Los rebeldes libios denuncian una matanza de civiles en Misrata
Tr¨ªpoli lanza 80 cohetes y causa la muerte a 23 personas, incluidos varios ni?os
La OTAN proclam¨® d¨ªas atr¨¢s que liberar Misrata, v¨ªctima de un asedio medieval desde hace casi siete semanas, era la prioridad indiscutible. Pero tampoco es menos vital esta ciudad para Muamar el Gadafi. La expulsi¨®n de los soldados y mercenarios del dictador de la tercera poblaci¨®n de Libia les forzar¨ªa a un repliegue m¨¢s cerca de Tr¨ªpoli, distante 200 kil¨®metros. De ah¨ª la encarnizada lucha. Si el lunes los rebeldes denunciaron el primer ataque con cohetes Grad contra barrios residenciales, ayer aseguraron que los uniformados lanzaron una salva de 80 de estos proyectiles de mayor alcance y potencia. Murieron 23 personas, entre ellas varias mujeres y ni?os, y cientos de vecinos desprovistos de protecci¨®n se la jugaron y salieron a protestar a la calle hartos de una guerra que los pa¨ªses occidentales no aciertan a frenar.
Los vecinos ruegan bombardeos masivos contra los blindados
Los rostros de los heridos por la metralla que el 3 de abril hicieron escala en Bengasi, en su traves¨ªa hacia Esmirna (Turqu¨ªa), eran esclarecedores. Desencajados o con la mirada perdida, relataban el horror vivido en Misrata. Desde entonces no ha hecho sino agravarse. La situaci¨®n es catastr¨®fica, seg¨²n ha denunciado la ONU, porque la ayuda humanitaria se descarga con cuentagotas, y sin apenas luz ni agua corriente, y escasos de alimentos, los lugare?os se hacinan en mezquitas y escuelas en el centro de la ciudad. Permanecer en los suburbios es temerario. Nuri al Abar, encargado de coordinar env¨ªos de alimentos y material sanitario desde el puerto de Bengasi, afirm¨® que pacientes de c¨¢ncer y hepatitis han muerto por la carest¨ªa de los medicamentos.
"Una masacre es inminente si la OTAN no intensifica sus ataques", comentaba a Reuters Abdelsalam, un portavoz de los sublevados que resisten las embestidas de unos soldados que pretenden dominar el coraz¨®n de la ciudad. Unos 6.000 inmigrantes, principalmente egipcios, tambi¨¦n aguardan en el puerto, bajo control rebelde, la llegada de buques para escapar del infierno. La Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones asegura que muchos de ellos sufren deshidrataci¨®n, y su estado de debilidad es preocupante.
Aunque en Misrata se ruega por masivos bombardeos que destrocen los blindados y posiciones de los soldados libios, nada apunta a ello. Principalmente, como apuntaban el mi¨¦rcoles responsables del Ministerio de Defensa franc¨¦s, porque solo EE UU dispone de los aviones que permitir¨ªan arrasar esos objetivos sin causar bajas entre los civiles.
Al coronel no parecen intimidarle las amenazas de los aliados, que ayer tomaron cuerpo de nuevo con cuatro ataques a¨¦reos en Tr¨ªpoli. Entre otras razones porque la emisora de televisi¨®n oficial mostr¨® im¨¢genes del tirano conduciendo un veh¨ªculo deportivo y levantando el pu?o. Aseguraba el locutor que Gadafi circulaba por Tr¨ªpoli cuando los aviones de la OTAN disparaban sus misiles. Sea o no cierto que la toma se corresponde con ese momento, el aut¨®crata se recrea en el desaf¨ªo. Las patentes fisuras en la OTAN y sus operaciones limitadas a objetivos muy definidos envalentonan a Gadafi, quien no afloja el cerco sobre Misrata, el principal puerto del que se abastece la capital. "Misrata disfruta en estos instantes de paz y seguridad, y se trabaja para restablecer los servicios b¨¢sicos", a?ad¨ªa el canal de televisi¨®n.
En T¨²nez y Egipto el andamiaje pol¨ªtico era m¨¢s poderoso que el propio dictador. Cuando Ben Ali y Mubarak se convirtieron en un estorbo, el Ej¨¦rcito desaloj¨® a los d¨¦spotas del poder. En Egipto, porque las Fuerzas Armadas constituyen un emporio empresarial descomunal que acapara alrededor del 25% de la econom¨ªa del pa¨ªs. Pero en Libia los intereses pol¨ªticos y econ¨®micos giran alrededor de la familia Gadafi, no hay instituciones -el coronel las debilit¨® a conciencia- que puedan provocar el colapso del r¨¦gimen, y los opositores carec¨ªan de asociaciones para encauzar protestas masivas.
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