Un int¨¦rprete de sonidos y emociones
Enrique Franco recibe a t¨ªtulo p¨®stumo la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio
Todav¨ªa cuesta hacerse a la idea de que no est¨¢ en su sitio, all¨ª sentado, orondo, en el Auditorio Nacional, ciclo tras ciclo. Ni el Libro Guinness podr¨ªa calcular las horas de m¨²sica que Enrique Franco escuch¨® en vida, desde que naciera en Madrid en 1920 hasta su fallecimiento, en 2009. Su trabajo inmenso, constante, diario durante los 33 a?os que fue cr¨ªtico de EL PA?S y antes una existencia dedicada a promover la m¨²sica, no distorsionaban aquella vocaci¨®n de contar notas, sonidos y emociones de manera sencilla pero profundamente erudita, con la pasi¨®n de quien atiende como si se enfrentara por primera vez una partitura.
Por eso y por m¨¢s, Enrique Franco recibi¨® el pasado jueves -quiz¨¢s un poco tarde- la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio de forma p¨®stuma. La recogi¨® su hija Ana de manos del ministro de Educaci¨®n ?ngel Gabilondo, en el auditorio Sony de la Escuela Reina Sof¨ªa. Fue un acto emotivo en el que despu¨¦s, c¨®mo no, son¨® m¨²sica de la mano de la formaci¨®n Sinfonietta. Interpretaron obras contempor¨¢neas, un repertorio que Franco defendi¨® sistem¨¢ticamente, que ayud¨® a comprender, que ensalz¨® y mim¨®.
Fue fundador de la orquesta de RTVE y cr¨ªtico de EL PA?S durante 33 a?os
Era cr¨ªtico generoso. Prefer¨ªa la comprensi¨®n y la explicaci¨®n del matiz apoyado en la l¨®gica hist¨®rica que el ataque gratuito y simpl¨®n. Nos ense?¨® a quienes llegamos detr¨¢s a luchar y pelear por el espacio digno que la m¨²sica debe ocupar en los medios de informaci¨®n general. Ley¨¦ndolo, uno encontraba el tono para atraer la mayor cantidad de p¨²blicos sin la pedanter¨ªa o el exceso t¨¦cnico y para minor¨ªas que solo caben en las revistas especializadas.
Fue un comunicador, un divulgador. Pero para eso se necesita una enorme digesti¨®n de horas de b¨²squeda, de lectura, de escucha, de conversaci¨®n. ?l las tuvo, las mantuvo, las busc¨®. Lo mismo con compositores, int¨¦rpretes o music¨®logos que con becarios y aficionados en los que hallara el m¨ªnimo inter¨¦s por el hecho musical.
Se aprestaba a escuchar j¨®venes talentos con el mismo entusiasmo que dedicaba a las grandes figuras. Defendi¨® a la generaci¨®n espa?ola del 50 y a quienes detr¨¢s surgieron en un pa¨ªs con vocaciones entrecortadas por la Historia, entendi¨® sus riesgos, los nuevos lenguajes, fue fundador de la Orquesta Sinf¨®nica de RTVE, lo mismo que impulsor del Festival Internacional de Santander, director de Radio Cl¨¢sica, vicepresidente de la Fundaci¨®n Alb¨¦niz. En cualquier ¨¢mbito creativo y constructivo de la m¨²sica estaba Enrique Franco, bien fuera el de la interpretaci¨®n, la comunicaci¨®n o la ense?anza. Estudi¨® a fondo a Falla y a Alb¨¦niz, gui¨® la opini¨®n musical de este peri¨®dico. Ense?¨® y comparti¨®. Dej¨® vac¨ªa solo su silla del Auditorio, llen¨® nuestro sentido musical de sabias palabras.
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