Los pol¨ªticos ceden el mando en Portugal
La cura de austeridad impuesta al pa¨ªs tras el rescate ser¨¢ la misma gane quien gane las elecciones de junio - El sector p¨²blico se enfrenta a fuertes recortes
Los portugueses afrontan una paradoja monumental. De aqu¨ª a ocho semanas acudir¨¢n a las urnas para elegir un nuevo Parlamento y un nuevo Gobierno, pero el programa de austeridad que condicionar¨¢ la vida de la poblaci¨®n vendr¨¢ impuesto desde el exterior. Concretamente, por los acreedores del pr¨¦stamo millonario para evitar la quiebra del pa¨ªs. Nadie duda de la dureza de la receta del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisi¨®n Europea y el Banco Central Europeo (BCE). Ni del elevado coste de poner en orden las cuentas p¨²blicas y sanear la maltrecha econom¨ªa.
El Gobierno en funciones del socialista Jos¨¦ S¨®crates y el que asumir¨¢ el poder despu¨¦s de las elecciones del 5 de junio ser¨¢n, en este terreno, m¨¢s espectadores que actores. Puede afirmarse que desde el momento en que Portugal pide ayuda externa, su poder de decisi¨®n como pa¨ªs soberano se diluye dram¨¢ticamente. Son las reglas del juego. Quien presta el dinero impone las condiciones. As¨ª ha ocurrido en Grecia e Irlanda.
La deuda casi se ha duplicado en los 10 ¨²ltimos a?os, hasta rozar el 93% del PIB
El ajuste supondr¨¢ m¨¢s impuestos, menos funcionarios y rebajas de sueldos
La auditor¨ªa de las cuentas p¨²blicas es una reclamaci¨®n que crece d¨ªa a d¨ªa
47 personalidades portuguesas piden un compromiso nacional
Con esta premisa, cuesta imaginar una campa?a electoral que motive a los ciudadanos, cuando la gran decisi¨®n ya est¨¢ tomada. ?Qu¨¦ valor tendr¨¢n las promesas de los candidatos, si el vencedor de las elecciones, sea del partido que sea, estar¨¢ obligado a cumplir escrupulosamente las condiciones impuestas por los nuevos acreedores?
Portugal pide auxilio por tercera vez desde la instauraci¨®n de la democracia. Muchos portugueses recuerdan la llegada del FMI con sus planes de ajuste, en los comienzos de los a?os ochenta. Eran otros tiempos, aunque la verdad es que en algunos aspectos las cosas no han cambiado tanto. El desorden en las finanzas y el endeudamiento son males cr¨®nicos. En 1890, Portugal era, despu¨¦s de Francia, la naci¨®n con la deuda per c¨¢pita m¨¢s elevada del mundo. "A lo largo de los siglos nunca creamos riqueza para pagar los lujos excesivos de una ¨¦lite que vive lejos de la realidad", escribe Fernando Sobral, periodista del Jornal de Neg¨®cios.
Las cosas han ido de mal en peor y, a la luz de los n¨²meros, la conclusi¨®n es tremenda. Una econom¨ªa estancada durante una d¨¦cada, que coloca el ¨ªndice de crecimiento de Portugal en el antepen¨²ltimo lugar de una lista de 180 pa¨ªses miembros del FMI, seg¨²n un informe publicado por este organismo. La crisis financiera internacional agrav¨® la situaci¨®n, como muestran los indicadores que maneja el economista ?lvaro Santos Pereira, profesor de la Universidad canadiense Simon Fraser, que ha estudiado durante m¨¢s de un a?o el endeudamiento portugu¨¦s. "Portugal tiene el peor ¨ªndice de crecimiento de los ¨²ltimos 90 a?os, la peor deuda p¨²blica de los ¨²ltimos 160 a?os, el peor desempleo (11%) de los ¨²ltimos 30 a?os, la segunda gran ola migratoria en 150 a?os y la peor tasa de ahorro en 50 a?os". No son solo cifras. Detr¨¢s de cada una de ellas hay un ser humano, como los 600.000 que no tienen trabajo, los 700.000 que emigraron entre 1998 y 2008, o el mill¨®n largo de ciudadanos que tiene un proceso pendiente en los tribunales.
Una econom¨ªa estancada, con escasa competitividad, un Estado excesivo y un gasto p¨²blico que no ha dejado de crecer desde el llamado Gobierno de Bloque Central de M¨¢rio Soares (1983-1985), son ingredientes de un c¨®ctel explosivo. Era una cuesti¨®n de tiempo. Hasta que la deuda p¨²blica, 50% del PIB en el a?o 2000, pas¨® al 92,4% del PIB a finales de 2010. Adem¨¢s del Estado, las empresas y las familias tambi¨¦n tienen dificultades para pagar. La morosidad afecta a los bancos, y la deuda externa l¨ªquida asciende al 110% del PIB.
