El honor de los Chaves
La derecha pol¨ªtica y medi¨¢tica ha iniciado una nueva batalla contra el c¨ªrculo familiar del vicepresidente Manuel Chaves. Esta vez le ha tocado el turno a su hijo Iv¨¢n.
El ¨²nico var¨®n del matrimonio Chaves Iborra es licenciado en Administraci¨®n de Empresas y realiza, con otros socios, trabajos de consultor¨ªa empresarial. El mes pasado, su despacho profesional fue asaltado.
D¨ªas despu¨¦s, unos documentos all¨ª robados aparecieron milagrosamente encima de la mesa de un periodista. Casualmente, este periodista procede de la misma camada de informadores que llevan a?os intentando demostrar la existencia de pr¨¢cticas corruptas en el entorno familiar de Chaves. Hasta ahora, sin ¨¦xito.
Las primeras v¨ªctimas fueron los hermanos del entonces presidente de la Junta. Desde 2006 y durante meses un peri¨®dico que le profesa especial inquina ofreci¨® p¨¢ginas y p¨¢ginas sobre la presunta concesi¨®n de "millonarios contratos" por parte de Leonardo Chaves, entonces director general de Deportes -¨¢mbito en el que es un cualificado especialista- a su hermano Antonio Jos¨¦, que trabajaba en la empresa Climo Cubiertas. La denuncia del seudosindicato Manos Limpias fue archivada por el TSJA.
La siguiente v¨ªctima fue la hija del vicepresidente. En enero de 2009, la Junta ratific¨® una subvenci¨®n, similar a la de otras muchas empresas, a la compa?¨ªa Matsa, en la que trabajaba Paula Chaves. El PP interpuso una denuncia por prevaricaci¨®n y tr¨¢fico de influencias. El Tribunal Supremo la archiv¨® por unanimidad al estar basada en simples "conjeturas". Por v¨ªa contenciosa, hay abierto un expediente administrativo. Un tema much¨ªsimo menor.
Ahora le toca a Iv¨¢n. Las acusaciones son tan inconsistentes como las anteriores. Por ejemplo: se acusa a Iv¨¢n de utilizar su apellido para agilizar la construcci¨®n de un campo de golf en Ja¨¦n. Curioso, porque fue un gobierno del PP el que concedi¨® en 2006 las primeras autorizaciones a la empresa Pradolivo. Tres a?os despu¨¦s, un gobierno socialista (en coalici¨®n con IU) elimin¨® ese provecto del PGOU. El campo de golf sigue sin construirse.
Tambi¨¦n se se?ala que Chaves padre acudi¨® a la fiesta del XX aniversario de la multinacional Bogaris porque en ella iba a trabajar su hijo. Una fiesta en la que, por cierto, el presidente salud¨® a otro ilustre invitado, Javier Arenas.
As¨ª todo. No se ha denunciado ilegalidad o irregularidad alguna. No hay abierta ninguna investigaci¨®n ni policial ni judicial (salvo la del robo de los documentos del despacho de Iv¨¢n, por denuncia de ¨¦ste). Pero Arenas y sus compa?eros de partido, con el altavoz de su coro medi¨¢tico, piden la dimisi¨®n del hoy vicepresidente Chaves.
Mientras, Arenas y los suyos mantienen a Francisco Camps, y una decena de dirigentes populares de Valencia, en las listas de las pr¨®ximas elecciones. Son candidatos imputados o implicados en el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n m¨¢s grande en democracia, el caso G¨¹rtel. Para justificarlo, Arenas dice que el caso "ya est¨¢ amortizado para la opini¨®n p¨²blica", a pesar de que en Valencia sacan ya lustre al banquillo en el que deber¨¢ sentarse Camps.
Pero qu¨¦ m¨¢s da. El mal ya est¨¢ hecho. Chaves acusa a Arenas, como "jefe del departamento de basuras del PP", de ser el "mu?idor pol¨ªtico" de este nuevo intento de mancillar su larga carrera pol¨ªtica y de tapar el caso G¨¹rtel a mes y medio de las elecciones.
?Qu¨¦ importa si, para lograr esos objetivos, se acusa sin pruebas a otro familiar del vicepresidente! Como record¨® el propio Chaves tras el archivo del caso Matsa, la raz¨®n de tanta hostilidad reside en que Arenas "solo se mueve por el rencor personal y el resentimiento". Entre otras razones, por haberle derrotado en tres ocasiones.
?Y ese hombre aspira de nuevo a la presidencia de la Junta?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.