Sin autonom¨ªa
Se da la paradoja de que la juventud m¨¢s castigada por la crisis de toda Europa, que es la espa?ola a causa de su r¨¦cord de desempleo y precariedad laboral, es tambi¨¦n la que menos se moviliza, como si se conformase sin protestar con el triste destino que le espera. Es verdad que cuando surgen acontecimientos inesperados que despiertan su indignaci¨®n moral, como el hundimiento del Prestige, la invasi¨®n de Irak o la ocultaci¨®n de los autores del 11-M, nuestros j¨®venes no dudan en echarse a la calle protagonizando manifestaciones masivas. Pero fuera de esas ocasiones, lo m¨¢s habitual es la desmovilizaci¨®n juvenil.
?A qu¨¦ se debe tanta pasividad? El t¨®pico en vigor la atribuye al pasotismo juvenil. Y los propios interesados no vacilan en admitirlo as¨ª, pues cuando se les pregunta por qu¨¦ no se movilizan o se rebelan, en lugar de entretenerse con botellones y descargas gratuitas (el nuevo opio del pueblo juvenil), su primer pretexto es el pasotismo que atribuyen a sus coet¨¢neos. Una respuesta nihilista que tiene mucho de desplante provocador. Y si se les insiste, su segunda respuesta es el escepticismo: es in¨²til acudir a una manifa destinada a fracasar, pues aunque fuera un ¨¦xito, tampoco servir¨ªa de nada. Lo que les hace caer en el c¨ªrculo vicioso de un fatalismo est¨¦ril y desmovilizador.
Interpreto el pasotismo juvenil como producto de la falta de autonom¨ªa personal de nuestros j¨®venes, inmovilizados bajo la dependencia de sus familias hasta edades muy tard¨ªas. En el resto de la Europa no latina no ocurre as¨ª. Los j¨®venes brit¨¢nicos, n¨®rdicos y germanos, e incluso los franceses, abandonan su hogar familiar a edades muy tempranas gracias a las pol¨ªticas p¨²blicas que les facilitan rentas de inserci¨®n y viviendas baratas en alquiler. As¨ª es como invierten 10 a?os al menos aprendiendo por propia experiencia la pr¨¢ctica de la autonom¨ªa personal, lo que les entrena en el h¨¢bito del compromiso y la responsabilidad ante los dem¨¢s. De ah¨ª que ingleses, suecos, alemanes o franceses adquieran desde su primera juventud una gran capacidad de iniciativa propia.
En cambio, el excesivo familismo y el d¨¦ficit de pol¨ªticas p¨²blicas mantiene varados en los hogares paternos a los j¨®venes mediterr¨¢neos, hurt¨¢ndoles esa experiencia de la autonom¨ªa personal que es la mejor escuela donde se aprende a tener responsabilidad y capacidad de iniciativa. Y acomodados en el conformismo irresponsable, nuestros j¨®venes posan de pasotas esc¨¦pticos, simulando estar de vuelta de todo sin haber salido de casa.
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