Suso Seixo, la entrega a la causa
"Si hay un infierno espec¨ªfico para entrevistadores, debe de estar empedrado de sindicalistas", empec¨¦ hace a?os el perfil de uno de los antecesores de Suso Seixo. Imbuidos de un pudor que les hace considerar que lo individual distrae de lo colectivo, los dirigentes obreros, al contrario de los pol¨ªticos, sus parientes ricos, suelen huir de airear sus aspectos personales, incluso los positivos.
As¨ª, Suso Seixo est¨¢ fotografiado en una escalera an¨®nima, que solo deja suponer que ha soportado muchas jornadas de yeso o escayola. Tampoco la imagen del retratado revela mucho. El casco, s¨ªmbolo del obrero industrial -y adem¨¢s, rojo-, con la identificaci¨®n del sindicato. La ropa, sobria, tampoco aporta m¨¢s que el gui?o involuntario del jersey con cremallera que durante una ¨¦poca se asoci¨® a Marcelino Camacho (reforzado por otra cremallera en la camisa). La ilusi¨®n de una marca se desvanece al descubrir que es otra vez el logotipo del sindicato. El pantal¨®n vaquero, la prenda m¨¢s igualitaria, no es ni nuevo ni viejo. Solamente los zapatos, como advert¨ªan las madres, dan indicios de la personalidad: parecen buenos a la par que informales, pero trotados, sobre todo en las punteras, como si su due?o estuviese habituado al proceso de acelerar y frenar, un paso adelante y dos atr¨¢s.
Seixo esboza una media sonrisa de compromiso, de quien se resigna a tener que hacer cosas con las que no est¨¢ excesivamente a gusto. Aunque tiene un pie en tierra y otro en el primer pelda?o, la postura no es la de disponerse a trepar por la escalera. Est¨¢ detr¨¢s de ella, dispuesto a aguant¨¢rsela a un compa?ero. Ser uno de los mayores de nueve hijos de dos padres trabajadores (¨¦l ten¨ªa un taller de bicicletas, ella regentaba una mercer¨ªa) es una aut¨¦ntica forja de solidaridad. A los 18 a?os fue a Santiago, a cumplir su vocaci¨®n de ni?o que conoc¨ªa todas las especies salvajes de ?frica: estudiar biolog¨ªa.
En aquel ecosistema en ebullici¨®n pol¨ªtica que era la Compostela de los setenta, Seixo descubri¨® su h¨¢bitat: el nacionalismo. Como muchos de los j¨®venes de la ¨¦poca que, imbuidos de ansias de coherencia y de redenci¨®n, decid¨ªan proletarizarse renunciando a sus proyectos personales, Seixo se dedic¨® a organizar el embri¨®n del sindicalismo nacionalista, el Sindicato Obreiro Galego. Se licenci¨®, trabaj¨® en subcontratas de Repsol y prepar¨® oposiciones a la ense?anza, pero en el medio ambiente que escogi¨®, las hojas eran las impresas con los convenios colectivos y no las encargadas de la fotos¨ªntesis de las plantas. Cuando intent¨® volver a la biolog¨ªa siempre hab¨ªa algo, un conflicto laboral o una necesidad organizativa, que lo anclaba a la poco agradecida, incluso denostada, labor de liberado sindical.
Tampoco se postul¨® nunca a los mejor pagados y de m¨¢s relevancia puestos de representaci¨®n pol¨ªtica. "Es un monje seglar", dice uno de sus amigos, que cita a otro, hoy un consolidado constructor, que confiesa: "Seguir¨¦ siendo del Bloque mientras lo sea Suso, porque se puede confiar en ¨¦l". Quiz¨¢s as¨ª se explique, aunque sea la opini¨®n de un empresario, que Suso Seixo, sin grandes alardes carism¨¢ticos, lleve 10 a?os al tim¨®n de la central nacionalista. Capeando no solo la natural oposici¨®n de los "de arriba" (y aun as¨ª, tiene similar representaci¨®n que UGT y CC OO y mayor n¨²mero de afiliados, unos 75.000), sino tambi¨¦n el oleaje interno. Seixo atribuye lo primero a que "la gente aprecia la coherencia en la defensa de sus intereses" y lo segundo a que, pese a la dureza que podr¨ªa deducirse de su apellido, "soy poco sectario, convivo con las discrepancias".
A poco de cumplir los 60 a?os, Seixo sabe que nunca podr¨¢ retomar sus sue?os juveniles de bi¨®logo, pero se resarce dedicando el tiempo libre a patear los montes y las costas de Galicia, satisfaciendo a la vez sus dos pasiones, la naturaleza y el pa¨ªs. Ha calculado que no podr¨¢ jubilarse hasta que tenga 65 a?os y seis meses, pero no con el 100% de la pensi¨®n, a pesar de haber trabajado unos 40 a?os para la misma empresa. La empresa tard¨® en poder dar a sus trabajadores las condiciones que reclama para los dem¨¢s.
Pelda?os
Suso Seixo naci¨® en Curtis (A Coru?a) el 23 de deciembre de 1952. Licenciado en Biolog¨ªa por la Universidade de Santiago, comenz¨® a militar en el sindicalismo nacionalista en 1977.
Fue secretario comarcal de A Coru?a de la Intersindical Nacional Galega (ING) . Desde la fundaci¨®n de la CIG es miembro de su ejecutiva confederal, donde ejerci¨® como secretario de Industria e Emprego y de Organizaci¨®n, adem¨¢s de representar a la central sindical en el Consello Galego de Relaci¨®ns Laborais.
En mayo de 2001 alcanz¨® la secretar¨ªa general de la CIG. Reelegido en dos ocasiones es adem¨¢s miembro del Secretariado de la UPG.
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