Votos verdaderos
El Parlamento de Catalu?a rechaza la ley que abrir¨ªa el camino a la independencia
El Parlamento de Catalu?a no ha aprobado la ley que, a propuesta de los tres diputados de Solidaritat (SI), pretend¨ªa fijar los pasos para alcanzar la independencia. Adem¨¢s de los promotores, solo han votado a favor Esquerra Republicana y Joan Laporta, integrado en el grupo mixto tras abandonar el partido con el que concurri¨® a las elecciones. PSC, PP y Ciutadans se han pronunciado en contra, mientras que Converg¨¨ncia i Uni¨® ha optado por la abstenci¨®n, lo mismo que Iniciativa.
La propuesta de Solidaritat pretend¨ªa trasladar al Parlamento el clima creado por las consultas soberanistas del pasado domingo, tanto en Barcelona como en otros municipios catalanes. Lo que ha conseguido es lo contrario de lo que buscaba: los representantes leg¨ªtimos de Catalu?a han dejado claro que una cosa es levantar un teatro callejero con urnas y papeletas representando una jornada de refer¨¦ndum, y otra distinta pronunciarse con un voto verdadero dentro de las instituciones del autogobierno catal¨¢n. Tras la votaci¨®n de ayer, persistir en las consultas sin valor legal que vienen celebr¨¢ndose desde hace meses equivale a primar el espect¨¢culo sobre las tareas que tiene asignadas el Legislativo catal¨¢n.
La posici¨®n de los diputados independentistas ha sido clara; tambi¨¦n la de los partidos que han rechazado la ley. No as¨ª la de Converg¨¨ncia que, despu¨¦s de participar al m¨¢ximo nivel en las consultas, opt¨® ayer por la ambig¨¹edad impl¨ªcita en la abstenci¨®n. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, lleg¨® a ausentarse en el momento de la votaci¨®n. De tan calculada, la escenograf¨ªa que ha guiado los pasos de Converg¨¨ncia se ha revelado contradictoria, hasta el punto de que, al modo del Capit¨¢n Ara?a, enciende en las calles las pasiones que luego trata de enfriar en las instituciones. No basta con decir que se trata de un juego que no est¨¢ a la altura de la responsabilidad que Converg¨¨ncia ejerce; es, adem¨¢s, un juego peligroso, que busca mantener en perpetuo movimiento la espiral soberanista que aspira a dominar la escena catalana.
Las tortuosas vicisitudes por las que atraves¨® la aprobaci¨®n del nuevo Estatut provocaron un indudable malestar entre los catalanes, a quienes se les prometi¨® lo imposible para, acto seguido, reprocharles que creyeran en ¨¦l. A los dirigentes pol¨ªticos y a los responsables de las instituciones catalanas les corresponde decidir qu¨¦ hacen con ese malestar, que tambi¨¦n contribuyeron a crear por m¨¢s que ahora quieran reivindicar su inocencia para capitalizarlo. Si el presidente de la Generalitat y el grupo de Converg¨¨ncia no estaban dispuestos a mantener en el Parlamento lo que han insinuado en la calle durante las consultas, es porque, o no saben lo que quieren, o no se atreven a revelarlo. Por esta v¨ªa no conseguir¨¢n quedar bien con todo el mundo, sino quedar mal sin excepciones.
Si estuviera en la oposici¨®n, Converg¨¨ncia se arriesgar¨ªa a un castigo pol¨ªtico. Encontr¨¢ndose al frente de la Generalitat, desprestigia el autogobierno que tanto asegura desear y defender.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.