Londres no aprende de Barcelona
La ciudad de Londres se ha interesado desde hace a?os por el modelo Barcelona, desde la ¨¦poca inicial de Tony Blair y especialmente desde que en 2005 fue designada sede de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012. Esta admiraci¨®n de cierta intelectualidad londinense hacia Barcelona viene de lejos. Se expres¨® en 1986 con la exposici¨®n Homage to Barcelona. The city and its art. 1888-1936 en el Arts Council of Great Britain, celebrando el arte catal¨¢n desde el modernismo a la Rep¨²blica, y culmin¨® en 1998, cuando el RIBA (Royal Institute of British Architects) otorg¨® su medalla de oro a la ciudad, y en 2002, cuando el mismo RIBA present¨® la exposici¨®n dedicada a Ildefons Cerd¨¤. Barcelona ha significado el impulso del modelo de ciudad socialdem¨®crata, tras la dictadura franquista y como contrapunto al arranque del neoliberalismo de Tatcher y Reagan. Muchos estudiosos radicados en Londres, como Donald McNeill, Tim Marshall y Mari Paz Balibrea, han dedicado inteligentes interpretaciones a la experiencia barcelonesa.
?Seguir¨¢ la apuesta por los edificios y espacios p¨²blicos o caeremos en la receta neoliberal de los recortes?
De hecho, los pasados 28 y 29 de enero se realiz¨® en Londres el congreso Learning from Barcelona. Art, real state and the pre-olympic city, en la Birkberk University of London, con el objetivo de debatir estas dos experiencias urbanas comparables. No olvidemos que de Londres se puede aprender mucho: desde sus anillos verdes hasta la tasa para entrar con veh¨ªculo privado que estableci¨® Ken Livingston, la cual ha reducido el tr¨¢fico el 25%. Sin embargo, lo que se est¨¢ realizando para los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012 est¨¢ muy lejos del Londres progresista y del modelo barcelon¨¦s. La Barcelona de 1992, aprovechando que era la ciudad del espacio p¨²blico, fue la primera sede que decidi¨® aportar toda la ciudad como parque ol¨ªmpico. Y para ello situ¨® las cuatro ¨¢reas ol¨ªmpicas en cada una de las esquinas del rect¨¢ngulo geogr¨¢fico. Londres, en cambio, organiza sus Juegos Ol¨ªmpicos en una ¨¦poca marcada por el miedo al terrorismo y por un rabioso neoliberalismo. Ello ha llevado a un parque ol¨ªmpico aislado, dentro de un recinto de alta seguridad, que incluye la Villa Ol¨ªmpica y al que se va a entrar atravesando un nuevo y gigantesco centro comercial.
El ¨¢rea destinada a parque ol¨ªmpico no ha sido elegida para mejorar alg¨²n barrio londinense, sino que es un enclave estrat¨¦gico con el objetivo de preparar ¨¢reas y ejes para el mercado financiero internacional, acelerando la gentrificaci¨®n. La nueva ¨¢rea se sit¨²a junto al popular y depauperado barrio de Stratford, y el nuevo shopping center eliminar¨¢ uno de los centros comerciales m¨¢s populares y econ¨®micos de toda Inglaterra. Desde Stratford se vislumbran las torres semivac¨ªas del crecimiento lujoso y desmesurado de Canary Wharf, y se comprueba que la operaci¨®n ol¨ªmpica contin¨²a el inapelable proceso de reconversi¨®n de la antigua ¨¢rea de trabajo y almacenaje portuario y su sistema de canales en espacios para la global class. Entre Canary Wharf y Stratford han quedado peque?os enclaves populares a la espera de ser arrasados, como el famoso conjunto del Robin Hood Gardens proyectado por Alison y Peter Smithson a principios de los setenta. Este proceso de eliminar conjuntos de vivienda social ya ha comenzado, y no es porque est¨¦n obsoletos, sino porque afean la imagen y entorpecen los mecanismos de la globalizaci¨®n y la l¨®gica operacional de las grandes inmobiliarias. Entre el parque ol¨ªmpico y el n¨²cleo hist¨®rico de Stratford ya se ha desalojado a los centenares de habitantes de tres grandes bloques de vivienda de los a?os sesenta.
Si comparamos el recinto ol¨ªmpico y la pol¨ªtica urbana actual de Londres con la Barcelona ol¨ªmpica, se demuestra que esta admiraci¨®n y estas referencias han quedado para una minor¨ªa ilustrada. A quienes hoy dominan el campo de fuerzas londinense no les interesa aprender de Barcelona.
Y Barcelona, ?va a aprender de Barcelona?, ?va a saber replantearse y reinventarse?, ?va a aprender de sus errores y aprovechar lo mejor de su historia de ciudad contempor¨¢nea y social, que ha apostado por los edificios y espacios p¨²blicos, o va a caer en la receta neoliberal de los recortes, que ya estamos empezando a tomar en Catalu?a como medicina?
Josep Maria Montaner es arquitecto.
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