Las dos v¨ªas de Batasuna
La Sala del 61 del Tribunal Supremo se re¨²ne hoy para analizar el incidente de nulidad presentado por Sortu, el partido nacido de Batasuna, contra su auto del 23 de marzo que se opon¨ªa a la inscripci¨®n de esa formaci¨®n en el registro. Es un tr¨¢mite previo a la presentaci¨®n del anunciado recurso ante el Constitucional. Pero los plazos que requiere ese tr¨¢mite hace imposible que un eventual pronunciamiento favorable del Constitucional se produzca a tiempo para que Sortu pueda presentar a tiempo sus candidaturas.
Esa situaci¨®n permite a sus promotores poner en marcha simult¨¢neamente dos itinerarios: el de Sortu hacia la legalizaci¨®n por el Tribunal Constitucional, que en caso de producirse ser¨ªa presentado como prueba de la falsedad de las acusaciones de la Fiscal¨ªa y Abogac¨ªa del Estado, y de la sumisi¨®n del Tribunal Supremo al Gobierno; y el de Bildu, la coalici¨®n de dos partidos legales, EA y Alternatiba, con independientes ligados a la antigua Batasuna, para la participaci¨®n en las elecciones de mayo.
No solo hay un pulso entre ETA y Batasuna, sino una pugna entre continuidad y cambio dentro de ellas
El ministro del Interior ha declarado que mirar¨¢ con lupa las listas de esa coalici¨®n para descubrir la presencia contaminadora de miembros del partido ilegalizado; y el fiscal general del Estado, que cualquier partido que acogiera en sus candidaturas a miembros de tales partidos podr¨ªa ver anuladas sus listas.
No ser¨¢ f¨¢cil: un auto del Constitucional de 2007 estableci¨® que "nada impide que las personas individuales que formaron parte de los partidos ilegalizados" (...) puedan "volver a participar en la vida pol¨ªtica integr¨¢ndose en otras formaciones", salvo que haya evidencias de que es un intento fraudulento de dar continuidad a la actividad de tales partidos. Lo que remite a la cuesti¨®n de fondo: si ha existido o no una ruptura entre la Batasuna que actuaba como instrumento de la estrategia de ETA y la que crea Sortu, cuyos estatutos rechazan la actividad violenta.
Por otra parte, a los promotores de la coalici¨®n les bastar¨ªa con aplicar las pautas seguidas hace cuatro a?os por las listas de ANV que pasaron el filtro, para pasarlo de nuevo. Entonces, el Tribunal Supremo anul¨® todas las que hab¨ªan sido impugnadas por la fiscal¨ªa (133, la mitad de las presentadas) con el arbitrario criterio de considerar contaminadas aquellas en las que se detectase como m¨ªnimo un 20% de candidatos con alguna relaci¨®n anterior con Batasuna. ?Con qu¨¦ argumento podr¨ªan ahora ignorar ese precedente la fiscal¨ªa y el tribunal?
Para Batasuna lo importante no es el n¨²mero de miembros an¨®nimos de la izquierda abertzale que entren en las candidaturas, sino el llamamiento a votarlas que hagan sus dirigentes m¨¢s conocidos. Eso es lo que marcar¨¢ pol¨ªticamente los resultados que coseche. Se tratar¨ªa de un ensayo de la nueva estrategia de alianza independentista o soberanista, de la que Bildu ser¨ªa el germen. El argumento para ese giro es que la estrategia de frente nacionalista de Lizarra fracas¨® porque la fuerza hegem¨®nica era el PNV; mientras que en una alianza independentista, la fuerza mayoritaria ser¨ªa Batasuna, lo que le permitir¨ªa forzar una negociaci¨®n pol¨ªtica para modificar el marco institucional en el sentido (autodeterminaci¨®n y territorialidad) pretendido por ellos.
?Es una utop¨ªa? Lo es dada la relaci¨®n actual de fuerzas, pero podr¨ªa no serlo tanto en referencia a Guip¨²zcoa. En las ¨²ltimas elecciones forales en que Batasuna particip¨® con sus siglas (1999, con tregua en vigor) alcanz¨® su techo electoral, el 19,7%, en el conjunto de Euskadi, pero super¨® el 28% en Guip¨²zcoa. En las ¨²ltimas celebradas, las de 2007, los votos nulos auspiciados por la izquierda abertzale rondaron el 13% en el conjunto, pero llegaron al 22% en Guip¨²zcoa. Es probable que los te¨®ricos de la izquierda abertzale sue?en con la posibilidad de que, sumando a los suyos los votos de EA y Alternatiba, y tal vez los de una parte del electorado guipuzcoano del PNV identificado con Egibar, Bildu sea en mayo la primera fuerza en ese territorio, convertido en campamento base para ulteriores metas.
Concretamente para las auton¨®micas de 2013, a las que, seg¨²n el dise?o previsto, la izquierda abertzale llegar¨ªa con Sortu legalizado por el Constitucional. Puede que ocurra, pero no es seguro, y tampoco que el Supremo vaya a dar luz verde a Bildu. Porque mientras esos planes maduran, ETA sigue en lo de siempre, como se ha vuelto a comprobar con el tiroteo de Francia y las capturas de arsenales en Vizcaya y Guip¨²zcoa. Y es poco realista suponer que ello pueda no incidir en las decisiones pendientes. En las de los tribunales, pero tambi¨¦n en las de la izquierda abertzale. Seguramente no solo hay un pulso entre ETA y Batasuna sino una pugna entre continuidad y cambio dentro de cada una de ellas. La estrategia de frente independentista en alianza con partidos legales requiere la ausencia de ETA, lo que supone un cambio respecto a la estrategia pol¨ªtico-militar tradicional; pero el intento de rentabilizar la violencia en una negociaci¨®n pol¨ªtica es un elemento de continuidad ya que para que el frente independentista tengan algo que negociar es preciso que ETA permanezca (al menos como amenaza latente).
No es f¨¢cil superar esa contradicci¨®n. Batasuna ya se ha visto obligada a ir m¨¢s all¨¢ de lo previsto en su condena de los tiroteos de Francia. Y tendr¨ªa que aprovechar el recurso ante el Constitucional para reforzar su credibilidad con nuevas razones. Es lo que hizo Iniciativa Internacionalista, la coalici¨®n para la que pidi¨® el voto en las ¨²ltimas elecciones europeas y que, tras su anulaci¨®n por el Supremo, incluy¨® en su recurso de amparo elementos m¨¢s expl¨ªcitos de condena de la violencia que fueron apreciados por el tribunal para corregir la decisi¨®n anterior.
No se trata tanto de incluir una condena de la violencia pasada que se evita formular en los estatutos como de aplicar el compromiso de contribuir a la definitiva desaparici¨®n de ETA; ante todo, renunciando a jugar el papel de instrumento de la estrategia terrorista que le sigue atribuyendo la banda en los documentos que ha analizado la Sala del 61: un partido legal para participar en la mesa de partidos que negocie el cambio de marco pol¨ªtico; junto a ello, un aval de su renuncia a la violencia ser¨ªa que aplicasen ese cambio a situaciones como las de los presos que se han desmarcado de la banda; para apoyarles p¨²blicamente.
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