C¨®mo torturar a los Mau Mau
Miles de documentos revelan las atrocidades que el Gobierno brit¨¢nico infligi¨® al grupo nacionalista de Kenia
Son ancianos ya, pero han recorrido 6.500 kil¨®metros desde Kenia para estar esta semana en un tribunal de Londres. Apenas entienden ingl¨¦s, pero han seguido con enorme atenci¨®n las audiencias de un caso que ellos, junto a miles de compatriotas, protagonizaron hace m¨¢s de medio siglo. Son cuatro supervivientes de las torturas que sufrieron militantes, simpatizantes y sospechosos de pertenecer o apoyar al movimiento independentista Mau Mau en los cincuenta, cuando las autoridades coloniales brit¨¢nicas sofocaron su levantamiento.
Los Mau Mau no eran santos. Hoy probablemente se les tachar¨ªa de terroristas y su crueldad llev¨® a muchos kenianos a alinearse con los brit¨¢nicos en lo que en la pr¨¢ctica era una guerra civil. Se sab¨ªa tambi¨¦n de los excesos brit¨¢nicos en aquellos a?os, de los campos de internamiento indefinido, de las ejecuciones sumarias, de la represi¨®n, sobre todo de la etnia kikuyu, en la que los Mau Mau concentraban sus apoyos.
Los supervivientes reclaman un fondo de ayuda y las disculpas de Londres
A Paulo Nzili lo detuvieron sin cargos y lo castraron con unas tenazas
Pero ahora, miles de documentos encontrados milagrosamente por el Foreign Office despu¨¦s de negar durante a?os su existencia, dan prueba de hasta qu¨¦ punto la represi¨®n fue brutal, sistem¨¢tica y autorizada por Londres. Y consciente: "Si tenemos que pecar, pequemos en voz baja", lleg¨® a escribir con cinismo el fiscal general que Londres ten¨ªa destacado en la colonia, al justificar la necesidad de encubrir los abusos.
Si se ha sabido ahora todo esto es gracias a cuatro hombres y una mujer que en 2009 presentaron una denuncia contra el Gobierno brit¨¢nico por las secuelas f¨ªsicas y psicol¨®gicas que aquellas torturas les dejaron de por vida. Uno ha fallecido antes de que empezara la vista esta semana en Londres.
Pero all¨ª estaba Paulo Nzili, de 84 a?os, el ¨²nico de ellos que ha admitido que en 1954 lleg¨® a pronunciar el juramento de pertenencia a los Mau Mau, pero que lo ¨²nico que hizo fue hacerles llegar comida. Les dej¨® en 1957, aprovechando una amnist¨ªa. Cuando volv¨ªa a casa, las autoridades le detuvieron y le llevaron al campo de Athi River. Entre otras torturas, le castraron con unas tenazas. Sali¨® en libertad sin cargos un a?o despu¨¦s.
A Ndiku Mutua (79 a?os) lo detuvieron en 1954. Tambi¨¦n le castraron. Se escap¨® del hospital al que le hab¨ªan llevado tras la castraci¨®n. A Wambugu Wa Nyingi (83 a?os) no le castraron, pero pas¨® nueve a?os encerrado en distintos campos sin que jam¨¢s le acusaran de nada. Una vez le dieron por muerto despu¨¦s de una fenomenal paliza a un grupo de detenidos que se hab¨ªan negado a cavar su propia tumba: estuvo tres d¨ªas inconsciente junto a 11 cad¨¢veres, presos que no hab¨ªan resistido los golpes.
A Jane Muthoni Mara (72 a?os) la detuvieron en 1954, cuando ten¨ªa 17 a?os. En sus tres a?os de detenci¨®n sufri¨® numerosas palizas y la violaron con una botella de agua caliente. Una pr¨¢ctica que ella dice que era moneda corriente en el campamento.
Ninguno pide dinero para s¨ª mismo. Quieren que el Gobierno brit¨¢nico se disculpe por lo que hizo en Kenia y ponga en marcha un fondo de ayuda para los supervivientes de aquel horror. Pero Londres dice que no es responsable de aquello porque han pasado muchos a?os y porque la responsabilidad qued¨® asumida por el Gobierno de Kenia cuando el pa¨ªs se independiz¨® en 1963.
Sin embargo, el detalle de las atrocidades ha quedado registrado en miles de folios cuya existencia hab¨ªa sido negada por el Foreign Office pese al requerimiento judicial para que los entregara. La tozudez de un funcionario obr¨® el milagro: cuando amenaz¨® con ir personalmente a buscarlos, alguien se acord¨® de que hay cerca de 9.000 archivos sobre las antiguas colonias depositados en Hanslope Park, una mansi¨®n campestre del Foreign Office. De ellos, 1.500 se refieren a Kenia. Y unos 300 abordan el levantamiento de los Mau Mau.
Los documentos confirman lo que hab¨ªan empezado a denunciar hace unos a?os. Lo sintetiz¨® en The Times la profesora Caroline Elkins, del Centro de Estudios Africanos de Harvard, cuando se present¨® la denuncia en 2009: "Al final de 1955, las autoridades coloniales hab¨ªan detenido a casi toda la poblaci¨®n kikuyu en alguno de los 150 campos de detenci¨®n o alguno de los m¨¢s de 800 pueblos cercados con alambres de espino. Detr¨¢s de los alambres, agentes brit¨¢nicos perpetraban inconfesables actos de violencia. Castraciones, sodom¨ªas forzadas con botellas rotas y ratas, torturas utilizando materias fecales y violaciones colectivas no eran m¨¢s que algunas de las t¨¢cticas utilizadas para forzar a los detenidos a someterse".
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