La vida secreta
Desde su mismo t¨ªtulo, El d¨ªa de ma?ana concentra la amargura y la iron¨ªa de una trabada y poderosa novela sobre nuestro origen reciente, en la d¨¦cada larga de la agon¨ªa del franquismo y la sociedad franquista. El calor a la novela se lo pone su misma trama de v¨ªnculos, el tejido bajo de una Barcelona hecha de librer¨ªas de barrio, inspectores de polic¨ªa, trabajadores, f¨¢bricas y otros desasistidos. Con ellos explora met¨®dica y sutilmente la zona difusa en la que la p¨¦rdida y el vac¨ªo se convierten en el estado natural de las personas sin que de su parte hayan puesto graves errores o sin que la dictadura sea la coartada perfecta. No es una novela de v¨ªctimas; es una novela sobre mayor¨ªas sociales casi siempre invisibles para la mayor¨ªa de las novelas. Es una novela de destinos l¨²gubres o nada m¨¢s que comunes, sin demasiada suerte para acertar con una vida mejor. Casi todo empieza en una riada destructiva en la Tarrasa de 1962 y casi todo termina en una casa sin terminar y en unos balazos casi ya fuera de plazo, cuando la ultraderecha paraestatal va perdiendo la protecci¨®n de las jefaturas de polic¨ªa y todos los ni?os hablan con los payasos de la tele Gabi, Fofo y Miliki. En medio respira la Espa?a que espera a noviembre de 1975.
El d¨ªa de ma?ana
Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n
Seix Barral. Barcelona, 2011
379 p¨¢ginas. 20 euros
De ella forman parte la docena de testigos que han vivido por debajo de la l¨ªnea de visibilidad pero est¨¢n por todas partes: las peque?as tragedias de familias peque?as con casas peque?as, ambiciones peque?as, destinos peque?os y unas dosis de fortuna tan peque?as como casi todas las fortunas. Por eso la novela sobre todo trae a la memoria de hoy la ambig¨¹edad moral de la vida bajo la dictadura y bajo el subdesarrollo. Pero Pis¨®n ha hecho pivotar ese mosaico complejo en la biograf¨ªa de un perdedor con marca de f¨¢brica y secreta complejidad hasta el final: Justo no es nunca s¨®lo un inmigrante que se hace sopl¨®n de la polic¨ªa pol¨ªtica franquista ni es s¨®lo despu¨¦s un resentido ni es tampoco s¨®lo un c¨®mplice rebotado de la ultraderecha. Ese no ser s¨®lo lo que parece vale para todas las peripecias narradas pero es Justo Gil, el Rata, quien se alza con la met¨¢fora m¨¢s compleja del libro porque no es s¨®lo una v¨ªctima del cambio de poder tras la muerte de Franco ni lo es s¨®lo de su biograf¨ªa atropellada. Quiz¨¢ lo es, sobre todo y como casi todos, del laberinto de insatisfacciones sentimentales y afectivas que no dependen ni de la dictadura ni de la resistencia a la dictadura.
Con casi todos los personajes la vida ha hecho lo que a ella le ha dado la gana: el hero¨ªsmo est¨¢ expulsado de este libro porque es una narraci¨®n pensada para quitarnos alegr¨ªas jactanciosas sobre la transici¨®n (sin cargarse la transici¨®n). La humaniza y le quita el triunfalismo que a veces se nos pone a los historiadores para echar luz en los ¨¢mbitos dom¨¦sticos y las vidas privadas (y algunas de las p¨¢ginas m¨¢s conmovedoras tendr¨ªan la ilustraci¨®n en blanco y negro del mismo Forcano que ilustra la portada). Mart¨ªnez de Pis¨®n pierde piedad e impasibilidad y gana retranca cuando la novela se va, de la mano del sopl¨®n, hacia los ambientes burgueses, las salas de fiesta de moda -Boccaccio- y la clandestinidad pol¨ªtica, hacia los universitarios militantes y las tentativas pat¨¦ticas de liberaci¨®n sexual. Pero para ninguno de ellos el d¨ªa de ma?ana resuena como una cantinela tan sarc¨¢stica como con Justo.
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