El lobo hostiga a la ganader¨ªa
La repoblaci¨®n de la especie choca con los intereses de los due?os de explotaciones en zonas donde se hab¨ªa extinguido. El Duero marca en Castilla y Le¨®n los l¨ªmites de caza
?Qu¨¦ haces con la chata? ?Deja eso ahora mismo, que no tienes ni licencia de armas!". Era de noche y los lobos atacaban a las ovejas de Juli¨¢n, ganadero de 45 a?os, que pastaban a unos kil¨®metros al norte de ?vila. La primera reacci¨®n de su hijo Daniel, de 25 a?os, fue coger la escopeta. Pero el grito de su padre le record¨® los l¨ªmites: para los cuentos quedan los tiempos en que matar un lobo era motivo de celebraci¨®n. El lobo, casi extinto en los a?os setenta, se empez¨® a proteger en los ochenta. Gracias a las campa?as ecologistas se ha salvado, pero su supervivencia es a costa de las reses que le sirven de alimento. Y eso ha puesto en guardia a los ganaderos.
"Nos dicen que vivamos con los lobos, pero la zorra no puede vivir en el mismo corral que las gallinas", dice Jes¨²s Veneros, del sindicato agrario UPA. Es la frase m¨¢s o¨ªda al sur del Duero, que se estableci¨® como frontera de caza de este animal. Al norte es especie "cineg¨¦tica"; al sur, "estrictamente protegida". Este l¨ªmite artificial no ha sido modificado desde su establecimiento en la Directiva Europea de H¨¢bitats, de 1992, pese a que la especie est¨¢ notablemente recuperada en la meseta. "El lobo hoy est¨¢ lejos de ser una especie en peligro de extinci¨®n en Castilla y Le¨®n", replica Jos¨¦ ?ngel Arranz, director del Medio Natural de la Junta de Castilla y Le¨®n. El jefe de las patrullas forestales cree que "para preservar la especie solo hay que reducir su conflictividad". Es decir, controlar su potencia depredadora.
"?Cu¨¢ndo terminar¨¢ la guerra entre el hombre y el lobo?", se preguntaba F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente en un documental
"?Quieren lobo? Perfecto, pero que lo alimenten ellos", sentencia Mari ?ngeles, que con 37 a?os es due?a de la explotaci¨®n ganadera en Mengamu?oz (?vila) que hered¨® de su padre. Las vacas las cuida su marido, Jacinto, El Jacin, de 39 a?os, mientras ella prepara y sirve comidas en Paso de Gredos, el restaurante que gestiona con su madre en la misma localidad. Un negocio que les permite "redondear las cuentas" del campo. Como su explotaci¨®n ganadera hay otras 22.000 en Castilla y Le¨®n, que suman cerca de tres millones de cabezas, seg¨²n datos del senador abulense Antol¨ªn Sanz, que se?al¨® as¨ª la importancia que tiene este sector en la econom¨ªa de la regi¨®n.
Mari ?ngeles se desahoga en el corrillo que se ha creado en el comedor del local. Est¨¢ enfadada, pero no ha perdido el humor: "Esto de los lobos, adem¨¢s de acabar con el reba?o, va a acabar con mi matrimonio". Lo dice con una sonrisa, pero en su voz hay cierto resentimiento: desde hace semanas, su marido, Jacin, ha cambiado la cena en familia por rondas con otros compa?eros para evitar ataques de las alima?as.
En Espa?a, las estad¨ªsticas de da?os causados por el lobo est¨¢n lejos de ser fiables y responden a estimaciones o extrapolaciones. En 2010 murieron 709 reses en Castilla y Le¨®n, seg¨²n la Junta, que tasa en 202.395 euros los da?os. Por su parte, los sindicatos UPA y COAG estiman las p¨¦rdidas en 500.000 euros y elevan a 2.750 el n¨²mero de cabezas de ganado muertas a dentelladas. Ni las cifras ni los intereses casan.
