Quiebra moral de la econom¨ªa de mercado
Si la pol¨ªtica no recobra su autonom¨ªa frente a los mercados financieros y la sociedad no es capaz de manifestar su indignaci¨®n, no habr¨¢ l¨ªmites a la especulaci¨®n, la volatilidad financiera y la desigualdad
Uno. Los argumentos econ¨®micos son insuficientes para comprender las causas profundas del desastre que estamos viviendo. No solo ha habido "fallos" de la regulaci¨®n financiera y "errores" de pol¨ªtica, como dicen los economistas. Hay algo m¨¢s intrigante: una quiebra moral del nuevo capitalismo que emergi¨® en los a?os ochenta del siglo pasado.
Si no se toma en consideraci¨®n esa quiebra moral es imposible comprender la crisis financiera de 2008. Y, lo que es m¨¢s importante, tampoco se ven algunos de los destrozos que deja: la deslegitimaci¨®n social de la econom¨ªa de mercado; una deslegitimaci¨®n que abarca a las pol¨ªticas que est¨¢n haciendo los Gobiernos.
Es descorazonador ver c¨®mo se utiliza el argumento del too big to fail [demasiado grande para caer] con el fin de justificar el rescate p¨²blico de los bancos y el mantenimiento del empleo y sueldo a los banqueros, haciendo pagar al resto la factura con sus impuestos y recortes de gastos sociales. Esa "medicina", adem¨¢s de culpabilizar a las v¨ªctimas, aumentar¨¢ la desigualdad.
El "nuevo h¨¦roe" del capitalismo lo quiere todo y ahora busca la rentabilidad inmediata
Sus desvar¨ªos los pagan los ciudadanos con sus impuestos y la p¨¦rdida de conquistas sociales
El riesgo es, entonces, el desprestigio de la pol¨ªtica democr¨¢tica y la aparici¨®n de problemas serios de gobernabilidad de nuestras sociedades.
Dos. Para comprender las ra¨ªces de esa quiebra moral, es necesario cruzar las fronteras del an¨¢lisis econ¨®mico y adentrarse en otras disciplinas que captan mejor los fundamentos ¨¦ticos de la econom¨ªa, basados en valores como la confianza, la equidad, la justicia o la buena fe en las relaciones econ¨®micas; y las consecuencias negativas de la desigualdad, el fraude, el expolio o la corrupci¨®n.
Esa convicci¨®n me ha llevado a coordinar un ensayo colectivo que en su propio t¨ªtulo expresa esa necesidad: La crisis de 2008. De la econom¨ªa a la pol¨ªtica y m¨¢s all¨¢, editado en la colecci¨®n Mediterr¨¢neo Econ¨®mico de Fundaci¨®n Cajamar (www.mediterraneoeconomico.com). Junto a la opini¨®n de economistas, incluye la de fil¨®sofos, soci¨®logos, historiadores, periodistas, ensayistas y novelistas. Aunque sus miradas son diferentes, la polifon¨ªa de voces no desentona. Al contrario, ofrece una visi¨®n m¨¢s comprensiva, en la que las voces de los economistas se ven complementadas por la de otros pensadores y cient¨ªficos sociales.
Tres. Los economistas ofrecen cuatro tipos de explicaciones, no excluyentes entre s¨ª, que descansan sobre la idea de "fallos", "errores" y "desequilibrios".
La primera, atribuye la burbuja de cr¨¦dito y la asunci¨®n de riesgos a los "fallos" de la desregulaci¨®n financiera que propici¨® la desaparici¨®n del viejo modelo de banca prudente y aburrida, que manten¨ªa el riesgo en su propio balance, y foment¨® nuevas pr¨¢cticas ("innovaci¨®n financiera") que llevaron a la toma de riesgos excesivos para esparcirlos por todo el globo.
La segunda, se centra en los "errores" de una prolongada pol¨ªtica de bajos tipos de inter¨¦s practicadas en Estados Unidos (para evitar la recesi¨®n posterior a la explosi¨®n de la burbuja punto.com a inicios del 2000), y en Europa (para intentar sacar a Alemania de su anorexia posintegraci¨®n).
La tercera se fija en los "desequilibrios globales", que hicieron que algunos grandes exportadores de manufacturas, como China y Alemania, en vez de consumir esos ingresos crearan grandes masas de ahorro (global savings glut) que financiaron la burbuja de cr¨¦dito en EE UU y en la periferia europea.
Una cuarta explicaci¨®n vincula la burbuja de cr¨¦dito y la burbuja inmobiliaria con la desigualdad. Incapaces de hacerle frente mediante pol¨ªticas redistributivas, los Gobiernos habr¨ªan utilizado el cr¨¦dito barato y las pol¨ªticas de desgravaci¨®n a la vivienda para compensar la ca¨ªda de ingresos de las clases medias y trabajadoras. El hecho de que la burbuja inmobiliaria haya sido m¨¢s intensa en los pa¨ªses del Atl¨¢ntico Norte, como Espa?a, parece apoyar esa hip¨®tesis.
