La ciencia de la marihuana
La doctora trabaja en un acelerador de part¨ªculas y lucha por regular el cannabis
Entre las leyes fundamentales que rigen el universo, las part¨ªculas elementales y... la marihuana. Arantza Maira (Vigo, 1972), que se declara "un poco rom¨¢ntica y ut¨®pica", es doctora en F¨ªsica (trabaja en un acelerador de part¨ªculas del Centro de Microan¨¢lisis de Materiales de la Universidad Aut¨®noma de Madrid) y tambi¨¦n presidenta de la Asociaci¨®n Madrile?a de Estudios del Cannabis (AMEC). Es dif¨ªcil localizarla por tel¨¦fono: el acelerador est¨¢ rodeado de hormig¨®n para evitar el escape de radiaciones y la cobertura telef¨®nica no llega. Al fin lo conseguimos y nos cita en la sede de AMEC, en una de las m¨¢s empinadas calles de Lavapi¨¦s. Un local algo destartalado, pero con encanto, adonde mucha gente enferma acude para proveerse de marihuana para uso terap¨¦utico.
"Los pol¨ªticos son muy hip¨®critas, nos felicitan, pero no mueven un dedo"
"Existen redes de robo y mafias, pero las v¨ªctimas no se atreven a denunciar"
"Entr¨¦ en relaci¨®n con la ciencia por la idea rom¨¢ntica del cielo estrellado"
"La f¨ªsica de los materiales tambi¨¦n se ocupa de las piezas de arte"
"Nuestro objetivo es conseguir una regulaci¨®n del cannabis de forma que podamos consumirlo de manera normal", explica Maira. "Mientras tanto ayudamos a los usuarios con todos sus problemas, sobre todo las multas, que por tenencia y consumo en la v¨ªa p¨²blica pueden ir de 300 a 6.000 euros. La cuant¨ªa, pensamos, depende de la necesidad que tenga de recaudar la Administraci¨®n, sobre todo, despu¨¦s de los despilfarros del Ayuntamiento. Hemos visto casos flagrantes: 3.000 euros por seis gramos de marihuana o 1.200 por 0,2 gramos, lo que viene a ser un porrito".
Maira tiene los ojos verde hierba y habla con pasi¨®n entre una bandera de Jamaica y una reproducci¨®n de El grito, de Edward Munch en el que el protagonista aparece, en vez de gritando, fumando un canuto. "Soy muy pol¨ªtica", dice. Antes del cannabis estuvo involucrada en el Laboratorio 3 (la extinta casa okupa), la Red de Lavapi¨¦s, y en el apoyo a los zapatistas. "En AMEC tambi¨¦n defendemos al autocultivador que produce para su propio consumo", contin¨²a. "Existen redes de robo, mafias que se dedican a robar plantas de cannabis por toda Espa?a con allanamiento de morada. La v¨ªctima muchas veces no se atreve a denunciar por si tiene problemas con la polic¨ªa. Suponemos que lo robado se deriva al mercado negro".
?Y la ciencia donde encaja? "Desde los 16 a?os entr¨¦ en relaci¨®n con la F¨ªsica, por aquello de los enigmas del cosmos, la idea rom¨¢ntica del cielo estrellado, tan desconocido. Quer¨ªa ser astrof¨ªsica, sin embargo, hoy es una de las ramas que menos me interesan. Dentro de esta ciencia, m¨¢s que especializarme, he ido probando cosas", dice. "Me gusta el cambio y, por ahora, no me ha ido mal". La prueba: se licenci¨® en F¨ªsica Te¨®rica en la Aut¨®noma, su tesina vers¨® sobre Astrof¨ªsica, en su tesis estudi¨® la dispersi¨®n de neutrones en l¨ªquidos, como doctora estuvo en el grupo de F¨ªsica Nuclear y ahora ejerce como ingeniera, un trabajo m¨¢s t¨¦cnico y menos te¨®rico, en el acelerador. Casi nada. "Aqu¨ª vienen muchos investigadores en F¨ªsica de materiales a tomar sus medidas, pero tambi¨¦n traen piezas del Museo del Prado o del de Cer¨¢mica para analizar sus pigmentos. Es un campo muy amplio".
El pr¨®ximo 14 mayo, a las 19.00, AMEC convoca una manifestaci¨®n partiendo de Sol "por un cambio en la pol¨ªtica de drogas, para que estas sean m¨¢s justas y eficaces". Una Marcha Mundial que se celebrar¨¢ en otras 280 capitales del mundo. "La nuestra es una de las m¨¢s longevas y multitudinarias", dice con orgullo, "hemos llegado a reunir a 10.000 personas". "En 1998, la ONU inici¨® una guerra contra las drogas. Pretend¨ªa, de manera algo pueril, erradicar la producci¨®n y demanda en todo el planeta; 70.000 millones de euros se utilizan al a?o en esta guerra. Sin embargo, lo ¨²nico que ha creado es un crimen organizado muy poderoso que mueve el 6% del mercado mundial, por supuesto en econom¨ªa sumergida, y en contacto con el tr¨¢fico de armas. Mantiene en guerra pa¨ªses como Colombia y, en cierta medida, Afganist¨¢n, cuyo conflicto algo tiene que ver con el opio. En M¨¦xico hay estados descontrolados, 15.000 muertos el a?o pasado. Si se eval¨²a fr¨ªamente no solo no han conseguido sus objetivos, sino que el resultado ha sido nefasto. Lo que realmente mata no son las drogas, sino la pol¨ªtica de drogas".
AMEC son 300 socios. Gente de todo tipo: profesores, artistas, padres de familia. "El consumo est¨¢ cada vez m¨¢s extendido y est¨¢ dejando de ser mal visto". Tienen una propuesta para la regulaci¨®n: "Estamos promoviendo un modelo, el de los clubes sociales de cannabis, que tienen sus propios cultivos y un l¨ªmite de consumo por persona, para evitar que alg¨²n listillo quiera vender en el mercado negro. No son como los coffee shop holandeses porque no son un negocio. Se asegura, adem¨¢s, que el productor tiene un buen sueldo y produce de manera ecol¨®gica, y la calidad de la sustancia. Es un modelo que estamos exportando a otros pa¨ªses; ayuntamientos, asociaciones y gobiernos se han interesado por ¨¦l. Pero en Espa?a los pol¨ªticos son muy hip¨®critas: nos felicitan pero no mueven un dedo. Tienen miedo a perder votos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.