Organizaciones como Ecologistas en Acci¨®n, Asociaci¨®n para el Estudio y la Conservaci¨®n del Lobo Ib¨¦rico (ASCEL) coinciden con los ganaderos en que hay que mejorar las f¨®rmulas de compensaci¨®n a los damnificados, pero subrayan que el impacto econ¨®mico del lobo es muy limitado: solo un 0,06% del ganado sufre ataques, seg¨²n Javier Taleg¨®n, de ASCEL.
"Es cierto que los ganaderos tienen que hacer frente a un gasto que no tienen, por ejemplo, los ganaderos franceses, donde apenas hay lobos", reconoce el director del Medio Natural de la Junta. Pero matiza: "Intentamos que el lobo se convierta en un valor a?adido que dinamice el mundo rural". En caso de producirse asaltos reiterados, las patrullas forestales que dirige Arranz solicitan permiso para eliminar al ejemplar causante de la acometida. "Una soluci¨®n muy puntual. En 2010 se habr¨¢ tomado en cinco o seis ocasiones", a?ade.
"El lobo, sin grandes presas en nuestros montes, no tiene m¨¢s remedio que robar la carne. Y el hombre defiende su carne. ?Cu¨¢ndo terminar¨¢ la guerra entre el hombre y el lobo?", dec¨ªa F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente en uno de los reportajes de la serie documental El hombre y la Tierra, que emiti¨® Televisi¨®n Espa?ola a finales de la d¨¦cada de los setenta. La guerra entonces era real: el oficio del alima?ero era una forma m¨¢s de sobrevivir a la pobreza durante la posguerra, pero llev¨® casi a la extinci¨®n de la especie, que desapareci¨® completamente en algunas zonas de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. M¨¢s de treinta a?os despu¨¦s de la muerte de Rodr¨ªguez de la Fuente en un accidente a¨¦reo, la recuperaci¨®n de la especie es un hecho en Catalu?a -que se ha repoblado con ejemplares italo-franceses- y en el sur del Duero. Pero las presas de las que viv¨ªa en otro tiempo escasean m¨¢s que nunca. Y eso empuja a las nuevas colonias de lobos a buscar la comida donde es m¨¢s abundante y m¨¢s f¨¢cil de encontrar: en el campo donde pastan los reba?os.
En Castilla y Le¨®n es necesario tener asegurado el ganado para recibir una compensaci¨®n. Una soluci¨®n que gusta poco a los que tienen que afrontarla. No es caro, cuesta unos tres euros por res, pero solo compensa por los animales muertos. No por los que malparen, se estresan y abortan o no dan leche tras sufrir el ataque de los carn¨ªvoros. En la regi¨®n prefieren una indemnizaci¨®n directa a cargo del Gobierno auton¨®mico, como la que se estableci¨® en Asturias, donde la especie no lleg¨® a extinguirse nunca.
Los sistemas de compensaci¨®n no est¨¢n exentos de picaresca. Un estudio de 2009 estimaba que un 15% de las reclamaciones eran falsas. Lo m¨¢s frecuente es que se denuncien como da?os del lobo los que en realidad provocan los perros salvajes. Asociaciones ecologistas creen que el peligro de hinchar las estad¨ªsticas de ataques va m¨¢s all¨¢ del fraude: "Se distorsiona la gesti¨®n del animal. Se la presenta como m¨¢s conflictiva de lo que es, y los medios de comunicaci¨®n se hacen eco de ello", afirma Taleg¨®n, de Ascel. Puede ser, pero los pastores viven en vilo desde que el lobo, quiz¨¢ no feroz, pero siempre salvaje, ha sido reintroducido.
Cerca del reba?o de El Jacin, a los pies de un ¨¢rbol, un radiocasete viejo, forrado con cinta aislante, rompe el silencio. Desde hace m¨¢s de un mes, las noches en los pastos no son silenciosas ni oscuras. Jacin y sus compa?eros encienden hogueras, tiran petardos, disparan al aire y renuevan las pilas para que la radio no se quede af¨®nica. Todo, con la esperanza de ahuyentar a los lobos.
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