Superh¨¦roes
Ser¨¢ porque mi hijo peque?o est¨¢ en la fase de jugar con Batman y Spiderman, con Thor y el Capit¨¢n Am¨¦rica y yo me siento en la obligaci¨®n de explicarle qu¨¦ es el bien y qu¨¦ es el mal, pero ese juego de contrarios, esos vuelos filos¨®ficos de la kryptonita, me parecen estos d¨ªas explicar el mundo y sus pasiones mejor que el Evangelio seg¨²n San Mateo. Los superh¨¦roes ofrecen una mitolog¨ªa ultramoderna de dioses griegos travestidos de tebeo Marvel. Una r¨¦plica exacta de Zeus y J¨²piter y Dionisos que sigue muy de cerca sus metamorfosis y maneja a la perfecci¨®n los poderes del trueno, la invisibilidad o el fuego. No es casual que en una civilizaci¨®n moderna como la americana Superman goce de tanta veneraci¨®n como la Virgen de Guadalupe. Tambi¨¦n entre nosotros.
Eisenman est¨¢ seguro de que Galicia saldr¨¢ para siempre del atraso con la Cidade da Cultura
Sin ir m¨¢s lejos, el coronel Gadafi de repente se ha convertido en un l¨ªder querido para muchos porque la coalici¨®n de superh¨¦roes occidentales est¨¢ bombardeando Tr¨ªpoli y Bengasi. Y el "extravagante amigo" se relame como un le¨®n africano pensando que en ese embrollo el ¨²nico favorecido es ¨¦l mismo y sus campos de petr¨®leo y que los malos de la pel¨ªcula son los aviones de la OTAN mientras en su magnanimidad sigue masacrando a la poblaci¨®n desafecta. Si al mismo tiempo el contraespionaje encuentra alguna huella delatora para agrietar la moral de los superh¨¦roes y si las bomba de racimo son espa?olas, miel sobre hojuelas. Cada maniobra cuenta en la lucha contra el mal.
Otro caso. Mourinho, superh¨¦roe lusitano, piensa como uno de esos p¨¦rfidos antagonistas de la serie Marvel que a Iniesta, un h¨¦roe manchego, hay que dejarle crecer la hierba para que sus botas de siete leguas se hundan en el pasto y no avancen. Tambi¨¦n recurre a un viejo truco de los malos-malos de toda la vida: si el pasto no lo frena, convertir¨¢ en estatua de sal a los jueces a los que tiene ya tan asustados como a los telegrafistas de un western. Si no que Pepe, superh¨¦roe y brazo legislativo del gran Viriato, mida la locura del adversario con las boleadoras.
Aqu¨ª no se libra nadie. Los correligionarios del Tea Party est¨¢n convencidos de que Darwin no ten¨ªa raz¨®n alguna en su teor¨ªa evolutiva, pero, sin embargo, cuando se trata de enjuiciar a Obama lo ponen como directo descendiente de un chimpanc¨¦.
M¨¢s maneras de tomar el t¨¦. El gran arquitecto Peter Eisenman, en una larga entrevista concedida al EPS tambi¨¦n hablaba del bien y del mal y confund¨ªa a Manuel Fraga como uno de los superh¨¦roes mayores para los que se puede trabajar en este mundo. Galicia, est¨¢ seguro, saldr¨¢ definitivamente del atraso con su Cidade y, es m¨¢s, ya un mont¨®n de curiosos est¨¢n fotografi¨¢ndose en la rampa que no sube ni baja. Se ha encontrado la kryptonita; falta la ¨®pera.
Otra perla cultivada. El Partido Popular no est¨¢ preocupado por que muchos de sus candidatos est¨¦n imputados en el G¨¹rtel. Para los creyentes en las historias de superh¨¦roes populares Rita Barber¨¢ es la Virgen de los Desamparados, Francisco Camps, El Zorro, y Manuel Chaves, Luis Candelas. Asimismo Alierta, el presidente de Telef¨®nica, ha debido de pensar que la mejor manera de echar una mano a las medidas del Ejecutivo es mandar a la prejubilaci¨®n a unos miles de telegrafistas con cargo a las cuentas del Estado. Todo un pensamiento de superh¨¦roe.
Pero el caso m¨¢s sangrante y que obsesiona a los guionistas de esta nueva entrega de la serie buenos y malos es el juez Garz¨®n, que acarrea dos suspensiones consecutivas del Consejo General del Poder Judicial y no jugar¨¢ las series mundiales, por investigar los cr¨ªmenes del franquismo y utilizar las escuchas del caso G¨¹rtel respectivamente, mientras, repetimos, los superh¨¦roes de las tramas financieras est¨¢n, con alguna excepci¨®n, poni¨¦ndose los guantes para la inminente campa?a y preparando la red inal¨¢mbrica.
Intento explicarle a mi hijo qu¨¦ superpoderes detenta cada h¨¦roe de su Olimpo (ya tiene tantos como ap¨®stoles) pero no encuentro palabras para explicarme a mi mismo que al superjuez Garz¨®n, cuya toga es una capa voladora en realidad, los mismos paladines de la justicia le hayan enredado en la telara?a de su mala baba. Recuerden sin ir m¨¢s lejos que Baltasar fue quien sentenci¨® a Felipe Gonz¨¢lez y los GAL pero esta flaca memoria nuestra prefiere considerarle un ladr¨®n de ultracuerpos o o un murci¨¦lago-esp¨ªa.
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