La novela valenciana
La novela es un g¨¦nero prestigioso. Pero no siempre lo fue. Tiempo atr¨¢s, que una muchacha de buena familia leyera una narraci¨®n ficticia era un esc¨¢ndalo: con toda probabilidad se estaba echando a perder. Esas p¨¢ginas, fruto de la invenci¨®n, pod¨ªan perturbar su sentido y su moralidad. Como mucho pod¨ªan aceptarse novelas pedag¨®gicas: solo aquellas obras ejemplares que sirvieran para frenar los furores. El resto de las ficciones eran tenidas por peligrosas: o creaban un orden inexistente, pura fantasmagor¨ªa; o copiaban el mundo existente, una sentina de vicios y corrupciones. La moral la ense?aban los capellanes, y las travesuras deb¨ªan corregirse severamente, pues la calle, los negocios o las alcobas eran un teatro de desenfrenos y de malas artes. ?Atinaban o no atinaban nuestros abuelos cuando describ¨ªan los peligros de la novela? Punto y aparte.
En los Jardines de Viveros est¨¢ la Feria del Libro: desde hace cuarenta y dos a?os regresa por estas fechas. No tenemos reina, pero s¨ª que la hubo en la primera edici¨®n, all¨¢ por 1966: la joven Mayr¨¦n Beneyto. Ya estaba all¨ª cuando se pusieron los primeros expositores. Ahora, la se?ora Beneyto ha vuelto formando parte de la comitiva que inaugur¨® la feria de este a?o y lo ha hecho en calidad de concejal del Ayuntamiento. En aquella ¨¦poca, seg¨²n declara a Las Provincias, ya le¨ªa de todo: Machado, Azor¨ªn, Blasco Ib¨¢?ez. Etc¨¦tera. Blasco horrorizaba a su abuela, a?ade. Era muy antirreligioso. Y adem¨¢s retrataba los vicios sociales, la corrupci¨®n de los poderes caciquiles, la desverg¨¹enza de los magnates, el cinismo de los burgueses. Por eso, cada vez que la abuelita de Mayr¨¦n la ve¨ªa con un volumen del novelista valenciano le dec¨ªa: "?Ya est¨¢s otra vez con Blasco Ib¨¢?ez, te va a contagiar!".
No s¨¦ si la actual concejal se contagi¨®. Pero de lo que s¨ª estoy seguro es de que nos hace falta un Blasco Ib¨¢?ez que escriba la gran novela valenciana. Hay algunos intentos destacables. Tenemos obras muy ingeniosas, de gran s¨¢tira y gran verismo. No me hagan decir nombres, que ya los saben. Al final, alguno de ellos conseguir¨¢ crear todo un ciclo de episodios nacionales copiando y escarneciendo los vicios y las corrupciones. No s¨¦ qui¨¦n ser¨¢ el nuevo Gabriel Araceli, el Gabrielillo narrador de Gald¨®s. Pero s¨¦ qui¨¦nes ser¨¢n sus protagonistas: el trepa, el curita, el bigotes, el guaperas y el amiguito. S¨ª, ya s¨¦ que tienen apodos inveros¨ªmiles, m¨¢s propios de novelas sical¨ªpticas que de cr¨®nicas hist¨®ricas. Son motes poco cre¨ªbles para una ficci¨®n edificante, pero qu¨¦ quieren: la realidad valenciana no es nada recomendable para damiselas sensibles. Ni para m¨ª, que aunque sobrepaso la cincuentena soy muy impresionable: cada vez que leo la prensa me pongo a llorar y me echo a perder.
http://justoserna.wordpress.com
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