Los ¨²ltimos de Bab el Aziziya
Pocos leales a Gadafi siguen acudiendo al cuartel general para impedir bombardeos
Bab el Aziziya, el cuartel general del coronel Gadafi en Tr¨ªpoli, ha acabado convirti¨¦ndose en un lugar casi legendario. A ¨¦l se refieren muchos tripolitanos contrarios al r¨¦gimen cuando hablan de las maquinaciones del Gobierno para someter a la oposici¨®n. Si alguien ha desaparecido, ser¨¢ que est¨¢ en Bab el Aziziya. "?Vas a ir all¨ª?", pregunta un disidente a un periodista. "Entonces, adi¨®s. Ha sido un placer conocerte".
Son las once de la noche y una cola de furgonetas descapotables se concentra a la entrada de la base militar. La escena en torno al cuartel es un griter¨ªo de j¨®venes con pa?uelos verdes sobre la cabeza, banderas, pitidos y las canciones de apoyo al r¨¦gimen a todo volumen. "?Vamos a defender Bab el Aziziya!", exclama un tipo que saca la cabeza por la ventanilla de un veh¨ªculo.
Los coches aparcan alrededor del complejo de seis kil¨®metros cuadrados situado estrat¨¦gicamente al sur de la capital junto a la autov¨ªa que llega hasta el aeropuerto. Los seguidores llegan a la puerta principal a pie y all¨ª tienen que hacer cola para pasar los controles de seguridad y los cacheos de la polic¨ªa.
Una vez pasado el primer control, tras una gran explanada con escasa iluminaci¨®n y un ca?¨®n antia¨¦reo, el camino se estrecha y se hace m¨¢s laber¨ªntico. Parece una urbanizaci¨®n humilde se?alizada con retratos de Gadafi a cada paso. All¨ª viven muchos de los militares que defienden la fortaleza. Tras unos minutos andando, el camino vuelve a abrirse para acabar en una plaza donde se congrega la multitud. No son muchos, tan solo unos centenares de fieles a Gadafi que todas las noches han acudido hasta all¨ª para actuar como escudos humanos e impedir que los aviones de la aviaci¨®n extranjera bombardeen los edificios.
En la plaza, el monumento del pu?o dorado que aplasta un avi¨®n de Estados Unidos recuerda los bombardeos del presidente Reagan en 1986.
Pasan las horas. Hay rumores de que Gadafi aparecer¨¢ para dar un discurso. Ya lo ha hecho en otras ocasiones. Una gran pantalla muestra im¨¢genes de la gente en la plaza. Es siempre un plano corto, as¨ª que los seguidores de Gadafi parecen muchos m¨¢s. Algunos han acudido con sus familias enteras. Los ni?os lanzan proclamas y sus padres les levantan en brazos para mostrarlos a una fila de periodistas que trata de salir del complejo.
Un grupo de j¨®venes se da cuenta, se dirige hacia los reporteros y los toma a todos por franceses. "?Down, down, Sarkozy!", gritan en ingl¨¦s. Varios soldados del Ej¨¦rcito libio forman una cadena humana para abrir el paso a la prensa e impedir que los seguidores de Gadafi se acerquen demasiado. Una vez m¨¢s, el coronel ha preferido no mostrarse ante sus partidarios. A ellos parece darles igual. Se quedan all¨ª hasta bien entrada la madrugada para mostrar una lealtad inquebrantable al coronel.
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