Ecuaci¨®n libia
El estancamiento de la situaci¨®n militar exige mayor celo en la presi¨®n con otras medidas
Los ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza Atl¨¢ntica analizaron ayer en Berl¨ªn la situaci¨®n del conflicto libio. Antes de la reuni¨®n, el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, reclamaron una acci¨®n m¨¢s decidida, en la misma l¨ªnea que los representantes del Consejo Nacional rebelde en la reuni¨®n de Doha. El principal frente de guerra se sit¨²a en Misrata, donde las tropas de Gadafi han incrementado los ataques durante las ¨²ltimas horas.
La precipitaci¨®n con la que se ejecut¨® la resoluci¨®n 1973, antes de disponer de un plan de acci¨®n, se justific¨® en el hecho de que Bengasi estaba a punto de caer en manos del dictador libio. La actual encrucijada es resultado de la urgencia e imprevisi¨®n iniciales, que Gadafi explota a su favor convencido de que, tarde o temprano, las principales potencias acabar¨¢n por desistir ante el estancamiento de la guerra y el empuje de las opiniones p¨²blicas. Sarkozy y Cameron parecen decididos a asumir un liderazgo de hecho que ha sido visto con recelo por otros miembros de la Alianza.
La ecuaci¨®n que est¨¢ consolid¨¢ndose sobre el terreno ha provocado un equilibrio militar entre las fuerzas de Gadafi, por un lado, y los rebeldes m¨¢s la OTAN, por el otro. La dificultad reside en c¨®mo romperlo sin vulnerar los l¨ªmites fijados por el Consejo de Seguridad. Si el bloqueo de los fondos a los que tiene acceso Gadafi fuera efectivo, la guerra podr¨ªa ser m¨¢s o menos larga, pero tendr¨ªa un final que coincidir¨ªa con el que las principales potencias desean. O no se sabe, o no ha trascendido, el verdadero nivel de ejecuci¨®n de ese bloqueo y la manera en que Gadafi abastece a su ej¨¦rcito.
Mantener la intervenci¨®n con el ¨²nico prop¨®sito de que la credibilidad de la OTAN no resulte da?ada es una estrategia que podr¨ªa afianzar el equilibrio militar. Sobrepasar los l¨ªmites de la resoluci¨®n 1973 acentuar¨ªa, por su parte, el riesgo de convertir esta guerra en ilegal. Tal vez haya llegado el momento de que el Consejo de Seguridad vuelva sobre Libia, bien para reajustar el mandato a las necesidades sobre el terreno, bien para reafirmar el marco dentro del que se est¨¢n desarrollando las operaciones. En este ¨²ltimo supuesto, que es el m¨¢s probable, las principales potencias no tendr¨ªan otra salida que aplicar con m¨¢s determinaci¨®n los aspectos no militares contemplados en la resoluci¨®n 1973. Deber¨ªa haberse hecho desde el primer momento y ahora resulta inaplazable.
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