Cuatro. Los no economistas dirigen la mirada hacia otro lugar. Buscan las ra¨ªces de la crisis en una "quiebra moral" de la econom¨ªa que se habr¨ªa producido en los a?os noventa.
Estamos ante un fen¨®meno intrigante. Algo sucedi¨® en los ochenta que invirti¨® la tendencia a la reducci¨®n de la desigualdad desde la II Guerra Mundial. A partir de los ochenta la distribuci¨®n de la renta se hizo m¨¢s desigual. Los ricos, especialmente en el sector financiero, se han hecho cada vez m¨¢s ricos.
Las causas no est¨¢n claras. Coincidi¨® con cambios de diverso tipo: tecnol¨®gicos (las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y las telecomunicaciones), econ¨®micos (la globalizaci¨®n), pol¨ªticos (ca¨ªda del muro de Berl¨ªn) e ideol¨®gicos (aparici¨®n de la ideolog¨ªa del mercado libre de trabas). Pero parecen haber tenido m¨¢s influencia las pol¨ªticas desreguladoras y la debilitaci¨®n de instituciones que ejerc¨ªan un cierto control social, como los sindicatos y los medios de comunicaci¨®n.
La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y del socialismo jug¨® un papel decisivo. Parad¨®jicamente, no solo dej¨® hu¨¦rfano de fundamento ¨¦tico al socialismo, sino tambi¨¦n al capitalismo. La vieja ideolog¨ªa calvinista, basada en la ¨¦tica del esfuerzo y la responsabilidad individual, dej¨® paso a una nueva ideolog¨ªa donde la ret¨®rica de las "leyes impersonales del libre mercado" impedir¨ªa juzgar la conducta de los actores desde una perspectiva moral. Es decir, la l¨®gica del mercado har¨ªa desaparecer el libre albedr¨ªo y, por tanto, la responsabilidad individual. La econom¨ªa quedar¨ªa as¨ª liberada de fundamentos ¨¦ticos.
Esta falacia dio carta de naturaleza al "nuevo h¨¦roe" del capitalismo. Un personaje amoral, desacomplejado, libre de cualquier tipo de cortapisas, que lo quiere todo y ahora, que busca maximizar el valor de la acci¨®n y su rentabilidad inmediata, y no a la creaci¨®n de valor econ¨®mico a largo plazo. Adem¨¢s, se beneficia del paraguas del llamado "riesgo moral": sabe que las consecuencias negativas de sus acciones no las pagar¨¢ ¨¦l, sino la sociedad que vendr¨¢ a su rescate.
Los economistas han tenido un papel importante en esa quiebra ¨¦tica. Aunque saben poco de c¨®mo funciona el mundo real, practican una econom¨ªa arrogante, basada en supuestos idealizados del comportamiento econ¨®mico, que han utilizado para apoyar pol¨ªticas de libre mercado. Solo una econom¨ªa humilde, que reconozca que sabe poco sobre los mercados financieros, ser¨¢ fuente de progreso y estabilidad.
Cinco. Si es cierta esta quiebra moral de la econom¨ªa, la pretensi¨®n bienintencionada de que corrigiendo los "fallos" de la regulaci¨®n financiera ser¨¢ suficiente para acabar con las conductas amorales y meter al genio de la inestabilidad financiera dentro de la botella es un wishful thinking, una ilusi¨®n interesada.
La evidencia de que es una falsa soluci¨®n est¨¢ en la r¨¢pida reaparici¨®n de las mismas conductas de riesgo y sobresueldos protagonizadas por los responsables de las agencias de rating y de las instituciones financieras que causaron el desastre y fueron rescatadas con dinero p¨²blico. Causa sonrojo ver la desfachatez con que vuelven a practicar las mismas conductas. No es que sean inmorales, son amorales. Practican un "fraude inocente".
Una salida estable y duradera a la crisis requiere una refundaci¨®n moral del capitalismo. No creo que necesitemos otro capitalismo, pero s¨ª necesitamos salvar al capitalismo de estos capitalistas. El problema es que la pol¨ªtica ha perdido autonom¨ªa y capacidad para hacerlo. Causa desaz¨®n ver la confesi¨®n de impotencia de David Cameron en el Parlamento brit¨¢nico al se?alar que su Gobierno no puede hacer nada para frenar esas conductas.
Pero si la pol¨ªtica no recobra su autonom¨ªa frente a los mercados financieros, y la sociedad no es capaz de manifestar su indignaci¨®n ante estas conductas, no habr¨¢ l¨ªmites eficaces a la econom¨ªa especulativa, a la volatilidad financiera y a la desigualdad.
De ser as¨ª, el mayor riesgo de la pr¨®xima d¨¦cada ser¨¢ la creciente ingobernabilidad de nuestras sociedades democr¨¢ticas. Algunas se?ales apuntan ya en esa direcci¨®n.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona.
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