Maniobras de distracci¨®n

Aseguran sus promotores en el programa de mano que Sensormen es un montaje sumamente innovador, con un planteamiento esc¨¦nico deslumbrante, lleno de experimentos sorprendentes y que nos descubrir¨¢ una original e ingeniosa manera de entender los espect¨¢culos de percusi¨®n, "nunca vista hasta ahora". Entre esta promesa hiperb¨®lica e inmodesta y lo que sucede en escena hay tanta distancia como entre un programa electoral populista y lo que hacen sus firmantes una vez elegidos. Sensormen es, en realidad, una funci¨®n de variedades c¨®micas donde el humor gestual de Yllana en su variante m¨¢s b¨¢sica y la moda de la percusi¨®n teatralizada se entremezclan sin fraguar. En lo musical no transmite la energ¨ªa contagiosa ni el placer r¨ªtmico at¨¢vico de Stomp!, su precedente archic¨¦lebre, de donde el espectador sal¨ªa dispuesto a percutir los cubos de basura, las cacerolas de casa y cuanto tuviera a mano.

En Sensormen se echa en falta una idea rectora que le haga levantar el vuelo y tomar el rumbo necesario: cierto que hay un p¨²blico adicto a Yllana que r¨ªe y jalea cuanto sucede en escena y que se pone a dar palmas a comp¨¢s al menor pretexto, pero hay tambi¨¦n un sector no menos amplio que exige algo m¨¢s: una pulsi¨®n aut¨¦ntica, una raz¨®n de ser o que le traten con empat¨ªa. Como ya pasaba en 666, en Sensormen da la impresi¨®n de que Yllana, secundada aqu¨ª por el percusionista Bulbul, se r¨ªe de las cosas en lugar de re¨ªrse con ellas. Su humor no es blanco ni negro, dulce ni ¨¢cido, y est¨¢ adem¨¢s siempre una octava m¨¢s alto de lo necesario tanto en el tono como en el gesto, acaso porque no tenga algo claro que transmitir y porque pretenda solo distraer a los distra¨ªdos.

Ya que estamos en el tramo ¨²ltimo de esta segunda temporada de los flamantes Teatros del Canal, cabe preguntarse por qu¨¦ compa?¨ªas madrile?as que fueron programadas el a?o pasado repiten este mientras que otras de m¨¦rito no menor siguen esperando su primera vez.