Catoira para una f¨¢brica de asfalto sin aval ambiental
El alcalde detuvo la obra tras las protestas del vecindario del entorno
El parque empresarial de Abalo, en Catoira, est¨¢ pr¨¢cticamente desierto. La crisis fren¨® el desarrollo de una infraestructura financiada en parte con fondos europeos y cuyas farolas, aceras y plazas de aparcamiento perfectamente delimitadas rodean parcelas vac¨ªas. "Estaban todas medio vendidas, pero con la crisis no se firmaron los contratos", lamenta el alcalde del municipio, Alberto Garc¨ªa (PSOE). En el entorno del pol¨ªgono hay una docena de residencias particulares cuyos vecinos aprovechaban ¨²ltimamente el acceso bien asfaltado y escasamente transitado a la zona. Pero a principios de marzo la situaci¨®n cambi¨®. El traj¨ªn de las m¨¢quinas empez¨® a molestar a algunos de los lugare?os. Una empresa hab¨ªa empezado a levantar una f¨¢brica de aglomerado de asfalto y, cuando fueron a preguntar al ayuntamiento, descubrieron que la obra, pendiente de la evaluaci¨®n ambiental, tampoco tiene a¨²n licencia.
El regidor se mostraba tolerante por las expectativas de empleo
La crisis ha dejado vac¨ªas las parcelas del prometedor parque industrial
"No creemos que ese sea sitio para una planta de ese tipo", se queja Paloma Su¨¢rez de Centi, cuya casa est¨¢ situada a unos 250 metros del parque empresarial. Critica lo que considera "ocultismo" por parte de los responsables municipales, que no les informaron de que ya estaba abierto el tr¨¢mite de informaci¨®n p¨²blica de la obra en el ayuntamiento. El alcalde no se esconde, y reconoce que los trabajos empezaron a hacerse pese a que la empresa aun no tiene los permisos en regla. "Si vamos por el papel, no deber¨ªan haber empezado; tendr¨ªan que haber esperado a que terminase la exposici¨®n p¨²blica y se les diese la licencia", admite. Pero en la empresa Marco, Obras y Proyectos quer¨ªan ir adelantando el trabajo, y los camiones empezaron a llegar. En torno a un mes despu¨¦s, el montaje de la planta ya est¨¢ muy avanzado. Seg¨²n Su¨¢rez, como Catoira es un municipio peque?o, el tr¨¢mite de incidencia ambiental que regula un decreto de 2008 lo tiene que realizar la Xunta, y solo tras este aval se puede otorgar la licencia.
Pero en ¨¦pocas de t¨ªmida actividad empresarial, el alcalde opt¨® por no poner en peligro la obra y se ci?¨® al habitual ti vai facendo. "El empresario hizo lo que hace todo el mundo", se justifica, y avisa: "Los que protestan flaco favor le hacen a Catoira; estamos muy mal de empleo, a ver si recapacitamos", razona. Seg¨²n sus c¨¢lculos, la obra dar¨¢ trabajo a 20 personas, a las que se sumar¨¢n unas 60 o 70 de una f¨¢brica conservera que tambi¨¦n planea establecerse en el parque empresarial.
El regidor asegura que la planta cumple las ordenanzas municipales, tras adaptar un primer proyecto a las exigencias de la normativa local. Como adem¨¢s est¨¢ en suelo industrial, entiende que el permiso solo es cuesti¨®n de tiempo. Y dice temer que las quejas vecinales pueden llevar a que otros empresarios se lo piensen antes de instalarse en el pol¨ªgono. Asegura, no obstante, que "visto que iban a protestar", dio orden de paralizar los trabajos.
Pese a ello, el martes a media tarde un cami¨®n cisterna llenaba un dep¨®sito de combustible en la parcela, y los vecinos insisten en que el tr¨¢fico de veh¨ªculos pesados contin¨²a. "Yo no estoy de vigilante, pero s¨¦ que se paraliz¨®", insiste Garc¨ªa.
Su¨¢rez aduce que, adem¨¢s del decreto, se incumple la Lei de Protecci¨®n Ambiental de Galicia, que tipifica como infracci¨®n grave empezar obras sin licencia, y cree, por otra parte, que el Ayuntamiento deber¨ªa estar encima de la cuesti¨®n y no obligarla a ella a leerse la normativa para comprobar si se cumplen o no los requisitos legales.
El alcalde asegura, adem¨¢s, que detr¨¢s de las protestas est¨¢ la labor de la oposici¨®n. "Estos son cuatro del Bloque que se quejan", apunta. El PSOE gobierna en Catoira con la mayor¨ªa absoluta de seis ediles, por cuatro del BNG y uno del PP. Su¨¢rez le responde acus¨¢ndole de "desfachatez", e insiste en que cuando empezaron los ruidos, 70 vecinos firmaron una instancia en la que ped¨ªan informaci¨®n a la corporaci¨®n. "Yo vivo all¨ª y si alg¨²n d¨ªa quiero vender la casa, nadie me la va a comprar al lado de una f¨¢brica de asfalto". Para evitarlo, ya avisa de que a las alegaciones al proyecto unir¨¢ probablemente una denuncia ante la Axencia de Protecci¨®n da Legalidade Urban¨ªstica y otra ante la fiscal¨ªa.
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