Esta semana llegar¨¢n a Lisboa los equipos t¨¦cnicos de los futuros prestamistas, para empezar a discutir con el Gobierno en funciones los detalles del paquete de ayuda de 80.000 millones de euros en tres a?os. Es m¨¢s que probable que los representantes de la Comisi¨®n Europea, del BCE y del FMI se re¨²nan tambi¨¦n con la oposici¨®n, para garantizar el consenso necesario de la operaci¨®n de rescate. Las previsibles medidas del programa de ajuste han sido ampliamente aireadas los ¨²ltimos d¨ªas. Grecia e Irlanda est¨¢n en la mente de todos. El punto de arranque ser¨¢ el Programa de Estabilidad y Crecimiento (PEC) presentado por el Gobierno, que fue rechazado por el Parlamento el pasado 23 de marzo, y que provoc¨® la dimisi¨®n del primer ministro S¨®crates y la consiguiente crisis pol¨ªtica.
Las condiciones del rescate incluir¨¢n con toda probabilidad aumento de impuestos, eliminaci¨®n de beneficios fiscales, nuevos recortes de salarios de funcionarios y de prestaciones sociales, despidos de empleados p¨²blicos y extinci¨®n de servicios. Pero la inyecci¨®n de dinero fresco que recibir¨¢ Portugal tendr¨¢ m¨¢s consecuencias. Ser¨¢ el momento de abordar algunas de las reformas estructurales pendientes, de las que los pol¨ªticos hablan desde hace a?os. Santos Pereira sostiene que es "la gran oportunidad para una reforma del Estado, la m¨¢s profunda de las ¨²ltimas d¨¦cadas", para una reforma laboral "sin paliativos", que flexibilice el despido individual, "el m¨¢s r¨ªgido de Europa", y para reformar la justicia. "Es p¨¦sima y contribuye a la falta de competitividad".
Un estudio de este economista advierte que en Portugal "hay unos 600 organismos p¨²blicos, incluyendo direcciones generales y regionales, observatorios, fondos diversos, gobiernos civiles..., cuyos gastos podr¨ªan y deber¨ªan ser reducidos o, simplemente extinguidos". Las transferencias del Estado a estos organismos y otros 349 institutos p¨²blicos ascendieron a m¨¢s de 5.000 millones de euros en 2010. Con un recorte dr¨¢stico de estos gastos se evitar¨ªa el aumento del IVA e, incluso, los recortes salariales, sostiene Santos Pereira.
El adelgazamiento de la Administraci¨®n p¨²blica ser¨¢ uno de los caballos de batalla. Es un terreno pantanoso, en el que el Gobierno de turno tendr¨¢ margen de maniobra. Hasta ahora ninguno ha mostrado la necesaria voluntad pol¨ªtica, a juzgar por la trayectoria exhibida las ¨²ltimas d¨¦cadas.
"El aspecto m¨¢s positivo del rescate es que de una vez nos van a auditar todo. La radiograf¨ªa de las cuentas p¨²blicas va a ser completa, y nuestros acreedores nos van a imponer reglas", dice el representante de un banco extranjero, que prefiere mantener el anonimato.
La auditor¨ªa de las finanzas p¨²blicas es una reclamaci¨®n que crece d¨ªa a d¨ªa. "El pueblo no sabe c¨®mo est¨¢n las arcas p¨²blicas. Hay manipulaci¨®n en salud, educaci¨®n, en los pagos", ha dicho esta semana el soci¨®logo y ex ministro Ant¨®nio Barreto, que preside la Fundaci¨®n Francisco Manuel dos Santos. Su propuesta es clara: una auditor¨ªa de las finanzas p¨²blicas antes de las elecciones del 5 de junio, para que la gente sepa en qu¨¦ estado se encuentra el pa¨ªs. "Ir a las elecciones sin hacer esto ser¨ªa una enorme deslealtad de los dirigentes pol¨ªticos, porque Europa, el FMI y el BCE saben perfectamente lo que pasa en Portugal".
Mientras los acreedores afilan la tijera, los pol¨ªticos ya han empezado a calentar motores para la campa?a electoral. Jos¨¦ S¨®crates ha utilizado este fin de semana el XVII Congreso del Partido Socialista que se celebra en Oporto para levantar el ¨¢nimo de la militancia, con un discurso populista, y lograr la unidad del partido a su alrededor. Dirigi¨® todos los ataques a su principal adversario, Pedro Passos Coelho, l¨ªder del conservador Partido Social Dem¨®crata (PSD), y escasas referencias a los duros tiempos de austeridad que se avecinan. No dan votos. Ante el previsible tono enconado de la campa?a, 47 personalidades de la vida p¨²blica portuguesas (entre ellos tres ex presidentes, cinco rectores, pol¨ªticos, empresarios, profesionales) han firmado un manifiesto publicado para pedir "un compromiso nacional" entre el presidente de la Rep¨²blica, el Gobierno y los principales partidos pol¨ªticos. Un compromiso, dicen los firmantes, "para que los portugueses puedan encontrar una raz¨®n de ser a los sacrificios presentes y encarar con esperanza el futuro pr¨®ximo".
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