Washington dice que los datos no est¨¢n actualizados
La Casa Blanca condena la filtraci¨®n de los documentos sobre el penal
La Casa Blanca conden¨® ayer "en los m¨¢s duros t¨¦rminos posibles" la filtraci¨®n por parte de Wikileaks de una serie de documentos sobre Guant¨¢namo, pero advirti¨® que las valoraciones que esos papeles recogen sobre los presos no son necesariamente las que en estos momentos existen y asegur¨® que esta revelaci¨®n no cambiar¨¢ la voluntad de Barack Obama de cerrar esa prisi¨®n.
El portavoz de la presidencia norteamericana, Jay Carney, se?al¨® en una conferencia de prensa que los archivos filtrados por Wikileaks y publicados por EL PA?S, entre otros medios, mencionan las conclusiones extra¨ªdas por los responsables entre 2001 y 2009, pero no las de la nueva comisi¨®n evaluadora nombrada por Obama tras su llegada al poder en enero de 2009.
La revelaci¨®n no cambiar¨¢ la voluntad de Barack Obama de cerrar esa prisi¨®n
La Administraci¨®n ha aceptado este a?o el regreso de los juicios militares
Carney manifest¨® que ese nuevo equipo juzg¨® la informaci¨®n obtenida y la valoraci¨®n de los presos de acuerdo a par¨¢metros diferentes marcados por la Administraci¨®n entrante y que, por tanto, las conclusiones pueden no ser necesariamente las mismas que se mencionan en los papeles filtrados. Esta declaraci¨®n respalda una nota oficial hecha p¨²blica anteriormente por el Pent¨¢gono.
El portavoz de la Casa Blanca critic¨® en s¨ª mismo el hecho de la filtraci¨®n, as¨ª como la decisi¨®n de determinados medios de publicar la informaci¨®n, pero a?adi¨® que no espera consecuencias pol¨ªticas de esta revelaci¨®n puesto que no se han dado a conocer datos que el Gobierno norteamericano no conociera con antelaci¨®n.
Esta ¨²ltima iniciativa de Wikileaks fue destacada ayer por los medios norteamericanos que han obtenido los papeles -varios peri¨®dicos y la cadena p¨²blica de radio, NPR-, pero no tuvo el impacto general que los famosos documentos del Departamento de Estado revelados a finales del a?o pasado. En la conferencia de prensa diaria de la Casa Blanca el tema solo fue objeto de una pregunta y no rest¨® protagonismo a otros asuntos estelares de la actualidad, como la crisis en Siria o la situaci¨®n econ¨®mica.
A diferencia de los papeles del Departamento de Estado, esta serie de documentos no pone en riesgo las relaciones diplom¨¢ticas de Washington con otros pa¨ªses ni pone en evidencia fallos del control de informaci¨®n secreta que no se conocieran ya con anterioridad.
El mayor perjuicio que esta filtraci¨®n representa para Obama es que vuelve a poner el foco sobre uno de los m¨¢s claros fracasos de su presidencia: la imposibilidad de cumplir con su promesa de cerrar Guant¨¢namo. No es un asunto de preocupaci¨®n prioritaria para la opini¨®n p¨²blica norteamericana, pero s¨ª da?a la imagen del presidente entre los votantes m¨¢s a la izquierda y ensucia su gesti¨®n.
Ese da?o no es por culpa del contenido concreto de estos nuevos papeles. Lo m¨¢s importante que dan a conocer es que, como se presum¨ªa, muchos de los detenidos en Guant¨¢namo lo est¨¢n sin causa suficiente que lo justifique, algo que no representa una novedad para esta Administraci¨®n, que quiere cerrar esas instalaciones carcelarias precisamente por eso, entre otras razones.
El da?o principal para Obama es que, al constatarse en documentos p¨²blicos la injusticia de Guant¨¢namo, crece la presi¨®n sobre ¨¦l para que cumpla el compromiso que asumi¨® el primer d¨ªa de su presidencia.
La dram¨¢tica realidad es que no puede hacerlo. La negativa del Congreso a aprobar los fondos para el cierre -entre otros obst¨¢culos-, el rechazo de las autoridades estatales a recibir a los detenidos en prisiones de su territorio y la resistencia de los pa¨ªses europeos a aceptar transferencias de un n¨²mero significativo de presos han hecho imposible proceder a la clausura de Guant¨¢namo hasta ahora. Con toda probabilidad, seguir¨¢ abierto en las elecciones de 2012.
Obama pagar¨¢ en esas elecciones el precio que los votantes consideren oportuno por ese incumplimiento, pero el presidente no llegar¨¢ a esa fecha sin argumentos para defender que, sin el respaldo suficiente del Congreso y de los Estados, el cierre era imposible. A¨²n superando ese obst¨¢culo, siempre habr¨ªa aparecido la dificultad de que tribunales civiles aceptaran procesar a presos que hab¨ªan sido torturados. Pero ni siquiera a ese punto se ha podido llegar porque Obama no ha podido trasladar a los detenidos a prisiones de EE UU. Resignada a ese hecho, la Administraci¨®n acept¨® este a?o el regreso de las comisiones militares. M¨¢s vale un juicio militar (a algunos) que ninguna clase de juicio fue el c¨¢lculo que hizo la Casa Blanca.
La ¨²nica acusaci¨®n irrebatible para Obama en este asunto es su falta de voluntad pol¨ªtica. La Casa Blanca tiene instrumentos poderosos de presi¨®n sobre el Congreso para forzar una decisi¨®n a su favor. Esos instrumentos significan, no obstante, un intercambio, una negociaci¨®n en la que se entrega algo a cambio de algo. A lo largo de estos dos a?os, Obama prefiri¨® utilizar su capital pol¨ªtico en el Congreso para asuntos como la reforma sanitaria, la reforma financiera, la crisis econ¨®mica o la guerra de Afganist¨¢n -todos ellos motivo de grandes batallas en el Capitolio- en lugar de dedicarlo a Guant¨¢namo.
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