Ve, ve a Catalu?a
Los galleguistas y nacionalistas patrios han sentido hist¨®ricamente una razonable admiraci¨®n por Catalu?a. Da cuenta de ello ya a mediados de 1893 la cr¨®nica de Lo catalanista que atribuye a Bra?as, durante su visita al Centre Catal¨¢ de Sabadell, la afirmaci¨®n: "S¨ª, esta es mi segunda patria, Catalu?a; vosotros sois mis m¨¢s queridos hermanos". Dado el car¨¢cter singular de la autonom¨ªa vasca, especialmente en materia financiera, se comprende que Catalu?a sea de entre las llamadas nacionalidades hist¨®ricas la que represente nuestro punto de referencia. Una referencia, por lo dem¨¢s, muy recomendable, ya que a diferencia del vasco, m¨¢s reaccionario, el nacionalismo catal¨¢n tendi¨® a apostar por la democratizaci¨®n y modernizaci¨®n del conjunto del Estado, como sostiene Justo Beramendi (eso s¨ª, desde el an¨¢lisis acad¨¦mico y cient¨ªfico, eso que algunos ahora denominan "matriz dominante de la historiograf¨ªa gallega").
El nacionalismo catal¨¢n apost¨® por la democratizaci¨®n del conjunto del Estado
Sigue resultando aconsejable mirar hoy hacia Catalu?a, y no s¨®lo por dar continuidad a una tradici¨®n ya secular. All¨ª, al igual que aqu¨ª, el centro derecha ha recuperado el Gobierno tras varios a?os de gobierno de coalici¨®n entre el partido socialista y fuerzas nacionalistas de izquierdas. La fuerza vencedora all¨ª es nacionalista; la de aqu¨ª, autonomista; pero las dos concurrieron con programas econ¨®micos muy semejantes (por ejemplo, en el ¨¢mbito de las rebajas fiscales). Los dos nuevos ejecutivos, antes aqu¨ª, y luego all¨ª, se han encontrado con una situaci¨®n parecida en las cuentas p¨²blicas: primero, un d¨¦ficit superior al esperado, como consecuencia del ciego optimismo socialista sobre la evoluci¨®n de la econom¨ªa en la elaboraci¨®n de los presupuestos de 2008 y 2009. Segundo, y como consecuencia de lo primero, una obligaci¨®n de devolver al Estado cifras mil millonarias de euros por el error en el c¨¢lculo de las cantidades transferidas por el Gobierno socialista en el pasado, lo que ahora a¨²n lastra m¨¢s la capacidad de gasto. Tercero, un incremento sustancial de los compromisos de gasto a los que hay que hacer frente, y muy en particular del gasto corriente y de transferencias (derivado en gran parte de legislaci¨®n estatal, como ocurre con la ley de la dependencia). Y cuarto, un Gobierno central que no cumple el nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, negando (entre otras cosas) el anticipo de los recursos que provienen de los dos fondos incluidos en los acuerdos de financiaci¨®n para el "cierre" del sistema: el de competitividad (que beneficia a Catalu?a) y el de cooperaci¨®n (que beneficia a Galicia). Fondos estos dos que fueron efectivamente anticipados en 2010, pero que son negados en 2011.
Dos ejecutivos auton¨®micos, pues, enfrentados a severos ajustes de gasto (a los que seguir¨¢n muchos otros tras las elecciones de mayo). Varias informaciones publicadas en este mismo diario dan cuenta de c¨®mo se est¨¢ afrontando la situaci¨®n en Catalu?a: "Los recortes de la Generalitat incendian la sanidad catalana"; "una reducci¨®n sin precedentes del gasto sanitario del 10%, que en algunos hospitales alcanza el 20%"; "Catalu?a perder¨¢ dos millares de camas". Y la m¨¢s sorprendente, dado el contexto: "Mas fulmina el impuesto de sucesiones". Simult¨¢neamente, el l¨ªder de la oposici¨®n socialista, Joaquim Nadal, le est¨¢ exigiendo al nuevo president que incluya en el presupuesto auton¨®mico el fondo de competitividad; que exija la convocatoria de una comisi¨®n bilateral con el Estado para sustanciar su pago; y al gobierno del PSOE, de su mismo partido, que lo pague, al tiempo que reconoce que ese mismo Gobierno no le pone las cosas f¨¢ciles a Mas y que rechaza "defender al ejecutivo de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero". Hay, pues, evidentes diferencias entre lo que est¨¢ pasando all¨ª, y lo que est¨¢ pasando aqu¨ª: el ajuste, aqu¨ª, no se ha concentrado en materia tan social como es la sanidad, y si lo ha hecho ha sido a trav¨¦s de la rebaja de la factura farmac¨¦utica; y la Xunta, razonablemente dado el panorama, ha pospuesto algunas de las rebajas fiscales previstas (impuesto de sucesiones, renta). En paralelo, la oposici¨®n socialista de aqu¨ª no ceja en el empe?o de criticar "los incumplimientos fiscales" de Feij¨®o; de cuestionar la inclusi¨®n en el presupuesto del Fondo de Cooperaci¨®n; y de defender al gobierno socialista que tan flagrantemente incumple los acuerdos de financiaci¨®n que suscribi¨®.
Parece ser, y as¨ª lo rese?a Lo catalanista, que Bra?as inici¨® en Sabadell su discurso de 1893, "en medio de una tempestad de aplausos", explicando que "en el transcurso de uno de sus acostumbrados paseos solitarios en las tardes serenas junto a las regaladas riberas de Galicia [...]qued¨® adormecido y en un delicioso sue?o se le apareci¨® un hada misteriosa [...] y el hada con voz amoros¨ªsima que todav¨ªa sonaba en sus o¨ªdos, dec¨ªa: Ve, ve a Catalu?a...". Se ve que a los socialistas gallegos no se les aparecen las hadas. Al menos las que, con voz amoros¨ªsima, incitan a ir a Catalu?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.