Decenas de enfermos mentales sufrieron varios a?os en el penal
La mayor¨ªa de los presos acabaron siendo transferidos a otros pa¨ªses por su nulo valor para los interrogadores - Padec¨ªan paranoia, esquizofrenia o adicci¨®n a las drogas - Hubo sucesivos intentos de suicidio, que se consumaron en tres casos
Modul¨¢ Abdul Raziq, de 40 a?os, consum¨ªa sus propias heces, beb¨ªa champ¨² y embadurnaba con excrementos su cuerpo desnudo en una celda de Guant¨¢namo. Es uno de los presos que menos tiempo ha permanecido en el penal, ocho meses, y fue transferido a Afganist¨¢n en septiembre de 2002, antes de que comenzaran los juicios que revisan el estatuto de combatiente enemigo. El afgano logr¨® la libertad no porque los norteamericanos reconocieran su equivocaci¨®n, sino porque su lamentable estado psiqui¨¢trico "dificulta o imposibilita obtener informaci¨®n durante los interrogatorios", seg¨²n se?ala un informe secreto en el que el general de brigada Michael R. Lehnert, del cuerpo de Marines de Estados Unidos, pide su repatriaci¨®n a Afganist¨¢n.
Un anciano de 89 a?os con demencia estuvo encerrado cuatro meses
La b¨²squeda de informaci¨®n prim¨® sobre la salud de los reclusos
El estado mental de Modul¨¢ imposibilitaba sus interrogatorios
El saud¨ª Alhabiri sufri¨® da?os cerebrales tras intentar ahorcarse
Algunos informes que recomendaban el traslado de presos fueron ignorados
Varios enfermos eran presa f¨¢cil para el reclutamiento, seg¨²n los psiquiatras
Treinta presos en Guant¨¢namo padec¨ªan enfermedades psiqui¨¢tricas, depresiones profundas, graves trastornos de personalidad y varios protagonizaron reiterados intentos de suicidio que en algunos casos se consumaron, seg¨²n las evaluaciones m¨¦dicas a las que se les somet¨ªa en el campo Rayos X al ingresar en el centro carcelario y que ahora salen a la luz. Los documentos secretos del Departamento de Defensa norteamericano a los que ha tenido acceso EL PA?S demuestran que pese a su enfermedad la mayor¨ªa pasaron a?os encerrados antes de ser trasladados a sus pa¨ªses de origen. La b¨²squeda de informaci¨®n prim¨® por encima de la salud y como en el caso del afgano Modul¨¢ Abdul Raziq solo fueron entregados cuando se comprob¨® que su lamentable estado imped¨ªa obtener informaci¨®n de inteligencia fiable sobre Al Qaeda y sus grupos asociados.
Modul¨¢ fue detenido en Afganist¨¢n por fuerzas antitalibanes y lleg¨® a Guant¨¢namo en enero de 2002. El informe del general Lehnert se?ala que en los primeros interrogatorios el preso asegur¨® que ten¨ªa problemas matrimoniales, adicci¨®n a los narc¨®ticos y que ya entonces se le diagnosticaron s¨ªntomas de esquizofrenia y otras anomal¨ªas psic¨®ticas. Durante su traslado en avi¨®n hasta el penal tuvo que ser sedado y maniatado. Desde su llegada exhibi¨® "extremos comportamientos psic¨®ticos" como rasgar su uniforme, atar trozos de ropa en sus extremidades, consumir sus heces, beber champ¨², orinar en su cantimplora, arrojar agua sucia y escupir a los guardianes. "El equipo de psiquiatras asegura que el detenido n¨²mero 356 es incapaz de facilitar un testimonio veraz. Los interrogatorios en Guant¨¢namo han determinado que no es miembro de Al Qaeda. Debido al estado mental, el detenido es incapaz de facilitar informaci¨®n real o de cualquier naturaleza", asegur¨® el general en su informe.
La enfermedad de Modul¨¢ Abdul se convirti¨® en un problema para los guardianes de Guant¨¢namo. "El detenido 356 es un problema de seguridad en el campo Rayos X donde sus acciones agitan a otros detenidos y obligan al personal a centrarse en ¨¦l", argumenta Lehnert. "Recomiendo que sea trasladado del campo y repatriado a Afganist¨¢n para que sea tratado por las propias agencias (de inteligencia) de su pa¨ªs". El general estima que un tribunal lo declarar¨ªa incapaz y cree improbable que las autoridades afganas le permitan volver a unirse al enemigo.
En Guant¨¢namo se han producido docenas de intentos frustrados de suicidio entre la poblaci¨®n reclusa, seg¨²n revelan los informes de evaluaci¨®n del Departamento de Defensa de EE UU. La salud del detenido es el primer par¨¢metro que recogen estos informes secretos despu¨¦s de los datos personales, nombre y apellidos, alias, lugar de nacimiento y nacionalidad. A la mayor¨ªa de los presos se les atribuye buena salud, aunque en muchos casos se recogen a continuaci¨®n un rosario de dolencias o carencias f¨ªsicas importantes.
Juma Muhamed Abd al Latif al Dosari, de 38 a?os, natural de Bahr¨¦in, ostenta el r¨¦cord del campo. Su informe le atribuye hasta una docena de "serios" intentos de suicidio. "El m¨¢s reciente fue en diciembre de 2005, cuando se cort¨® el cuello", recoge su ficha fechada en julio de 2006 y firmada por el contraalmirante Harry B. Harris. "Tiene un importante desorden depresivo, personalidad limitada con trato pasivo y agresivo...", contin¨²a el p¨¢rrafo que arranca con la siguiente frase: "El detenido goza de buena salud". Ha pasado cinco a?os en Guant¨¢namo, donde se le consideraba como un preso de alto riesgo y alto valor de inteligencia por haber reclutado supuestamente a una c¨¦lula de yihadistas en B¨²falo (EE UU). Un recluso le identific¨® como cocinero de Al Qaeda. Fue transferido a Arabia Saud¨ª.
