El castro de Ribadumia emerge de la tierra
El CSIC y la Diputaci¨®n de Pontevedra recuperan el asentamiento de O Saln¨¦s
Que en el castro de Besoma?o, en Ribadumia, abundaba la piedra era bien sabido por los vecinos del lugar, como demuestran las m¨¢s de diez canteras improvisadas en la loma. "Son todas de principios del siglo XX", explica Roberto Aboal, arque¨®logo del laboratorio de patrimonio del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n, mientras indica en un mapa los socavones que en el ¨²ltimo siglo sufri¨® la colina, justo en el lugar donde a finales de la Edad del Hierro se asent¨® un poblado castrexo. Aboal dirige estos d¨ªas los trabajos de excavaci¨®n del castro, que pretenden sacar a la luz su pasado semienterrado.
La iniciativa empez¨® su trayecto el pasado febrero y se prolongar¨¢ hasta finales del mes de mayo. Tres meses y medio no dar¨¢n para desenterrar todo el conjunto, que Aboal cree que ocup¨® la colina entera, as¨ª que el equipo se ha concentrado en tres sectores diferenciados para excavar. Son 20 personas, entre los trabajadores del CSIC y la Diputaci¨®n de Pontevedra, que financia la excavaci¨®n con ayuda de los fondos europeos Feder. "La arqueolog¨ªa cuesta dinero, aunque la gente crea que no es as¨ª", se?ala el arque¨®logo Aboal, que se da con un canto en los dientes por haber tenido la oportunidad de intervenir en esta zona. Aqu¨ª la aportaci¨®n p¨²blica hasta hace no mucho consist¨ªa ¨²nicamente en unas barandas de madera, un panel con un mapa y un merendero.
Las excavaciones empezaron en febrero y llegar¨¢n hasta mayo
El proyecto forma parte de un plan para construir cuatro posadas rurales
Y el tiempo lo aprovechan. Desde que empezaron la tarea, los arque¨®logos reciben peri¨®dicamente a grupos de escolares, que pueden ver en persona c¨®mo avanzan los trabajos. El propio Aboal, Rafael Rodr¨ªguez -el arque¨®logo propio de la Diputaci¨®n- o alguno de los presentes interrumpen lo que est¨¢n haciendo para atender a los chavales y sus profesores y contarles detalles sobre lo que han ido encontrando y c¨®mo sirve para desentra?ar el modo de vida de los antiguos pobladores.
En la zona en que se trabaja hay tres sectores, en los que los t¨¦cnicos han desenterrado construcciones que en la mayor¨ªa de los casos responden a la estructura t¨ªpica del castro, con planta circular y suelo compactado con xabre, y que sirvieron, seg¨²n los indicios, como viviendas -donde se conserva a¨²n la lareira de arcilla- y talleres de metalurgia y alfarer¨ªa. Otra de las ¨¢reas est¨¢ conformada por muros rectangulares, que delimitan unas estancias m¨¢s amplias y que, seg¨²n Roberto Aboal, podr¨ªan haber sido una zona de almacenaje de cereal. Debido a su dise?o, diferente al habitual, es el que m¨¢s ha llamado la atenci¨®n de los expertos.
Las hip¨®tesis sobre la funci¨®n de cada estructura se basan tambi¨¦n en el tipo de objetos hallados, m¨¢s de los que en principio esperaban encontrar. Son de momento m¨¢s de 5.700 piezas de cer¨¢mica, un centenar de utensilios de piedra, una treintena de bronce y cinco de hierro. Entre ellas una buena colecci¨®n de ¨¢nforas, un recipiente que se identifica m¨¢s con los romanos y que ayuda a fechar el poblado en un abanico que va desde el siglo III a.C al siglo I d.C, cuando los invasores ya hab¨ªan llegado al noroeste peninsular pero todav¨ªa no lo hab¨ªan ocupado.
Se trata de un poblado de una etapa hist¨®rica de transici¨®n, ubicado en una zona menos aislada que la de otros asentamientos m¨¢s antiguos. "Las ¨¢nforas romanas probablemente sean el resultado del intercambio comercial", indica Roberto Aboal. A cada objeto que aparece se le asigna un c¨®digo y se almacena, y al final del proyecto se enviar¨¢ al Museo de Pontevedra. Antes se apunta cuidadosamente el lugar exacto donde fue hallado, para que el modelo inform¨¢tico que se va elaborando a medida que avanza la excavaci¨®n sea lo m¨¢s fiel posible.
Aunque las piezas desenterradas son en general las que normalmente surgen en este tipo de yacimientos, hay una que entusiasma especialmente a Aboal y a Rodr¨ªguez. Se trata de un adorno del asa de un caldero de bronce, una pieza que puede parecer insignificante pero cuyo valor hist¨®rico ser¨¢ alto si se confirma, como cree el arque¨®logo de la Diputaci¨®n de Pontevedra, que es la ¨²nica del estilo que se ha encontrado en toda la geograf¨ªa de Galicia.
Esta es la segunda actuaci¨®n que impulsa el ente provincial pontevedr¨¦s en este campo. El a?o pasado ya hizo lo mismo con el castro de A Lanzada, donde apareci¨® una primitiva f¨¢brica de salaz¨®n. Ambas forman parte del proyecto provincial para construir cuatro posadas rurales, en las que las visitas a los castros recuperados se quieren ofrecer como uno de los atractivos tur¨ªsticos. La tarea tiene que avanzar a buen ritmo, porque el calendario es ajustado, pero a Aboal no es eso lo que m¨¢s le preocupa. "Con esto somos todos muy viciosos y no paramos, aunque a veces el cuerpo no te aguanta".
Les afectan m¨¢s sucesos como los de la pasada semana, cuando al llegar temprano por la ma?ana al lugar tras el fin de semana, los trabajadores se encontraron con que alguien se hab¨ªa llevado las carpas de lona que proteg¨ªan el ¨¢rea excavada, as¨ª como un generador el¨¦ctrico. Aboal no dramatiza, pero est¨¢ preocupado con el regreso de las lluvias,, que podr¨ªan obligar a paralizar el proyecto. No hay, adem¨¢s, posibilidad de contratar a un vigilante que guarde el sitio, ya que el presupuesto es ajustado. "Al parecer, para la superficie que hay que cubrir habr¨ªa que contratar por ley a tres, lo que ser¨ªa un poco desproporcionado", apunta el arque¨®logo, encogi¨¦ndose de hombros, antes de volver al trabajo.
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