneficios extra que se derivan de esos riesgos a?adidos y que se destinen al desarrollo del ahorro energ¨¦tico y las renovables.
Claro que si se eliminan las subvenciones a las centrales nucleares probablemente no haya ning¨²n empresario dispuesto a invertir en ellas y no haya entones necesidad de debate. Bien mirado, quiz¨¢s sea esa la causa por la que nuestro lobby nuclear, y los pol¨ªticos que beben de ese pesebre, impiden abrir del debate.
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