La pasi¨®n de los animales

?Se imaginan un cart¨®n de leche donde, en vez de vacas pastando en prados id¨ªlicos, se las viera encerradas en las explotaciones intensivas de hoy? ?Y envases de huevos que muestren a las gallinas hacinadas en micro jaulas? ?Qui¨¦n los comprar¨ªa? En Juicio a los humanos, ensayo narrativo p¨®stumo del antrop¨®logo Jos¨¦ Antonio J¨¢uregui, llevado a escena por la compa?¨ªa Onira Teatro, los animales nos acusan de calumnias, torturas y genocidio durante un proceso en el que un abogado defensor canino y una fiscal sibilina invitan a cerdos, gatos y cabras a testificar sobre la vida en granjas y en laboratorios.

Juicio a los humanos sirve un tema de calado en un formato para todos los p¨²blicos: es un espect¨¢culo amable pero militante, fundamentado en la muy buena formaci¨®n gestual de sus cuatro int¨¦rpretes, dirigidas por Jos¨¦ Piris, disc¨ªpulo de Marcel Marceau. Como en Las aves de Arist¨®fanes, en las f¨¢bulas de Samaniego o en la serie Sc¨¨nes de la vie priv¨¦e et publique des animaux, en la que colaboraron Hetzel, Balzac y George Sand, los animales son aqu¨ª el espejo donde se reflejan la soberbia, la codicia y la insensibilidad humanas: quiz¨¢, como dec¨ªa un autor amigo, negamos que tienen alma por imperativos econ¨®micos similares a los que nos llevaron a esclavizar a nuestros semejantes.

En Juicio a los humanos tienen especial gracia la escena coral de la granja porcina y la chirigota de las mosquitas muertas. Cada actriz interpreta seis o m¨¢s papeles, unos con oficio, otros con garbo y los menos apoy¨¢ndose en la muletilla de un acento o de un habla arquet¨ªpica. En alg¨²n caso, su trabajo a¨²n podr¨ªa estilizarse m¨¢s, en la l¨ªnea que marcan Bob Fosse y Gene Wilder en la versi¨®n f¨ªlmica de El principito: por pedir que no quede. El p¨²blico del estreno se mostr¨® c¨®mplice y satisfecho.