El infierno en Lugo
Antes de redactar este art¨ªculo escrib¨ª "operaci¨®n carioca" y "caso carioca Lugo" en los buscadores de este y otros peri¨®dicos. Creo que se puede aconsejar hacerlo aunque hay que advertir de lo que van a encontrar: una descripci¨®n period¨ªstica del infierno. Aun as¨ª, si se sienten con fuerzas, creo que debieran hacerlo. Es una obligaci¨®n moral de todos, seamos vecinos u oriundos de Lugo o no, conocer m¨ªnimamente hasta qu¨¦ punto se puede pudrir el Estado de derecho.
A la espera de que alguien se ponga a escribir la novela negra que narre e interprete el caso, bien lo merece, necesitamos un dossier que nos haga comprensible la impunidad del diablo en el submundo lucense durante tanto tiempo. Puede que el proceso de decadencia en diversos planos que vive Galicia ayude a comprenderlo, y dentro de Galicia la zona de penumbra en que van quedando ciudades como Lugo u Ourense que aparecen en las informaciones casi ¨²nicamente por episodios tristes, como el anterior juicio a cargos pol¨ªticos y policiales por sobreseimiento masivo de multas, tambi¨¦n en Lugo.
Necesitamos un dossier que haga comprensible la impunidad del diablo en el submundo lucense
Pero aun as¨ª el tama?o del caso alarma. O debiera alarmar, pues todav¨ªa hoy sigue habiendo evasivas, cortinas de humo, para reducir la importancia de los delitos que ya est¨¢n inevitablemente a la vista. "A¨²n no est¨¢ probado", etc¨¦tera.
"?D¨®nde est¨¢ Ana?", escribi¨® alguien en paredes de Lugo. Era la se?al para el comienzo de un juego muy macabro, la b¨²squeda del cuerpo de una joven, madre de un ni?o, que ejerc¨ªa de prostituta en la ciudad y que se hab¨ªa esfumado. El supuesto asesinato de una prostituta era el resumen de una enorme serie de cr¨ªmenes que se comet¨ªan con impunidad en la ciudad. En el a?o 2005, el cabo de la Guardia Civil destinado a proteger a las mujeres obligadas a prostituirse y que en realidad era el hombre de sus explotadores se permit¨ªa decirle a una chica refugiada en una casa de acogida municipal que ¨¦l le podr¨ªa conseguir a un proxeneta que la tratar¨ªa mejor. Y para obligar a otra mujer a participar en sus manejos: "Sabes que soy polic¨ªa y a m¨ª no me va a pasar nada. A ti no te van a creer porque eres extranjera y prostituta, y si hablas algo de m¨ª vas a tener problemas". No es extra?o, pues, que informase a los due?os de los clubes de los pisos secretos donde el "concello" ocultaba a las mujeres huidas para que acudiesen a buscarlas y que, al no ceder las empleadas municipales, ¨¦l mismo se las llevase de all¨ª. Y se esfumasen en el lado oscuro. "Yo tengo muchas influencias y no vas a conseguir nada ni llegar a ning¨²n sitio". Su impunidad era cierta. Hasta el a?o 2007, cuando la jueza del juzgado n¨²mero 1 abri¨® una causa para investigar. Quiz¨¢ no resulte meramente anecd¨®tico que sea mujer quien ocupa el juzgado; qui¨¦n sabe, al fin y al cabo esta es una historia de explotaci¨®n de mujeres por hombres. Sol¨ªamos tratar a las vacas con m¨¢s respeto y menos crueldad de c¨®mo se trat¨® y se trata a esas mujeres. ?Cu¨¢ntas? S¨®lo las que declararon en el sumario son m¨¢s de 100. Cu¨¢ntas m¨¢s habr¨¢n sido molidas a golpes hasta abortar, cu¨¢ntas m¨¢s inducidas a la drogodependencia que las que se han atrevido y han podido declarar contra sus carceleros. Unos carceleros que, aun cuando ya estaban siendo procesados gracias a la investigaci¨®n judicial que recibi¨® ayuda del departamento de asuntos internos llegado desde Madrid, pudieron enviar mensajeros a los pisos secretos que acog¨ªan a las mujeres para amenazarlas, que desde el penal de Bonxe las intimidaban con tel¨¦fonos m¨®viles que les eran facilitados.
Sus carceleros. M¨¢s de 60 hombres, muchos de ellos polic¨ªas de todos los cuerpos de seguridad, elementos clave en la trama para conseguir protecci¨®n e impunidad. El negocio no era la prostituci¨®n, que si no la ampara la ley tampoco la proh¨ªbe, sino la explotaci¨®n forzada de las mujeres, pr¨¢cticamente todas inmigrantes introducidas ilegalmente por esa mafia. Polic¨ªas, cabos, tenientes, un teniente coronel... El subdelegado del Gobierno es informado en 2005 de la trama y no ocurre nada... ?Hubo algo relacionado con a la seguridad y la protecci¨®n de las personas que funcionase correctamente en Lugo durante a?os?
Lo de menos es el da?o que esos individuos hicieron a la imagen social de la polic¨ªa y de las autoridades, lo importante es lo que les hicieron a todas esas mujeres. ?Pero solo ellos? ?Y entre todos los hombres que disfrutaron de los servicios sexuales de esas mujeres ninguno oy¨® u observ¨® nada raro que creyese que deb¨ªa ser denunciado? En realidad, todos deber¨ªamos estar preocupados por nosotros mismos si no reaccionamos de alg¨²n modo ante algo que ha ocurrido delante de todo el mundo y al tiempo en la oscuridad.
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