El amor (y otras patolog¨ªas)
Ah, qu¨¦ duro es el amor. Ese aciago d¨ªa en que tu chico se va con otra, o con otro, se hace eremita o siente la llamada del seminario es dif¨ªcil de digerir: a nadie le gusta que se le quede cara de p¨¢nfila y el cuerpo mal¨ªsimo. Son las jugarretas del coraz¨®n, el incontrolado flujo de bilis, las cat¨¢strofes que han jalonado la historia de la humanidad desde que a Ad¨¢n le arrancaron la costilla aquella. Mar¨ªa Luc¨ªa S¨¢nchez Ben¨ªtez acaba de cumplir 29 a?os, pero lleva cant¨¢ndole a estas calamidades desde los 15 y, claro, ejerce como maestra cardi¨®pata. Despu¨¦s de ocho discos glosando todas las modalidades del querer y el odiar, su p¨²blico hace bien en aclamarla como doctora honoris causa en la materia.
La cantante pone su vozarr¨®n abrumador al servicio de baladas apocal¨ªpticas
Algo as¨ª le sucede a Laura Carre?o, madrile?a de 36 a?os que atesora todos sus ¨¢lbumes y acud¨ªa por tercera vez a un concierto de Mal¨² porque se siente "identificad¨ªsima" con la tem¨¢tica. "Parece como si las historias hablaran de ti", anotaba a pie de gallinero. Laura se dice mujer de car¨¢cter y furibunda seguidora del Atleti, pero ante los dramones malu¨ªsticos claudica y se derrite. "Me siento soltera, sin compromiso y feliz", resume.
La mayor¨ªa femenina es avasalladora a pie de pista. Sara L¨¢zaro, de 25 a?os, lleg¨® con dos horas de adelanto al Palacio de los Deportes para asegurarse un buen sitio. "Ten¨ªa muchas ganas de escuchar las canciones del nuevo disco, sobre todo Blanco y negro", explica. Su nutrido grupo de acompa?antes no cuenta con un solo representante del g¨¦nero masculino. "Es que Mal¨² no le hace mucha gracia a mi novio. A ¨¦l le tiran m¨¢s Maldita Nerea o El Canto del Loco, pero a m¨ª no me importa reconocer que soy un poco pastelosa: Mal¨² y Sergio Dalma".
Tras una introducci¨®n que parece Encuentros en la tercera fase, la cocinera principal del pastel emerge a las 21.45 en lo alto de una plataforma: rotunda, confiada, con la melena morenaza ondeando como si llevara incorporado un ventilador. La hija de Pepe de Luc¨ªa es due?a de un vozarr¨®n abrumador y no duda en ponerlo al servicio de baladas no ya dram¨¢ticas, sino desgarradoras, tremebundas, apocal¨ªpticas. Casi 8.000 personas hacen suyas esas historias. Con todas las consecuencias: sollozando, desga?it¨¢ndose, amorat¨¢ndose el pecho a pu?etazo limpio, mand¨¢ndole recaditos a los churris en una avalancha colectiva de SMS.
El cat¨¢logo de siniestros amorosos resulta inabarcable en los labios de esta madrile?a. Voy a quemarlo todo es una catarsis pir¨®mana en la que la protagonista pasa por la hoguera las camisas, las cartas y hasta "las revistas raras" (sic) de su ex. Ni un segundo sugiere una variante a¨²n m¨¢s devastadora del despecho: el alivio ("tal vez te duela, pero desde que te fuiste me siento mucho mejor"). Mal¨² se deja la piel y el fondo de armario: cambia hasta cuatro veces de vestuario, con el malhadado efecto colateral de que el guitarrista nos castiga con sus solos. Pero no importa. Al final, el amor y sus patolog¨ªas derivadas triunfan en las sonrisas -a veces c¨®mplices, a veces escocidas- de las muchachas que regresan al encuentro de sus muchachos. Y que les dure.
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