El g¨®tico gana tama?o

A principios del siglo XV, en consonancia con los nuevos gustos que se estaban extendiendo por toda Europa, los retablos fueron adquiriendo un mayor tama?o y refinamiento. Los siglos pasaron y entre finales del siglo XIX y principios del XX muchas de aquellas grandes obras que hab¨ªan adornado iglesias, ermitas o catedrales acabaron desguazadas y, en manos de anticuarios, fueron vendidos muchas veces fuera de Espa?a. Fue el caso del retablo de san Miguel y san Pedro de Jaume Cirera y Bernat Despuig, el mismo que ahora puede verse casi completo en las salas de arte g¨®tico del Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC). El centro ya se hab¨ªa hecho con algunos compartimentos (el de las advocaciones centrales y cuatro escenas narrativas laterales) en 1907, y en 1956 consigui¨® otra tabla. Pero la predela (seguramente de otro autor) ya hab¨ªa volado a M¨¦xico, donde sigue, y hab¨ªa nueve escenas narrativas del cuerpo central que se encontraban en manos de un coleccionista belga. Estas ¨²ltimas son las que hace pocos meses adquiri¨® el Ministerio de Cultura, a petici¨®n del MNAC, por 600.000 euros. El conjunto, montado de nuevo tras un siglo, luce ahora majestuoso, convirti¨¦ndose as¨ª en el retablo m¨¢s grande (6,26 por 5,13 metros) del museo.

El Ministerio de Cultura ha pagado en total 1,2 millones por las dos piezas

Pero si la espectacularidad de esta pieza ser¨¢ una de las atracciones del centro, otro retablo m¨¢s reducido es, seg¨²n los expertos, de un valor art¨ªstico a¨²n m¨¢s extraordinario. Tambi¨¦n adquirido por el MNAC con fondos del Ministerio de Cultura -esta vez a un coleccionista catal¨¢n por 650.000 euros-, comparte tema con el anterior, ya que est¨¢ dedicado a san Miguel, lo que hace que las coloristas y apocal¨ªpticas escenas sean similares, y tambi¨¦n pertenece al periodo del g¨®tico internacional. El autor es Joan Mates, documentado entre 1391 y 1431, uno de los grandes del momento, en la estela de Llu¨ªs Borrass¨¤. El retablo de san Miguel Arc¨¢ngel, procedente de la ermita de Santa Maria de Penafel, en Santa Margarida i els Monjos, est¨¢ completo y en muy buen estado, y se considera uno de los mejores de este maestro.