El saud¨ª Mishal Awad Sayaf Alhabiri, de 31 a?os, intent¨® suicidarse colg¨¢ndose en su celda y sufri¨® "significantes da?os cerebrales por la p¨¦rdida de ox¨ªgeno" hasta terminar en una silla de ruedas. "Ha estado hospitalizado desde entonces y tiene impredecibles emociones y comportamientos. Sufri¨® lesiones en la cabeza por un accidente de motocicleta a los 18 a?os. Tambi¨¦n sufri¨® una amputaci¨®n de su dedo ¨ªndice izquierdo y ha sido tratado aqu¨ª por depresi¨®n", reconoce su informe, fechado en 2004. Pese a que su evaluaci¨®n aseguraba que el valor de inteligencia de este preso era bajo, permaneci¨® en Guant¨¢namo durante tres a?os hasta ser entregado a Arabia Saud¨ª por recomendaci¨®n del general de brigada Jay W. Hood.
Pese a que en 2004 el Departamento de Defensa de EE UU hizo un informe sobre Sahakruj Hamiduya, preso uzbeko de 31 a?os, en el que recomendaba su entrega a otro pa¨ªs porque no era miembro de Al Qaeda ni representaba una amenaza, permaneci¨® siete a?os en su celda hasta que fue transferido a Irlanda en 2009. Este estudiante de taekwondo, que confes¨® haber ido a Afganist¨¢n a participar en la yihad contra los infieles para vengar la muerte de un familiar, se intent¨® suicidar en dos ocasiones con un trozo de s¨¢bana. Sufr¨ªa alucinaciones. Su informe advierte que pese a no haber participado en acciones terroristas ni tener significados lazos con estas organizaciones "su conducta agresiva y pasado familiar lo convierten en un atractivo objetivo para el futuro reclutamiento".
Yasser al Zahrani muri¨® en su celda de Guant¨¢namo con 21 a?os. Seg¨²n el Ej¨¦rcito norteamericano se suicid¨® con su s¨¢bana el 10 de junio de 2006, el mismo d¨ªa que otros dos presos, en una acci¨®n coordinada de protesta. Hab¨ªa entrado al campo con 17 a?os y en su ficha se aseguraba que su nivel de riesgo era medio y el de inteligencia bajo. Muri¨® tres meses despu¨¦s de que se redactara su evaluaci¨®n, en la que no se cita ning¨²n riesgo de suicidio. Los familiares y abogados de los tres presos cuestionan la versi¨®n oficial.
A ojos de los psiquiatras militares, la enfermedad de algunos presos se transforma en peligro de militancia en los grupos yihadistas. Zakir Yan Hasan, uzbeko de 37 a?os, al que le diagnosticaron depresiones, es un buen ejemplo de lo que a juicio de los jefes del penal supone un riesgo potencial porque "sus alteraciones psicol¨®gicas le hacen vulnerable al reclutamiento y manipulaci¨®n de las organizaciones extremistas, las cuales explotar¨ªan su vulnerabilidad para utilizarlo en actividades terroristas", dice su informe. Zakir era mec¨¢nico de coches en un taller de su pueblo y acab¨® entren¨¢ndose en Al Faruq, uno de los campos terroristas de Al Qaeda. Tras cuatro a?os en Guant¨¢namo fue entregado a Albania.
En esa misma lista de enfermos de riesgo figur¨® durante a?os Ayman Said Abdul¨¢ Batarfi, de 41 a?os, m¨¦dico yemen¨ª de Osama Bin Laden en las cuevas de Tora Bora (Afganist¨¢n). "Tiene buena salud, pero pobre estado mental... paranoia y esquizofrenia. No es d¨®cil con el tratamiento a consecuencia de su psicosis", dice su informe secreto. Su cercan¨ªa al jefe de Al Qaeda, a su escudero egipcio Ayman al Zawahiri y a los combatientes yihadistas a los que asisti¨® durante la invasi¨®n norteamericana de Afganist¨¢n en 2001 ha sido el argumento principal para mantenerlo preso durante siete a?os hasta su entrega a Yemen en 2009. "El detenido es extremadamente inteligente y ha facilitado mucha informaci¨®n sobre s¨ª mismo y otros asociados a la ONG Wafa Humanitarian Organization (para la que trabajaba)", dice el contraalmirante Buzby en su evaluaci¨®n. La lista de la potencial informaci¨®n que pod¨ªa facilitar en los interrogatorios es interminable. Un recluso que luch¨® en Tora Bora le acus¨® de hacerse el loco.
Los ancianos con demencia senil y depresi¨®n tambi¨¦n pueden ser terroristas, seg¨²n los par¨¢metros que rigen en Guant¨¢namo.
El afgano Mohamed Sadiq, de 89 a?os, entr¨® en el penal el 4 de mayo de 2002 y fue sometido a la prueba del pol¨ªgrafo, donde se demostr¨® que no sab¨ªa manejar el tel¨¦fono sat¨¦lite Thuraya que encontraron en un registro en su casa. Tampoco conoc¨ªa la identidad de una lista de tel¨¦fonos sospechosos de estar relacionados con el movimiento talib¨¢n. Pas¨® cuatro meses encerrado en su celda hasta que un informe del general de divisi¨®n Michael E. Dunlavey recomend¨® su entrega a las autoridades afganas por su enfermedad y porque no ten¨ªa "ning¨²n valor de inteligencia para EE UU".
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