Las tres guerras de Sarkozy
El presidente impulsa el protagonismo de las Fuerzas Armadas francesas en Libia, Costa de Marfil y Afganist¨¢n
La tarde del 3 de abril, los helic¨®pteros franceses bombardearon posiciones del expresidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, en Abiy¨¢n. Era la primera vez que Francia, que hasta ese momento contemplaba el conflicto de su excolonia desde la barrera, se implicaba -bajo auspicio de la ONU- con disparos reales en la guerra civil que se libraba en la capital econ¨®mica del pa¨ªs africano. En ese momento, los especialistas franceses en cuestiones de defensa recordaron, algo estupefactos, un dato importante: era la primera vez en muchos a?os que Francia participaba en tres guerras simult¨¢neamente. Nicolas Sarkozy, un presidente hasta el momento discreto desde el punto de vista militar, se encontraba inmerso en tres conflictos armados en tres esquinas del mundo: en Costa de Marfil, en Libia y en Afganist¨¢n.
Desde finales del 2001, bajo la bandera de la OTAN, Francia, junto a sus aliados, lucha en Afganist¨¢n contra los talibanes. En la actualidad cuenta con 4.000 hombres y se mantendr¨¢ all¨ª, al menos, hasta 2014. En estos diez a?os, han muerto 55 soldados franceses. Es una guerra heredada, y Sarkozy se ha limitado a actuar como un colaborador eficiente, fiel y constante.
En la guerra de Costa de Marfil es distinto: aunque en 2007 Sarkozy prometi¨® -y se prometi¨®- abandonar para siempre el papel de general colonizador, la implicaci¨®n francesa en este pa¨ªs africano era important¨ªsima: m¨¢s de 12.000 franceses, la mayor¨ªa alojados en Abiy¨¢n, viven en Costa de Marfil. Las im¨¢genes de la batalla en las calles y los testimonios de los residentes denunciando en franc¨¦s pillajes y masacres han permanecido durante estos doce d¨ªas en todo momento en los telediarios. Miembros del clan de Gbagbo han denunciado que las tropas del presidente electo, Alassane Ouattara, recibieron instrucci¨®n y consejos de militares galos. Sarkozy, por su parte, ha seguido la crisis muy de cerca, hablando por tel¨¦fono con Ouattara a menudo. Primero, los 1.600 soldados franceses desplazados all¨ª se dedicaron a patrullar en busca de compatriotas deseosos de refugiarse en la base gala de Port-Bou?t. Despu¨¦s comenzaron a abatir, desde el aire, piezas de artiller¨ªa y morteros de Gbagbo. Ayer, jugaron un papel clave de apoyo en el asalto final, cuando la situaci¨®n se hab¨ªa enquistado. Con todo, tambi¨¦n esta guerra es, en cierto modo, heredada. Y en ella, Sarkozy ha jugado a rega?adientes el papel de gendarme neo-colonial amparado siempre por la ONU.
Lo de Libia es diferente: la decisiva intervenci¨®n de Sarkozy arrastr¨® al resto del mundo y convirti¨® al El¨ªseo, la tarde en que se anunciaba la intervenci¨®n, en el centro del planeta. Algunos acusan al presidente franc¨¦s de tratar de recuperar la popularidad perdida a base de ganar estatura internacional. Es posible. Otros aseguran que la decisi¨®n obedece, sobre todo, al intento de devolver el lustre perdido a la diplomacia francesa, desacreditada, entre otras cosas, por haber apoyado muy tibiamente las revoluciones ¨¢rabes en un primer momento. Es decir: de devolverle a la nost¨¢lgica Francia algo de su esplendor perdido. Tambi¨¦n es posible. Sea como fuere, los franceses aprueban la intervenci¨®n: un 66% est¨¢n de acuerdo, seg¨²n un sondeo publicado por Le Monde. Adem¨¢s, el desarrollo del conflicto les interesa. M¨¢s que los comicios cantonales de hace unas semanas, en las que, por cierto, el general Sarkozy sali¨® largamente derrotado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.